Por Patricio Erlandsen (@Pato_Erlandsen)abre en nueva pestaña ]

Recuerdo perfecto el día en que la Sociedad Anónima “Joya del Pacífico” asumió la concesión de Santiago Wanderers.

No me puedo olvidar de las palabras de Jorge Lafrentz, quien en 2008 prometía que en un plazo de dos a tres años, Wanderers estaría peleando siempre entre los cinco primeros

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y que desde el Puerto no saldrían jugadores para reforzar a otros elencos del fútbol chileno, especialmente a los grandes de Santiago. Nueve años han pasado desde aquellas palabras, que hoy suenan como un claro acto de demagogia. Aún recuerdo a Nicolás Ibáñez hijo, hablando de la profesionalización del club (¿qué será de él, que tan wanderino se declaraba? ¿alguien lo vio en el Estadio después del 2008?), comparando lo que sería esta nueva era del Decano con la que comandó el gremio autobusero. Reconozco que me entusiasmé, que llegué a creerme las palabras. Sin embargo, hoy me pregunto

¿Hay alguna diferencia entre la administración de Reinaldo Sánchez y la de la SADP?

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Sánchez y su gremio se fueron con duras acusaciones de haber despilfarrado una enorme cantidad de dinero. ¿No es eso lo mismo que ha pasado con la administración Ibáñez? Algunos responderán que la SADP llegó aportando en enorme capital y pagando deudas de arrastre. Pero, ¿no es eso lo mismo que hizo Sánchez, cuando el club se hundía en el último lugar de la Segunda División y la quiebra era un fantasma real? No se trata de defender a los microbuseros, pero la comparación es inevitable.

Dos ascensos, un título de Primera División y dos participaciones en Copa Sudamericana son el corolario de la anterior gestión en lo deportivo

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. Un ascenso, un subcampeonato y una participación en Sudamericana, los logros de la SADP. ¿No se ven grandes diferencias, verdad? Por el contrario,

la actual directiva sale perdiendo.

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Entonces, vale preguntarse.

¿Cuál es el verdadero cambio que ha tenido el club en estos últimos años?

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He escuchado a Lafrentz decir que ahora se le da desayuno a los niños que entrenan en Mantagua. ¿No debiera ser eso una obligación? Para qué hablar de lo económico y el orden que se prometió.

Hoy, la crisis es tan severa, que Santiago Wanderers tiene una de las planillas más baratas de Primera División, y por lo visto en las últimas fechas del Apertura y el debut del Clausura ante Universidad de Concepción, el panorama es negrísimo.

Difícil pedir más a un equipo que se reforzó con dos jugadores desechados por la UC y Colo-Colo y otro que viene de la Tercera División. Es increíble que Lafrentz, quien aprobó  millonarios contratos a futbolistas cuando la realidad del club no daba para eso, siga estando en nuestro club. Lamentablemente,

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salvo los chispazos del 2014 y el torneo dirigido por Alfredo Arias, el paso de la SADP no dista en mucho de lo hecho por los empresarios de los microbuses

de la Región de Valparaíso. No es fácil lo que se viene, no solo en lo deportivo.

El silencio de Ibáñez y Lafrentz y la soberbia de Miguel Bejide, nos tiene a los hinchas wanderinos sumidos en una incertidumbre total.

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No lo niego, tengo miedo de lo que viene. Nada peor que no saber qué es lo que pasará. Lo único claro es que tal como ayer en Concepción, donde fuimos locales,

el wanderino seguirá estando allí.

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