Luis Felipe Pinilla era uno de los grandes proyectos de Universidad de Chile durante la época en que los azules eran adiestrados por Jorge Sampaoli. Casi un año después de ganar el título de Copa Sudamericana, debutaba de manera oficial en el 5-0 sobre Santiago Morning por Copa Chile, ingresando en los últimos 8 minutos en reemplazo de Francisco Castro.
Desde ahí, el joven atacante comenzó a alternar. El 2015, con Martín Lasarte fue cuando más jugó. Anotó dos goles en los siete partidos, pero luego se fue diluyendo lentamente. El 2016, con Sebastián Becaccece en el banco disputó solo dos encuentros, hasta que fue borrado por un acto de indisciplina.
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— En Cancha (@encanchacl) March 20, 2019
Terminó partiendo a Iberia de los Ángeles y el 2017 volvió a tener una oportunidad en Primera División, al ser contratado por Santiago Wanderers de Nicolás Córdova, pero nuevamente jugó poco, y además, coronó su nefasta campaña con un descenso a Primera B.
El 2018 fue horrendo. Lo finiquitaron en Valparaíso y se quedó sin club. Eso hasta ayer, cuando fue confirmado como refuerzo de Deportes Limache, elenco que milita en la Tercera División A (cuarta categoría del fútbol chileno).
En su regreso, a la actividad, Pinilla comentó a LUN que “estoy desilusionado de mí mismo. Veía los partidos de la U por televisión y me daba rabia. Antes sonaba mi celular todo el día, ahora no me llama nadie”.
La expromesa del cuadro azul se tiene fe y asegura que “esto es una revancha y estoy agradecido de poder volver a jugar. Mi carrera está marcada por dos cosas afuera de la cancha, por la inmadurez. Debí aprender, pero nadie está libre de pecado. Ahora me he cuidado en las comidas, he entrenado solo y me estoy poniendo a punto para responderle al club”.