Marcelo Jiménez se ha convertido en uno de los referentes del Skate en Chile y se prepara para los Juegos Panamericanos de Santiago 2023, competencia en la que buscará la clasificación a los Juegos Olímpicos de París 2024. Sin embargo, deportista nacional tiene que combinar los entrenamientos con el ser padre día a día.
En conversación con En Cancha, el atleta Redbull se refirió a sus inicios en este deporte, donde sufrió un cambio radical de la Lucha Grecorromana a las patinetas. Gracias a esta nueva profesión, el chileno ha podido recorrer el mundo, vivir de su pasión y soportar las caídas.
Además, Jiménez se refirió a la inclusión del skate en los Juegos Olímpicos, que ha generado todo un debate dentro de la comunidad. Pese a eso, el santiaguino de 25 años aseguró que para él fue un gran avance, debido a que venía con el ritmo de los entrenamientos de los combates.
Por último, el skater nacional entregó sus recomendaciones para seguir expandiendo este deporte en Chile y señaló que en nuestro país faltan más competencias. En base a su experiencia en Brasil y Estados Unidos, principalmente, Marcelo Jiménez comentó que esto ha sido clave para que constantemente tengan representantes en los principales eventos a nivel mundial.
¿Cómo iniciaste tu carrera en el skate?
Me inicie a los 12 o 13 años. Con mi hermano hacíamos lucha olímpica, y un día llegó un amigo suyo con una tabla. Ahí a mi hermano le "picó el bichito" y se compró un skate. A mi de primera no me causó furor, pero cuando vi que mi hermano empezó a hacer trucos y a girar la tabla me convenció. Un día me preguntó si quería intentarlo y lo primero que recuerdo fue que me caí, eso fue lo que me gustó porque no es un deporte fácil y para andar necesitas tener confianza en ti mismo. De ahí en adelante empecé a usar la tabla de mi hermano.
¿En qué momento decidiste dedicarte al skate?
Desde chico que me gusta el deporte y siempre pensé en salir adelante gracias a esto, pero me motivé más cuando empecé a patinar y participé en mi primera competencia. Yo vengo de un barrio bajo y cuando gané mis primeros productos de skate me di cuenta que podía conseguir mis cosas. Eso fue un gran incentivo para andar en skate, pero cuando decidí que me quería dedicar profesionalmente al skate fue en mi primer viaje a Estados Unidos, que es la cuna del skate. Ahí vi cómo los skater trabajaban con las marcas, me abrió la mente totalmente.
¿Cuántos países has conocido gracias a este deporte?
No tengo un número, pero la mayoría de Sudamérica y lo más lejos que he llegado fue a China. Yo creo que unos 15 países, quizás un poco más. Es súper loco todo, porque nunca pensé que iba a poder viajar tanto y conocer lugares que veía en películas.
¿En qué sientes que te ayudó la lucha grecorromana en el skate?
Principalmente, la resistencia, fuerza y cómo caer. En el skate me ayudó a cómo caer, lo que pasa harto. Recuerdo que después de tres o cuatro años recién tuve mi primera lesión, eso me ayudó.
¿Cómo fue ese cambio de deporte?
Fue súper loco y tuve que empezar todo de cero. Lo que más me apasiona del skate es la comunidad, la gente es muy familiar y país que he pisado he podido encontrar un amigo. Es muy bonita esa hermandad que se hace en el skate.
El lugar del skate en el deporte chileno
¿En qué posición colocarías al skate dentro de los deportes en Chile?
Lo pondría en el quinto o sexto deporte, pero antes éramos como los últimos. Hoy está el fútbol, tenis, golf, básquetbol y otros más. Se nota un avance y un crecimiento del skate.
¿Crees que la profesionalización del skate ayudará a masificarlo?
Cuando se convirtió en deporte olímpico cambió la visión de todas las personas. Antes el skate era mirado como vago, cuando era chico le decía a mi mamá que iba a ser profesional en esto. Ella me apoyaba, pero pensaba que no podría llegar tan lejos. Ahora, se ha demostrado que se puede vivir del skate, aunque cuesta.
¿Qué te parece que el skate se haya transformado en una disciplina olímpica?
A mí me cayó como anillo al dedo, porque como venía de hacer lucha olímpica mantuve el mismo ritmo. Yo no tomaba ni fumaba, y en las olimpiadas está el doping. Pero también afectó mucho a la comunidad skater, porque no se veía a alguien entrenando y es un deporte muy individual. Además, se puede hacer de muchas formas, como para comprar pan, profesionalmente o como hobby. Esto generó un impacto, porque el skate era visto como una comunidad. Sin embargo, con las olimpiadas en Tokio esto fue cambiando. A la gente le gustó porque hay más apoyo y visibilidad.
¿Cómo crees que se puede acercar el skate a los niños?
Un punto fijo son programas en televisión y en los medios en general. También las competencias, hoy tenemos una o dos al año, mientras que en Brasil y Estados Unidos tienen todos los meses. Hay que incentivar las competencias.
¿Qué significa el skate para ti?
Para mí el skate es mi vida, es parte de mí. Si no tengo mi tabla siento que me falta algo, me ha dado mucho, una familia y amigos. Actualmente, vivo de esto y es mi vida.