Este viernes la policía israelí reprimió a la multitud que asistía al funeral de la periodista de Al Jazeera Shireen Abu Aqleh, asesinada de un disparo en la cabeza mientras cubría una redada del Ejército en Cisjordania.
El cortejo fúnebre con el ataúd envuelto en la bandera palestina abandonó el Hospital Saint Joseph, en Jerusalén, rodeado de miles de personas, en dirección a la iglesia greco-católica melkita de la Ciudad Vieja (Abu Aqleh era cristiana) y luego al cementerio.
La policía israelí atacó a los a los asistentes, e incluso golpeó a quienes portaban el féretro, los que estuvieron a punto de dejarlo caer al suelo.
Los agentes además arrebataron la insignia palestina a algunos de los participantes. Según los israelíes, la bandera palestina no se puede mostrar en este, su territorio, que ocupó en 1967 y lo anexó unilateralmente en 1980.
Las autoridades israelíes justificaron la actuación de sus agentes alegando que un grupo de palestinos les habría lanzado piedras en el hospital, lo que no ha sido corroborado.