
El camino del mediocampista chileno Erick Pulgar por el fútbol internacional ha sido casi siempre en silencio. Así, con bajo perfil, fue que llegó desde su Antofagasta natal a Universidad Católica; también, sin hacer mucho ruido, partió a Italia para consolidar una más que respetable permanencia de siete años en la Serie A (Bologna y Fiorentina).
Sin aspavientos, llegó a Brasil tras un breve paso por Turquía, para transformarse en indiscutido en el club más popular del gigante sudamericano, Flamengo, y, entremedio, siempre más por el lado de la eficacia silenciosa que da la gran fanfarria, fue campeón de la Copa América Centenario con La Roja en 2016.
Es por ese perfil callado, tímido, siempre en segundo plano, que llama la atención poderosamente la entrevista que el volante dio a la cadena brasileña O Globo. Un viaje al lado más íntimo de Pulgar, en que habla sobre dolores familiares, luchas personales y momentos que prácticamente nunca había abordado frente a la opinión pública.
Erick Pulgar explicó la razón de su cuerpo tatuado
Uno de los aspectos en que profundizó el futbolista fue en el motivo para exhibir un cuerpo cubierto en un buen porcentaje por tatuajes.
Su primer dibujo corporal se lo hizo a los 13 años y a los 21 amplió esa práctica, justamente cuando dejó el hogar para comenzar su carrera futbolística fuera de casa. “Los tatuajes muestran cómo era mi vida hasta ese momento, cuando extrañaba mucho a mi gente. Sentía mucho dolor dentro de mí. No podía soportarlo. Hacerme los tatuajes fue como una terapia. Pude liberar ese dolor. Liberarme de muchos recuerdos de mi infancia, algunos de ellos malos”, dice Pulgar.

El mediocampista recuerda que la llegada a Italia no fue sencilla y que la lejanía lo hacía sufrir demasiado. “De la noche a la mañana dejé de vivir con mis hermanos y mi madre. Los extrañaba muchísimo. Era un idioma diferente y mis amigos no creaban un ambiente agradable. Viví en un hotel durante tres meses. Los extrañaba a todos, me sentía solo”.
A tanto llegó su nostalgia por la patria lejana que estuvo a punto de volver a su tierra. “No me importaba si me rescindían el contrato. Si no jugaba durante cinco años. Quería volver a Chile; incluso compré un pasaje. Le dije a un amigo, Luis, que no aguantaba más. Al día siguiente, llegué al hotel y allí estaban mi madre y Luis, con uno de mis agentes. Me dijeron que tenía que quedarme. Que no estaba solo. Salvaron mi carrera”, reveló.

Erick Pulgar y su apego familiar
Detalles asombrosos de su vida privada. Pulgar contó, por ejemplo, que en 2024 fue en auxilio de su hermana Paola, quien sufría depresión.
El futbolista pidió un permiso especial en el Fla y, cuando se le terminó, trajo a su hermana a vivir a Río de Janeiro. “Ella no quería ayuda. Hubo semanas, meses, en que se sentía mal. Siempre tuve miedo de perderla. Sabemos que la depresión es un tema muy complejo y cuando no te dejas ayudar, no puedes superarla”, relató.
Erick Pulgar cuenta que hoy en día, mientras atraviesa por la fase final de la recuperación tras fracturarse un pie, vive con su madre y su hermano menor, Cristóbal, en una casa del acomodado sector de Barra de Tijuca.
Una faceta nunca antes conocida de Erick Pulgar, uno de los futbolistas chilenos que más se consolidó en el plano internacional en los últimos años, pero que lo hizo siempre a su estilo, en silencio.