Redes sociales y la dismorfia corporal: cuando la imagen digital nubla la real

Hay diversas situaciones que pueden detonar este famoso trastorno y que muchas veces son atribuibles a las redes sociales. Tales como selfies con miles de filtros y estereotipos de bellezas prácticamente inalcanzables.

La dismorfia corporal cuando la imagen digital nubla la real.

La Globalización, la masificación del Internet y el auge de las redes sociales ha significado que millones de personas de todo el mundo tengan acceso a la comunicación, diversificación de las culturas y la instantaneidad en cada proceso. A pesar de todos los beneficios que han traído estas nuevas formas de conectarnos, también ha generado diversas patologías en relación con la salud mental y a cómo nos percibimos.

Hablamos específicamente del Trastorno Dismórfico Corporal (TDC), una de las enfermedades que ha ido en aumento debido al auge de los estereotipos de belleza en plataformas como Instagram, TikTok y Facebook. Incluso, datos oficiales de la MSD Manuals, señalan que alrededor del 2% al 3% de las personas del mundo sufren de esta patología que afecta en su mayoría a mujeres.

Según la psicóloga Karen Duarte, esta alteración tiene netamente relación a que vivimos en una sociedad frustrada y ansiosa que intensifica cualquier padecimiento psicológico. “Hoy en día se rinde un culto al cuerpo desde un ideal, estándares de belleza que son inalcanzables, esto provoca que la persona que padece de dismorfia corporal rechace aún más su apariencia física”, explicó.

Es un trastorno de la salud mental.
Dismorfia corporal.Es un trastorno de la salud mental.

Las red flags de la dismorfia corporal

María José Pino fue diagnosticada con TDC y ha aprendido a convivir con esta distorsionada imagen sobre su cuerpo. “Es un proceso que no se lo deseo a nadie. A pesar de que hay días buenos y malos, la mayor parte del tiempo me cuestiono todo: al momento de vestirme, de comer y por sobre todo, cuando tengo que mirarme al espejo”, contó la joven.

A pesar de que la dismorfia corporal es un trastorno que debe ser diagnosticado, lo cierto es que también nos podemos dar cuenta cuando estamos percibiendo un reflejo negativo de nosotros mismos. Así lo reveló la psicóloga Pamela Yáñez, quien aseguró que es fundamental saber identificar estas señales.

“Podemos sospechar si notamos que pasamos mucho tiempo pensando en esa parte de nuestro cuerpo, si nos miramos o nos evitamos en el espejo con angustia, si nos tomamos muchas fotos para ver si ‘se ve peor o mejor’, si pedimos opiniones constantemente, si nos cambia el ánimo según cómo nos veamos y si estas preocupaciones afectan nuestra vida social, familiar o laboral. Por ejemplo, una mujer que deja de ir a la playa porque no soporta mostrar sus piernas, o un adolescente que no sube fotos nunca por miedo a las críticas, podría estar experimentando un nivel de dismorfia que requiere apoyo”, señaló.

Tal es el caso de María José, quien desde muy pequeña se sentía absolutamente incómoda con su cuerpo y que, debido a estas alertas que empezó a notar durante su adolescencia, decidió tomar cartas en el asunto. “Mi mamá comenzó a preocuparse porque ya no quería ir al colegio. Por ejemplo, sentía que la falda, que todas mis compañeras usaban, a mí me quedaba horrible, me sentía gorda, fea. Me mandaron con la orientadora por también otras situaciones, ahí notó algo extraño y le recomendó a mi mamá ir con la psicóloga”, reveló.

La disconformidad con la autonomía corporal es una de las razones por las que muchas mujeres evitan hacer su vida con cotidianeidad, y es que, sus mentes establecen un ideal que es precisamente imposible de alcanzar. Pero, ¿cómo podemos tratarnos si presentamos algunos de estos pensamientos?

Según Karen Duarte es fundamental ser escuchado y acompañado en cada momento. “Buscar ayuda profesional es clave, acá hay un conflicto interno, la terapia puede ayudar a comprender qué hay detrás de ese malestar con el cuerpo”, señaló.

Además de ello, también se recomienda trabajar conductualmente las ideas erróneas sobre nosotros mismos. Es decir, establecer rituales de revisión para evitar mirarse y compararse constantemente. Otro de los elementos claves es ponerse a prueba en situaciones que son difíciles de afrontar para así volverse a enfocar y establecer vínculos que van más allá de la apariencia física.

Es un trastorno de la salud mental.
Dismorfia corporal.Es un trastorno de la salud mental.

“En algunos casos, cuando la ansiedad es muy alta, se complementa con tratamiento psiquiátrico. Es importante que la familia apoye y no minimice el dolor de quien vive esta situación diciendo frases como ‘no es para tanto’ o ‘estás exagerando’, porque eso los aísla más”, complementó Pamela Yáñez.

La dismorfia corporal es brutalmente cruda cuando azota la vida de una persona, pero es aún más peligrosa cuando hay millones de mujeres que día a día se comparan en las redes sociales con cuerpos hegemónicamente perfectos que cumplen con todos los ideales de belleza que impone la sociedad y la nueva era digital.

El filtro que no se quita: las redes sociales y la dismorfia corporal

Según el estudio de la relación en el uso de Instagram y la satisfacción Corporal de la Universidad Autónoma de Barcelona, reveló que mientras más se usan las plataformas, los participantes experimentaban una mayor insatisfacción en su imagen corporal, especialmente si les dedicaban tres horas a la red social.

Y es que, es un hecho que las personas que navegan por estas aplicaciones comienzan a sentir una serie de inseguridades que podría gatillar en un Trastorno Dismórfico Corporal sobre todo si comenzamos a ver imágenes brutalmente perfectas y que son aplaudidas con millones de likes. Es ahí, que nuestra mente comienza a divagar y a preguntarse: “¿Por qué mi cuerpo no es lo suficientemente delgado?”, “¿Por qué su piel es perfecta?”, “No quiero sacarme fotos porque no soy tan bonita”.

Esta comparación, que muchas veces es casi inconsciente, tiene que ver con una búsqueda falsa de la perfección que distorsiona nuestras mentes. Incluso, cuando vemos un cuerpo real nos espantamos, porque estamos acostumbrados a los millones de filtros que ofrecen las redes sociales para ocultar quién en verdad somos.

“Es como si nuestro espejo se rompiera: no nos gusta cómo nos vemos sin ese filtro, porque nuestro cerebro ya se acostumbró a la versión editada. Por ejemplo, alguien que siempre usa un filtro que afina su nariz y agranda sus ojos puede sentir un fuerte rechazo al verse al natural. Además, las imágenes inalcanzables crean la ilusión de que hay un solo tipo de belleza, cuando la realidad es que los cuerpos sanos y bellos son diversos”, explicó Patricia Yáñez.

Es un trastorno de la salud mental.
Dismorfia corporalEs un trastorno de la salud mental.

María José Pino lo vive en carne propia, y aunque intenta día a día no cuestionarse y fortalecer su confianza, el ideal de las redes sociales empañan muchas veces el progreso mental.

“Tengo Instagram, Facebook y TikTok, porque no estar conectada no es opción. Pero obviamente, sufriendo de dismorfia corporal, es un tema cada vez que me dispongo a ver fotos o también a que mis amigas me saquen algunas y las suban así como así a cualquier red social… Es un tema complejo, porque no me gusta verme. A veces intento ser flexible y escoger algunas en las que ellas piensan que salgo bien, pero siempre las termino eliminando”, contó.

Pero, ¿qué podemos hacer para evitar compararnos con ideales de belleza en las redes sociales? Para Karen Duarte es fundamental realizar un trabajo interior potente. “Es necesario cuestionar los modelos de belleza impuestos por las redes sociales: ‘así te ves más linda’, ‘debes hacer esto’, ‘esto es lo mejor para ti’. Poder tomar distancia de esos mensajes y conectar con nuestra singularidad es un paso necesario para la aceptación del propio cuerpo”, señaló.

Otro tip realmente importante es comenzar a seguir cuentas que promuevan la diversidad corporal y el bienestar mental más allá de lo estético. “Sirve agradecer lo que nuestro cuerpo nos permite hacer en vez de centrarnos solo en cómo se ve. Por ejemplo, si un día sientes inseguridad por tu abdomen, piensa: ‘gracias a este cuerpo puedo bailar, trabajar, reír, abrazar’. Es clave recordar que el valor de las personas no está en su talla ni en su rostro, sino en cómo viven, aman y aportan al mundo”, añadió Patricia Yáñez.

El cuerpo: un templo de amor y cuidado

Tener una buena relación con nuestro cuerpo es fundamental para desarrollarnos como seres humanos en cualquier aspecto de nuestra vida. Por ello, este trastorno que muchas veces pasa desapercibido es fundamental que, en primera instancia, lo aceptemos, sea escuchado y luego tratado con la seriedad que merece.

Para Yánez, tener un vínculo saludable con nuestra imagen corporal no significa amarlo todos los días, sino establecer el debido respeto cuando este se someta a una serie de cambios como la maternidad, el ciclo hormonal y un sinfín de situaciones que no podemos controlar.

Cultivar la confianza en un mundo invadido por imágenes corporales falsas y brutalmente perfectas parece ser una misión imposible. En este aspecto, resulta casi un acto de rebeldía absoluto, cuidar de nuestra autoestima, y bienestar mental. Es importante ser amables con nosotros mismos, bajar las exigencias, proteger, pero sin castigarse y darle una mirada mucho más sana a tu imagen.

El cuerpo es un templo de sabiduría, es además nuestro medio de transporte en esta vida. Es necesario poder construir un vínculo más amable, poder escucharse, ser más respetuoso y realista con nosotros mismos”, cerró Karen Duarte.