Vivir muy cerca de la costa implica el riesgo de la llegada del mar a la casa cuando sube la marea. En la localidad portuaria de Saint-Malo en Francia, tienen una vasta experiencia al respecto: la comuna tiene siglos de antigüedad, y una historia entrelazada con el mar y la piratería.
Por esta razón, Saint-Malo está rodeada de una pared fortificada que sirve como rompeolas, y que antiguamente sirvió también para proteger a los ciudadanos de ataques de corsarios desde el mar.
Cabe destacar que en esa pared hay casas capaces de soportar las inclemencias marinas gracias a la estructura y las ventanas reforzadas de cuatro capas de vidrio.
La marea en Saint Malo puede llegar a los 13 metros de altura, y la playa tiene una extensión de cerca de 50 metros. En este registro se puede ver cómo el mar avanzó toda esa distancia, golpeando la pared fortificada con olas gigantes.