
Víctor Merello dice que escuchó un grito que aún lo emociona, un gran grito de gargantas desesperadas. De 80 mil personas, hinchas de Cobreloa y el fútbol chileno. "El bullicio era enorme y no escuchabas ni a tus compañeros. Era ensordecedor", rememora. "Salí gritando, pensé en la alegría de la gente, en un país entero que vibraba con nosotros. Todos eso se junta en la cabeza. También recordé a mi familia, mis chicos, mis padres, mis hermanos, que estaban en Lota. Es una fracción de segundos, pero piensas en todas esas cosas", apunta.
El grito, los festejos y el carrerón eufórico ocurrieron hace casi 40 años (20 de noviembre de 1981), pero Víctor Alejandro Merello Escobar, el "Chueco", lo recuerda con nitidez. La pelota acababa de pasar sobre la barrera de Flamengo y el arquero Raúl se quedaba arrodillado, con las manos arriba, intentando vanamente atrapar los sueños naranjas. Cobreloa ganaba 1-0 la final de vuelta de la Copa Libertadores ante el poderoso Flamengo.
Y aunque los cariocas se quedaron con la corona (2-0 en el desempate jugado en Montevideo), el Cobreloa de los 80 mostraba su clase ante lo más granado del fútbol sudamericano.
El sueño de regresar versus una criticada realidad
Así de grande era el elenco naranja. Poderoso. En 2021, el escenario es otro. Con continuos vaivenes que lo tienen navegando en la incómoda Primera B. "Nunca imaginé que Cobreloa estaría en la B", reconoce Merello desde su casa en San Pedro de la Paz. "Como institución cambiaron las cosas en el tema económico: Ahora hay que buscar los recursos. Cobreloa hizo mal las cosas, muchos cambios y la directiva no logró ganarse el respeto para que las mineras la respaldaran", indica.
-¿Le gustaría ser el DT que saque a Cobreloa de esa división?
"He soñado con ser el técnico que devuelva a Cobreloa a la Primera División. Siempre he querido tener una nueva oportunidad. Uno sueña, pero Cobreloa está enfocado de otra manera. Hay clubes que utilizan a los jugadores históricos que conocen al club, pero allá no. Los dirigentes dimensionan de otra manera, se quieren apropiar de algo que no es de ellos sino de la comunidad. Muchos hinchas antiguos ya se fueron de Calama, pero la institución existe y las nuevas generaciones se empapan de fútbol".
-Usted ya estuvo en la banca loína en 2002.
"Sí. Yo dirigí la Sub 17 del club en Santiago. Después fui ayudante de (Oscar) Malbernat y luego asumí. No lo hice mal porque clasificamos a la segunda ronda de la Copa Libertadores y me tocó el lío con Olimpia, el de la famosa moneda (que golpeó al árbitro argentino Ángel Sánchez). Después supimos que Olimpia tenía que ser campeón porque celebraba los 100 años, y el presidente era un magnate y la Confederación Sudamericana está en Paraguay. A Cobreloa lo perjudicaron, tal como a Sao Caetano y otros clubes".
-¿Y por qué sale del club?
"Tuve problemas con un dirigente porque no me sentí respaldado y me pidió que contratara jugadores de un representante que trabajaba con él. Me hizo la guerra hasta que me sacó. Pero ese dirigente ya falleció así que...".
-Se refiere a Gerardo Mella.
"Sí, a él. Me hizo la guerra para armar plantel. Pero ya pasó".
-¿Y qué falta para volver?
"Mire, yo no me ando ofreciendo, confío en mi capacidad. Sé lo que calzo. Si me vienen a buscar, bienvenido".
Las históricas dos finales de Copa Libertadores
Volvemos a retroceder en el tiempo. A la final de 81. "Flamengo fue, por fútbol, el mejor rival que enfrentamos. Ese equipo fue la base del Brasil en el Mundial de España. Flamengo jugaba muy bien al fútbol, con Zico, Junior, Tita, Leandro...".

-En la final del 82 perdieron con Peñarol en Santiago. Con un gol de Fernando Morena a los 89 minutos.
"Sí, cuando nos convirtieron todos quedamos mudos. Y cuando nos dijeron que quedaban cuatro o cinco minutos, fue un golpe demasiado fuerte. Pagamos tributo a la inexperiencia de ir a buscar el triunfo, después de haber empatado en Uruguay (0-0). Sabíamos que la revancha iba a ser difícil, pero irresponsablemente cometimos el error de ir al ataque y nos pillaron de contra".
-¿Ha visto ese gol?
"Sí, lo he visto mucho. Me queda la sensación de que fueron errores nuestros. Se fueron los laterales, Mario Soto perdió una pelota arriba y quedamos desprotegidos. Son errores y se pagan caro. Uno se amarga porque era la segunda posibilidad de ir a un tercer partido y te aseguro que en Argentina seríamos locales y no nos iban a ganar por otras razones que supimos después".
-¿A qué se refiere?
"Ellos usaron aditivos y nosotros no. En 48 horas no se iban a recuperar, te lo aseguro, pero eso se supo después. Los uruguayos la usaban. Para qué estamos con cosas. Son detalles de todo lo que sucedió. Pero igual nos quedó la satisfacción de llegar a dos finales sin ser nadie, y eso dio a conocer a la institución y a los jugadores".
-¿Qué son los aditivos?
"Se ponían cosas. Pero ya pasó".
-¿Qué lugar ocupa el Cobreloa de los 80 en los mejores equipos chilenos de la historia?
"Por todo lo que hicimos debe estar entre los dos primeros lugares. Por resultados, el primero debe ser Colo Colo 91, por ser campeón. Pero también destaco al Colo Colo 73, porque a ellos también como que les robaron la posibilidad de ganar la Copa. Hubo muchas jugadas extrañas. En esa época, los partidos también se jugaban afuera de la cancha. Y recuerdo a la Unión 75, que tenía dos grandes equipos".
-Pese a su gran campaña no fue al Mundial de España por una decisión del DT Luis Santibáñez.
"Así es. No tengo nada contra don Lucho, incluso después me llevó a La Serena. Lo conversamos y reconoció que estuvo equivocado. Mi reproche es que me merecía una oportunidad. Yo era el mejor 8 que había en Chile y lo digo con respeto. No digo que conmigo Chile iba a clasificar a España sino que me merecía una oportunidad. En mi carrera me faltó ir a un Mundial".
-Víctor, ¿en qué ha cambiado el fútbol desde que usted jugaba?
"Andrijas Percic (DT croata que pasó por Antofagasta, Coquimbo Unido y Huachipato en los 90) hablaba del fútbol romántico. Y tenía razón. Antes, el espectáculo era más bonito en lo que indica jugar al fútbol: darse buenos pases, tirar buenos centros, hacer buenos goles. Eso cambió, Hoy es más atlético, hay más roce, menos espacios, se corre más de lo que se juega, es totalmente distinto. Un factor es la táctica, porque ponen mucha gente al medio; otro es que los técnicos están contra el reloj porque viven con la urgencia del resultado. Se hace monótono, anotan el 1-0 y echan al equipo para atrás. Los tiempos han cambiado".
-¿Qué jugador chileno le gusta?
"De los de ahora me llama la atención (Ignacio) Saavedra, el volante central de la Católica. Me fijo en que sabe jugar bien al fútbol. Una cosa es pichanguear, pero jugar bien al fútbol, en serio, es saber qué hacer con la pelota. Y él lo hace".