Deportes Melipilla no solo sufre dentro de la cancha, sino que también fuera. Esto porque deben jugar “fuera de casa” debido a la suspensión de la postergada remodelación del Estadio Roberto Bravo Santibáñez.
En los últimos días reflotó el drama que vive el estadio del fútbol chileno, pues las obras quedaron a medio terminar luego de que en 2020 se paralizaran por la pandemia del COVID y que tres años más tarde se revocara la licitación, dejando el recinto con un avance del 70%.
Pero eso no es todo, ya que, además, las autoridades afirmaron que faltan 4 mil millones para terminar los trabajos.
Melipilla sufre económicamente sin el Roberto Bravo
La situación afecta particularmente a la escuadra del Potro Solitario que actualmente juega como local en el Soinca Bata, también de Melipilla, pero con una gran diferencia: el recinto tiene capacidad para no más de 900 espectadores, lo que causa mermas al no poder contar con aforos superiores.

El presente financiero de los blanquiazules es particularmente delicado: luego de ser revocado su título de Segunda División, se quedó sin el anhelado ascenso y la posibilidad de recibir ingresos por conceptos de derechos de TV. El problema es que, con la baja capacidad de aforo, las arcas se quedan casi vacías.
De hecho, el propio presidente de Deportes Melipilla, José Castillo, reconoció que las condiciones del reducto “son muy básicas, apuradito cumple las normas para jugar fútbol profesional”.
“En el Soinca Bata puedes meter 800 personas, con eso no nos da ni para pagar los guardias”, añadió el directivo en conversación exclusiva con En Cancha.
La situación administrativa de los Potros es extremadamente delicada, por lo mismo se realizó una campaña de recolección de fondos pero finalmente fue un fracaso.
“No se reunió casi nada de plata. Lo que sí nos ha ayudado es una agrupación que nos ha aportado en varias circunstancias y se agradece”, agrega Castillo. “Lo otro son aportes personales y de dirigentes, porque tenemos muy pocos auspiciadores”, afirmó.