Nacional

Madre de la teniente Fernández: “Nadie de la FACh nos llamó antes, durante ni después"

María Graciela Quintero repasó la "cadena de errores" en los que incurrió la FACh “para culpar a los pilotos” del accidente del CASA 212, en el que falleció su hija y lo que ha sido esta década sin ella, en medio de un duelo contenido que sólo vivirá cuando la justicia culpe a la institución.

Es jueves 19 de agosto de 2021 y María Graciela Quintero toma asiento en el sofá de su departamento muy cerca de un arrimo donde luce la fotografía jovial de su hija, la teniente de la Fuerza Aérea, Carolina Fernández, vistiendo el buzo de vuelo que usaba en sus misiones y que le recuerda frecuentemente a su madre, padre y hermanos, los 10 años en los que han tenido que aprender a vivir sin ella.

Aunque el contacto es telemático, recibe a En La Hora muy amable y dispuesta a contar cómo ha sido para la familia este periodo tras perder a la oficial, de entonces 26 años, en el trágico accidente que el 2 de septiembre de 2011, enlutó a las familias de los 21 pasajeros que componían la tripulación, funcionarios de la FACh, de TVN, del Desafío Levantemos Chile y del Ministerio de la Cultura, que abordaron ese viernes el vuelo sin retorno al Archipiélago Juan Fernández.

Sobre cómo se encuentran en la actualidad, señala que "estos 10 años han sido muy, muy difíciles. La verdad, recordar el momento es como volver a ese día, casi a las seis de la tarde, cuando me enteré por la televisión", enfatizando que nunca tuvieron una comunicación formal de lo sucedido, aunque su marido, Jorge Fernández, perteneció a esa rama castrense, hasta que llegaron a eso de las 21:30 horas al Grupo 10, como los demás familiares para saber cómo había ocurrido el siniestro.

"Existe un protocolo de llamado a los familiares para que justamente no pase esto de que uno se entere por un medio de comunicación. Nadie nos llamó antes, nadie nos llamó durante y nadie nos llamó después. Nunca, nunca recibimos un llamado de la institución", sentencia la madre de quien era comandante de la aeronave siniestrada, manifestando la decepción que desde ese momento y hasta hoy siente hacia de la Fuerza Aérea.

“La última vez que vi a mi hija”

Volviendo a las jornadas previas al accidente, María Graciela Quintero narra que como el viaje, que se había postergado en tres ocasiones, pertenecía a la Segunda Brigada Aérea de la Región de Antofagasta, Carolina, quien estaba destinada en esa unidad, voló desde allí a Santiago el jueves 1 de septiembre y llegó a su casa entre las dos y tres de la tarde.

"Almorzó con nosotros, regaloneó mucho porque ella era así, muy regalona. Me pidió que le tuviera charquicán, porque era fanática de ese plato. Almorzó, regaloneó un poco con su perrita y luego se recostó un rato. Me dijo: 'si no me despierto a las cinco, despiértame a esa hora'. Yo le dije: ¿tan luego?, y me contestó: 'es que tengo que hacer las comunicaciones con la DGAC", para interiorizarse de las condiciones climáticas.

En esa tarea estuvo hasta las diez de la noche y luego se fue a dormir. Al otro día le preparó su desayuno que consistía en frutas, yogurt y jugo, "y su padre la fue a dejar al Grupo 10. Esa fue la última vez que vi a mi hija", contó emocionada, aunque muy entera.

Cadena de errores y basura debajo de la alfombra

La teniente Carolina Fernández y el teniente Juan Pablo Mallea eran los pilotos de la aeronave siniestrada y todo este tiempo la justicia los ha sindicado como los responsables de que el CASA 212 se estrellara contra el mar sin dejar sobrevivientes, pese a que hay otros 13 efectivos que la misma institución puso a disposición y que sancionó justamente por eso.

"Personalmente, encuentro que es una canallada, porque todos sabemos que las instituciones armadas en el mundo, no sólo en Chile, son absolutamente jerarquizadas, por lo tanto, nadie va a decir: 'yo no hago esto porque no me parece o no estoy de acuerdo'. Ahí no hay posibilidades de decir no. Entonces, responsabilizar después a los pilotos de una cadena de errores, porque esta tragedia fue una cadena de errores que está establecida en la investigación", sostuvo la madre de la aviadora.

Sobre esos eslabones que contribuyeron a desencadenar la tragedia, María Graciela Quintero los enumeró uno por uno sosteniendo que lo que hizo la FACh fue "esconder la basura debajo de la alfombra", porque el vuelo estaba definido desde el inicio con Mallea pilotando y ella a cargo de las comunicaciones, roles que se invertirían al regreso que nunca sucedió.

"La empezó a esconder desde el día uno poniendo a una piloto como responsable cuando sabían perfectamente que ella no iba pilotando el avión. ¿Por qué? A conveniencia, mujer en un país machista, en una institución militar. Entonces, era conveniente. Nosotros sabíamos que no iba pilotando teníamos acá el computador donde estaba la programación del vuelo desde Antofagasta, y después eso fue corroborado por las imágenes de TVN, donde aparece claramente quién iba pilotando y quién iba haciendo las comunicaciones", sentenció.

Asimismo, contó que en las misiones hay tres cartillas de planificación: una en el avión, otra en el aeropuerto donde despega y la otra en el centro de operaciones y que “la explicación de la FACh es que todo se fue en el avión, las tres papeletas en el avión”.

"Después que no aparece documento alguno, ellos toman la planificación y la rehacen, y en eso aparece mágicamente que el avión iba con sobrecarga, ellos hacen los cálculos de carga, combustibles, pasajeros, ellos rearman esa programación y la entregan con una carga que no corresponde, porque todos los que declaran que están ahí en operaciones del Grupo 10, dicen que la teniente se preocupó personalmente que el señor (Felipe) Camiroaga no pesara más de 150 kilos con su mochila. Ellos comienzan a desviar la atención y eso es barrer la basura debajo de la alfombra", insistió.

Fallos disímiles

Requerida en cuanto al fallo de la Corte de Apelaciones de Valparaíso, que el 12 de julio pasado ordenó a Fisco la indemnización a 46 familiares de la mayoría de las víctimas del fatídico vuelo que tenía como destino la Isla Robinson Crusoe, y que recibirán en conjunto $6.900 millones, unos $150 millones por cada uno, la madre de la teniente Fernández dijo que la sentencia dejó fuera a las familias de los pilotos por considerarlos responsables del accidente.

“Eso no era así. Entonces, dime tú, quién con dos dedos de frente me va a decir a mí: ‘es que al parecer, es que no se sabía’. Pero si hay una cantidad de gente que sabe el orden de una tripulación, si ellos no toman un avión que está estacionado en el aeropuerto, les suben pasajeros y se van. ¡Por favor! Eso es lo duro para nosotros, no es el dinero, es de cierta manera que la Corte de Valparaíso está ratificando todas las mentiras de la Fuerza Aérea. Ése es el fondo del tema”, refutó.

Subrayó que están apelando este dictamen ante la Corte Suprema para que resuelva lo mismo que sentenció al Estado en mayo de 2020, que establece la responsabilidad de la Fuerza Aérea de Chile "por falta de servicio en la planificación del vuelo que despegó con menor reserva de combustible debido a sobrepeso" y significa una indemnización total de $1.286.660.160 a la cónyuge y los 4 hijos de Joaquín Aronolds Reyes, miembro del equipo del Desafío levantemos Chile, quien también falleció en la tragedia.

"Por ser los padres de los pilotos que son responsabilizados como causantes de la tragedia, no tenemos derecho a resarcir daño moral. O sea, el dolor nuestro, el daño moral nuestro de no tener a nuestros hijos vale cero peso para la justicia chilena. Somos los únicos padres de las 21 víctimas que no estamos considerados en la indemnización Para nosotros $150 millones por nuestra hija, ¡¿qué es eso?! Para nosotros nada. Lo que tiene significado es que le duela al Estado de Chile y que controle a sus instituciones, cómo funcionan, cómo se hacen cargo de esta tragedia".

“Así no crecen las instituciones, así no se hacen grandes. Una institución se hace grande cuando es capaz de ver, de mirar hacia adentro y corregir sus errores y decir: esto no nos puede volver a pasar y qué pasó”, expuso, en relación a la caída del avión Hércules C-130, el 9 de diciembre de 2019 en el Mar de Drake cuando volaba a la Antártica, en la que murieron 38 personas.

Justicia para un duelo en paz

A una década de la tragedia que le arrebató a su hija, la madre de la teniente Carolina Fernández sostiene que no tiene relación alguna con la institución y que jamás la han contactado para un acto conmemorativo o asistido a las misas anuales que las familias organizan para sus seres queridos.

Por ello, aclaró, no espera a estas alturas un mea culpa de la Fuerza Aérea, solo que ésta asuma su culpabilidad de todo el contexto que llevó a la pérdida de su hija, sensación que -afirma- es compartida por los familiares de los pasajeros y tripulación del CASA 212 con las que incluso integran un grupo de WhatsApp.

"Hemos llegado a la conclusión de cuan diferente hubiese sido que la institución, el comandante en jefe, las personas que dirigían en ese momento, se hubiesen plantado y dicho: 'sí, la responsabilidad es nuestra, porque el accidente fue una cadena de errores y aquí fallamos y ofrecemos desde el alma las disculpas a las familias y al país entero'. Eso hubiese cambiado todo el escenario, pero nadie hasta el momento lo ha hecho, por eso te digo que las personas que estaban a cargo estaban cuidando sus puestos, no les importó nada más", dijo enérgica.

No obstante, María Graciela Quintero enfatiza que lo que esperan es justicia para su hija Carolina y que las culpabilidades se asignen y se asuman en su justa medida. "Aquí son responsabilidades compartidas".

“Nosotros como familia de la teniente no nos negamos a que pueda haber una responsabilidad compartida o parte de la responsabilidad, un 10%, un 20%, lo que se determine, por el hecho de ir sentada en un puesto de mando de un avión, pero no podemos aceptar que el 100% de la responsabilidad sea de ellos (los pilotos) cuando hay una institución detrás que no tenían todo lo que debía tener para hacer un vuelo seguro con civiles”.

La huella de Carolina

Dejando de lado todo este tortuoso camino que ha generado la herida abierta, la mamá de la teniente Fernández se detiene a hablar de su hija y con voz tierna y conmovida señala: "Lo que yo tengo en mi corazón, de mi hija, es que fue una niña con valores y que los llevó a cabo, que lo que a ella se le enseñó lo practicó y lo pudimos ver, y lo hemos podido saber después de su muerte".

"Nosotros la conocimos en vida, y esta tragedia nos permitió haber conocido la parte profesional de ella, lejos de nosotros, como sus padres, y hemos sentido cada vez mucho orgullo de las cosas que nos cuentan sus compañeros, su gente, sus subalternos. Mi hija era inmensamente generosa en el amplio sentido de la palabra, hemos sabido de cosas que hacía y con lo poco que ella ganaba como teniente, hemos sabido de cosas realmente hermosas que hacía. Era inmensamente humana con la gente que trabajaba con ella".

Junto con declararse "orgullos y tranquilos, muy en paz que el paso de nuestra hija por esta tierra fue bueno y que está siendo recordada de muy linda manera", María Graciela Quintero expresa que de ahora en adelante "esperamos conseguir la tranquilidad para hacer el duelo, que no la hemos tenido".

“Ya que logramos sostenernos, podernos parar y enraizarnos, lo que esperamos es hacer nuestro duelo tranquilos, porque eso no lo hemos podido hacer, porque siempre hemos tenido que estar parándonos porque sale una cosa, sale otra. Desde un principio tuvimos que estar frenando a la institución con la información a cuentagotas y en forma errónea que daba, todos estos años hemos tenido que estar en eso, hasta ahora último que salió la resolución de Valparaíso”, concluyó.

Tags

Lo Último

Más de EnlaHora

Recomendados