Hace rato que Chile no saca delanteros goleadores. Tal vez la mayor prueba de eso radica en Fernando Zampedri, quien desde que aterrizó al país, ha sido indiscutiblemente el máximo anotador del fútbol nacional.
En 2025, quien registra más festejos en la Liga de Primera es Leonardo Valencia, mediocampista de Audax Italiano con 9 tantos. Para encontrar un “9″ chileno en la lista hay que bajar al puesto 23°, donde recién aparece Patricio Rubio con 4 goles en 17 fechas.
La Roja también ha sido víctima de esta ausencia de killers. En las Eliminatorias, Chile suma 9 goles en 16 fechas, explicando parte del desastre que vive el combinado nacional.
Pero, ¿qué pasó para llegar hasta este punto? Uno que sabe de goles es Leonardo Monje. La Pulga Atómica, que colgó los botines en 2017, conversó con En Cancha sobre la dramática ausencia de artilleros en nuestro país.
Al futbolista chileno le falta barrio
Para Monje, parte de la ausencia de goleadores de raza en Chile se explica por la despedida de las reconocidas “pichangas” en los barrios.
“Yo crecí jugando en la calle, en el barro, con lluvia. Muchos de mi generación fueron así. Mis hijos, en cambio, se criaron en un condominio, y era raro que salieran a jugar. Ahora prefieren estar bajo techo, con sus amigos encerrados, jugando Playstation”, apuntó.
“También hay más delincuencia, más miedo. Antes yo podía estar hasta las 11 de la noche en la calle con la pelota. Ahora es impensado”, complementó.
Para el exgoleador, un punto fundamental en el trabajo de un delantero tiene que ver con la picardía, la que se ha perdido en las nuevas generaciones. “Se ha perdido ese barrio, esa calle, esa viveza. Hoy los cabros están en las redes sociales, pegados al celular. Nosotros estábamos todo el día jugando a la pelota contra niños de otras edades, de otras poblaciones”, comentó.
Monje recalca que hoy los niños no consumen el fútbol chileno como antes. “Ahora les preguntas por un jugador de acá, de la Premier o del fútbol argentino y no tienen idea. Porque no ven fútbol. No lo consumen. Y eso, sumado a que no juegan en la calle, les pasa la cuenta. Es un tema más profundo, pero es real", admitió.
Este cúmulo de factores explica la ausencia de killers locales. “Hoy cuesta nombrar siete goleadores chilenos en el torneo. Se te acaban los nombres altiro. En cambio, hace 12 o 15 años, había muchos: Gabriel Vargas, Neira, Pato Galaz, Juan Quiroga, Carlos Villanueva, Matías Fernández, Chupete Suazo... Yo salí goleador peleando con cinco o seis monstruos", recalcó.
“Pasa lo mismo con los 10. Hoy cuesta nombrar cinco enganches chilenos. Y lo mismo con los que pateaban tiros libres. Hoy no se ve ese buen pie, antes tenías un montón: Villanueva, Riveros, Chucky González, varios. Ahora, ¿cuántos hay? Algo estamos haciendo mal", agregó.
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El trabajo en las inferiores
Hoy la Pulga Atómica es entrenador de la categoría Sub-16 de Santiago Morning. Según su análisis, el salto de las divisiones inferiores al plantel profesional es distinto.
“Yo siento que hoy en día se le da muy fácil la posibilidad al futbolista joven de debutar en Primera División. Antiguamente no existía la regla del sub-20 ni el tema del minutaje. El que estaba apto, jugaba, y el que no, simplemente no jugaba”, acusó.
“Ahora te obligan a meter a un juvenil o a un sub-20, y siento que muchos se relajan porque saben que los van a citar igual, que tienen que estar en cancha o en la banca por obligación”, relató.
Monje plantea una diferencia con generaciones anteriores. “Nosotros, en cambio, nos sacábamos la cresta con mis compañeros para que el técnico siquiera pensara en citarnos, porque antes iban 5 a la banca. Ese era nuestro objetivo. Y después, pelear el puesto. Hoy siento que se ha perdido ese hambre", concluyó.