Tras varias semanas de disputa con la Iglesia Católica, el Estado boliviano garantizó el derecho a la interrupción del embarazo a una niña de 11 años que había sido violada en reiteradas ocasiones por un hombre de 61 años, padre de su padrastro.
La niña se encuentra estable luego del procedimiento, el cual se realizó pasadas las 21 semanas de gestación. La interrupción del embarazo pudo realizarse antes, pero el constante entrometimiento de la Iglesia y distintas organizaciones ligadas a ella, las cuales ejercían presión para que la familia llevara hasta el final el embarazo, lo que llevó a la Defensoría a acudir a la Fiscalía buscando que la menor de edad no sea obligada a ser madre.
Eduardo del Castillo, ministro de Gobierno, detalló el domingo que la operación fue realizada el pasado sábado, luego que la niña expresara que no quería nada en su vientre que fuera producto de una violación.
"La justicia ha determinado que el mayor bien es precautelar la vida de la niña porque no existían condiciones para que continuara con este embarazo", señaló del Castillo, además de recalcar que el procedimiento fue realizado en correspondencia a lo que dictan las leyes bolivianas.
El propio funcionario detalló que la pequeña fue dada de alta y está bajo el cuidado de la Defensoría de Yapacaní y repasó a las autoridades de la Iglesia Católica por oponerse al procedimiento, en vez de velar por el bienestar de la menor y condenar a los violadores. "Ese debería ser el principal rol de la iglesia", criticó.
La Defensoría del pueblo, Nadia Cruz, señaló que mantienen protegida a la niña y que se deben respetar los derechos a la integridad, confidencialidad y continuidad de su vida.