A principios de agosto de 2023, la justicia rechazó la solicitud de revisión de sentencia, presentada por la defensa del excarabinero Patricio Maturana, condenado por apremios ilegítimos con resultado de lesiones graves gravísimas en contra de Fabiola Campillai.
El Ministerio Público comentó esta última resolución del Tribunal de Juicio Oral de San Bernardo, asegurando que en el momento del ataque del agente del Estado en contra de la actual senadora de la República, “sólo había gritos, insultos y unas pocas piedras”.
“En consecuencia, el contexto situacional no constituía un nivel de agresión que justificara el empleo de un arma de fuego menos letal como la carabina lanzagases. La sentencia dice que no hay una agresión ilegítima”, apuntó Gamal Massú, fiscal de Alta Complejidad Occidente.
¿Cuáles eran los argumentos de la defensa de Maturana?
La defensa de Maturana pedía aplicar la ley Naín-Retamal, asegurando que había actuado en defensa propia cuando con una bomba lacrimógena hirió a Campillay, mutilando su rostro, dejándola ciega, además de perder el olfato y el gusto.
Respecto de la solicitud, y la invocación de la ley Naín-Retamal, la abogada del expolicía, Catherine Lathrop, sostuvo que Maturana actuó “en función de una orden, temiendo gravemente por su integridad física y por las de sus compañeros, y en esa situación estaríamos en la hipótesis que avala la situación solicitada en términos de la aplicación de la ley Naín-Retamal”.
¿Cómo y cuándo ocurrieron los hechos?
El exuniformado fue condenado en octubre de 2022 a 12 años y 183 días de cárcel por apremios ilegítimos contra la actual senadora y según el fallo judicial Maturana contaba “con el pleno control del arma y de los efectos que conllevaba su uso indebido”.
“Esto es, disparando directamente a un reducido grupo de personas que se encontraba en la esquina (…) a una distancia de 50,6 metros y en un ángulo muy inferior al exigido por los reglamentos y protocolos internos de la institución y contrario a lo recomendado por el propio fabricante de la munición”, agrega el documento.
Los hechos se remontan a noviembre de 2019, en San Bernardo, cuando en el marco del estallido social, Campillai estaba en un paradero en la esquina del pasaje Ángel Guido con Fermín Vivaceta para ir a su trabajo cuando recibió el impacto del elemento disuasivo, lo que le causó la pérdida de la vista, el olfato y el gusto.
Cabe destacar que el caso se transformó en uno de los más emblemáticos de violaciones a los Derechos Humanos durante las protestas iniciadas en octubre, e incluso tuvo resonancia a nivel internacional.