Mundo

Madre sentía temor de su hijo luego de que este la agrediera y controlara durante el confinamiento por la pandemia

La mujer asegura que su hijo de 13 años cada vez se volvía más violento, teniendo que dormir en un pieza encerrada con su otro hijo de 2 años por miedo a que los lastimara.

Los casos de violencia doméstica suelen ser, tristemente, de padres a hijos o de hombres a mujeres y viceversa. Sin embargo, durante la pandemia esto cambio drásticamente, dado que el confinamiento generó que los jóvenes se volvieran más agresivos y agredieran a sus padres, con casos donde se incluían a menores desde los cinco años, señaló la BBC.

Nick Corrigan, director de Media Academy Cyrmu y organizador del programa Parallel Lives, señala que "estar encerrados juntos" durante la pandemia agravó la situación para muchas familias. Tal como le sucedió a Lisa con James (cuyos nombres fueron cambiados para proteger su identidad), donde la mujer asegura que su hijo de 13 años se volvió violento durante el período que debieron mantenerse en casa, en Reino Unido. 

Agresiones físicas y psicológicas 

La madre del menor comenta que hubo un período en el que sintió mucho miedo por la conducta de su hijo, dado que esto fue de manera gradual y cada vez era peor, llegando a dormir continuamente con su otro hijo de dos años ya que creía que James podría dañarlos a ambos.

"Se quedaba en la cama todo el tiempo. Una vez quise levantarlo para cocinar un pollo con la familia. Simplemente se enojó sin motivo, fue a la sala de estar y lanzó al perro. Simplemente lo levantó y lo arrojó. El perro chillo y yo simplemente lo sostuve".

Esto despertó en la mujer la angustia que cualquier madre sentiría por su hijo. A medida que avanzaba el tiempo, el joven se volvía cada vez más violento y controlador con Lisa, llegándola a agredir física y psicológicamente. 

La madre comenta que una vez le dijo que bajara rápidamente para que pudieran salir, a lo que él respondió agresivamente "bajaré en un minuto", acto seguido Lisa señala que "corrió escaleras abajo y agarró mi mano con tanta fuerza que pensé que había abierto la herida. Sabía que me habían operado. Quería lastimarme de forma que la gente no lo viera o de forma que no quedara un moretón".

Intimidación escolar

Sin embargo, poco tiempo después la mujer se dio cuenta de que James no había empezado a tener estas conductas solo por el confinamiento, sino que era debido a las agresiones e intimidaciones que recibía por parte sus compañeros en el colegio, lo que generaba que se comportara de manera violenta en casa.

Lisa pidió ayuda a concejales, diputados, organizaciones benéficas, servicios sociales y policía, pero ninguno de ellos la pudo ayudar, ya que consideraban que James estaba viviendo en un "ambiente seguro" junto a su madre y hermano. 

Finalmente, la mujer encontró un curso de ayuda para ella y James, el cual era dirigido por la Organización Parallel Lives, financiado por el Ministerio del Interior Británico y supervisado por la Unidad de Prevención de la Violencia de Gales, quienes ayudaron "más allá de lo imaginado", según las palabras de Lisa.

Nick Corrigan, organizador del programa, indica que la mayoría de las agresiones de los niños se derivan de una necesidad insatisfecha; en el caso de James, el hecho de que lo acosaran fue el factor que detonó la situación..

Megan Davis, también del programa de Parallel Lives, enfatiza en que los menores "no se despiertan una mañana y quieren comportarse así", añadiendo que "están mostrando esos comportamientos como una forma de comunicación, de decir 'algo está pasando, necesito ayuda'".

Tags

Lo Último

Más de EnlaHora

Recomendados