Por Patricio Erlandsen (@Pato_Erlandsen) Si bien a una columna de opinión no se le puede pedir ser "objetiva", por el sencillo hecho de que esa es una palabra que en periodismo no existe, sí se debe partir desde la base de la honestidad. Por lo mismo es que las primeras palabras de este texto tienen que ser en tono de disculpa. Fui uno de los tantos que cuando supo que Luis "Larry" Valenzuela- el jugador que venía de Deportes Melipilla- sería el último refuerzo de Wanderers, puso el grito al cielo. Enmarcada en la política de austeridad en materia de contrataciones que viene experimentado el "Decano", la llegada del formado en Colo-Colo aparentaba, en el papel, ser algo más para completar plantel que para ser un real aporte. Recuerdo claras mis palabras: "¿creen que con un jugador que viene de Segunda División nos vamos a salvar?". Y una vez más, la vida me enseña que no se puede ser absoluto en ninguna materia. Prejuzgué a un futbolista, solo por lo que venía exhibiendo en las últimas temporadas, pero lo cierto es que desde el primer partido, el volante mostró personalidad y fue sorprendiendo a todos los que dudábamos de si sería un real aporte. El gol en el Clásico con Everton ya lo hizo empezar a ser observado con otros ojos, pero lo que realmente me cautivó fue una actitud fuera de la cancha. Aprovechando el receso por la doble fecha FIFA, Eduardo Espinel dio libre al plantel. Pero Valenzuela llegó igualmente a Mantagua, entrenó con intensidad y declaró que "no estaba para regalar nada, porque estaba en Wanderers". Y ese "sacrificio" tuvo recompensas. Si ya en Antofagasta había sido, quizás el único punto alto del equipo, contra Palestino, sencillamente la rompió. Demostró que entiende lo que es jugar en este equipo y una prueba de ella fue su golazo. Fue al suelo, recuperó un balón, enfiló y sacó un derechazo enorme para poner el 1-0 y abrir la senda de la goleada (impensada ante los tetracolores). "Larry" ha sido, por lejos, la mejor contratación de Santiago Wanderers en esta temporada y hay que poner atención en esto. Una vez más, un jugador "picado" rinde en este equipo. Tal como en el 2001 y como en la campaña del 2014 con Astorga. Es raro, pero por algún extraño motivo, este club sirve para relanzar carreras. No sé el motivo, pero quizás haya que poner énfasis en ese aspecto para el futuro. Jugadores picados, aguerridos, con hambre…eso es lo que necesitamos. Bien Valenzuela, a seguir en la misma senda. No hay espacio para el relajo ni para volverse loco con los halagos. Le sacamos seis puntos a Cobresal, pero para mí, ahora se viene lo más difícil.
Columna