Juan Abarca tenía apenas 18 años cuando el fútbol le abrió una puerta que pocos jugadores chilenos han tenido: entrenar en España con el Villarreal que venía de disputar las semifinales de Champions League.

Arturo Salah, entonces técnico de Huachipato —club donde se formó— fue quien recomendó a Manuel Pellegrini al actual defensor de Provincial Osorno. “Fue una experiencia inolvidable, enriquecedora en todos los sentidos y que me tomó completamente por sorpresa”, recuerda Abarca en conversación con En Cancha.

“Después del Sudamericano Sub 17, donde fui capitán, tuve una lesión y se cayó una venta que estaba prácticamente lista. Estuve un tiempo operado, me recuperé, y a los seis meses apareció esta opción de ir a España”.

El ex seleccionado chileno estuvo algunos meses en el Villarreal.
Juan Abarca.El ex seleccionado chileno estuvo algunos meses en el Villarreal.

“Llegaba al complejo y veía a Diego Forlán, Robert Pires, Marcos Senna, Juan Román Riquelme... y de pronto estaba entrenando con ellos. Era un sueño hecho realidad, pero no mágico. Fue un sueño construido con trabajo, esfuerzo y disciplina”, agregó.

“Robert Pires me saludó por mi nombre. No lo podía creer”

Abarca guarda recuerdos imborrables de aquella etapa. “Una de las primeras veces que entrené con el primer equipo, estaba esperando mi ropa en el vestuario y me toca el hombro Robert Pires. Me dice: ‘Buen día, Juan, ¿cómo estás?’. Yo no lo podía creer. Apenas había entrenado dos veces con ellos y él se acordaba de mi nombre. Me sentí muy importante”.

La experiencia también le dejó una lección sobre la diferencia de trato. “Los europeos son mucho más educados. Una vez tuve una jugada fuerte con Guille Franco, y Pellegrini intervino: ‘Ey, Guille, tranquilo’. Después me pidió disculpas. Yo me jugaba la vida en cada pelota, era mi forma de destacar”.

El día que Huachipato frenó su salto a Europa

Todo parecía encaminado para que Abarca siguiera en España. Sin embargo, cuando el Villarreal quiso extender su préstamo, Huachipato se negó a aceptar las condiciones.

“Huachipato dijo: ‘Si lo quieren un año más, es porque algo demostró. Entonces, si lo quieren, cómprenlo’. Y comenzó la negociación: ‘No, préstalo un año más, te pagamos por el préstamo’, y así. En medio de eso, yo me estaba recuperando de una lesión y prácticamente me obligaron a firmar contrato profesional con Huachipato, porque si no, me volvía lesionado, algo que le ha pasado a muchos jóvenes”.

Hoy, con el tiempo, Abarca no esconde su autocrítica. “Siempre he tenido eso en la cabeza. A veces pienso que fui hueón por quedarme y no irme a la mala, pero al final las cosas pasan por algo. Me quedé, no llegamos a un acuerdo, debuté de titular en Primera contra Católica y seguí jugando. Al año y medio, la U me compró”.

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