El pasado domingo en la Isla Feroe se realizó un gran caza de delfines, actividad que se realiza hace más de 100 años y que es legal en Dinamarca. Sin embargo, las cosas se salieron de las manos por parte de los pescadores de la isla, mientras se realizaba la tradición, lo que generó un fuerte impacto en la población, según señaló la BBC.
La caza de mamíferos lleva el nombre de "grindadráp" y es un término que hace principalmente alusión a la caza y matanza de ballenas y delfines, la cual durante el fin de semana pasado generó una gran controversia para los habitantes de la isla, dado que cazaron alrededor de 1.400 delfines, un número desbordante incluso para los cazadores.
Olavur Sjurdarberg, presidente de la Asociación de Balleneros de las Islas Feroe, señaló que "cuando se encontró la manada, estimaron que solo había 200 delfines". No obstante, cuando se acercaron a la orilla, se dieron cuanta que el número era mucho más elevado y que nadie se percató de lo sucedido.
Motivo de la actividad
En cuanto al motivo de la actividad, los partidarios de la caza de ballenas y delfines aseguran que es una forma sostenible de recolectar alimentos que provienen del agua, además que aporta de manera significativa a su identidad cultural. Considerando esto, los cadáveres de animales fueron distribuidos entre los locales para su consumo.
De acuerdo a lo señalado por el Gobierno de las Islas Feroe, cada año se capturan un promedio de 600 ballenas, mientras que los delfines de flancos blancos son cazados en menor cantidad, la cual no supera a los 35.
Diferentes opiniones de los habitantes
Cabe señalar que nunca se había hecho una matanza tan grande en dicho país, por lo que esto provocó un fuerte impacto y conmoción en la población y en los activistas por los derechos de los animales, quienes señalaron que era un acto innecesario de realizar.
"Las cacerías de 'grindadráp' pueden convertirse en masacres prolongadas y desorganizadas", dice el grupo activista.
Mientras que otros mencionaban que podría ser una actividad "humana" si se realizaba de la forma correcta por parte de los cazadores, quienes poseen un certificado de formación oficial y utilizan una lanza especialmente diseñada, la cual corta la médula espinal de la ballena o delfín antes de cortar el cuello.