
Mauricio Arias (41), lateral nacional ex Universidad de Chile, Everton, entre otros equipos, conversó con En Cancha para analizar su presente en República Dominicana, donde vive su segunda etapa en la liga defendiendo la camiseta del Atlántico FC.
Tras un paso previo en 2021 por San Cristóbal, el Laucha este año al país caribeño para asumir un nuevo desafío en una liga que, según afirma, ha crecido de manera considerable en inversión, competitividad y presencia de extranjeros.
Además, Mauricio repasa su extenso recorrido en ligas exóticas como Malasia e Indonesia, donde fue campeón y peleó el premio al mejor extranjero. Cuenta cómo se adaptó al idioma, la comida, la disciplina cultural e incluso costumbres impensadas en el fútbol chileno, experiencias que hoy le permiten abrir puertas para otros jugadores nacionales.

Su presente en República Dominicana
- ¿Cómo ha sido su experiencia en República Dominicana desde este nuevo arribo?
Todo bien. Llegué en junio, a mitad de año. Tenía propuestas de dos equipos y, como venía jugando solo en un equipo amateur —incluso jugué Copa Chile con Pedro Rosales—, se abrió esta posibilidad y pude venir a jugar a la Primera División defendiendo la camiseta del Atlántico F.C.
- ¿Le sorprendió que surgiera esta opción considerando que estaba en un equipo amateur?
Sí, porque no es habitual que miren jugadores desde esa categoría, pero se dio gracias al conocimiento previo que algunos técnicos tenían de mi etapa anterior acá.
- Usted ya había jugado en República Dominicana. ¿Cómo fue ese primer paso por la liga?
Sí, estuve acá en 2021 en San Cristóbal. Ya conocía la liga y algunos técnicos me ubicaban, por lo que no necesité tiempo de adaptación. Estoy muy cómodo.
- ¿Qué tan determinante fue ese conocimiento previo para que volviera a elegir la liga?
Mucho, porque te permite llegar con un piso de confianza y sin tanta incertidumbre sobre cómo se juega o cómo se entrena.
- ¿Cómo evalúa esta segunda etapa en el país?
Muy buena. Estoy con Claudio Muñoz y Diego López, dos chilenos. Con Diego fuimos compañeros en Fernández Vial y con Claudio nos enfrentamos mucho. Estamos peleando entrar a la Liguilla, así que estoy contento con el rendimiento del equipo.
- ¿Qué les ha aportado a ustedes como grupo esa pequeña “colonia chilena”?
Nos ha dado unión, confianza y una adaptación más rápida. Tener compatriotas en un lugar tan distinto siempre suma.
- No es habitual ver chilenos en esa liga. ¿Cómo se dio esa reunión de compatriotas?
Yo estaba entrenando en otro equipo antes de venir acá. Ellos llegaron con el técnico Elvins, que asumió a comienzos del campeonato y se trajo a Diego y a Claudio. Luego me llamó y dejé otras propuestas de Chile para sumarme.
- ¿Qué lo convenció definitivamente para aceptar la propuesta del Atlántico?
El proyecto del club, del técnico y la opción real de ser titular desde el inicio. Hoy buscó quemar mis últimos cartuchos y sentirme importante.

Competitividad de la liga y su futuro
- Entre su primera y segunda etapa, ¿nota cambios en el fútbol dominicano?
Sí. En 2021 ya era competitiva, había jugadores con experiencia en Copa Libertadores. Pero ahora ha mejorado mucho en refuerzos e inversión. La liga está muy competitiva.
- ¿Ese crecimiento también se siente en el día a día del futbolista?
Sí, se nota en la intensidad de los entrenamientos y en la exigencia de los clubes.
- ¿Tiene decidido su futuro para la próxima temporada?
La idea es seguir hasta el final del campeonato. Si entramos a Liguilla, el torneo termina en abril; si no, en diciembre. La dirigencia quiere que continúe un año más, pero debo evaluar propuestas en Chile por temas familiares.
- ¿Esa decisión familiar podría pesar más que lo deportivo?
Sí, puede influir mucho. A veces el fútbol te lleva lejos, pero también uno quiere estar cerca de los suyos.
- Si regresa al país, ¿busca volver al fútbol profesional?
Sí, a Primera B o a Segunda Profesional. Me siento bien física y futbolísticamente. No he tenido lesiones y he jugado todos los partidos como titular.
- ¿Le gustaría cerrar su carrera en Chile?
Sería ideal, pero depende de los proyectos que aparezcan. Mi intención es volver al país el próximo año por temas familiares.
Vida en República Dominicana
- ¿Cómo es su vida fuera del fútbol?
Tranquila. Cuando uno piensa en República Dominicana, piensa en fiesta, alcohol y todo eso, pero no es así, al menos en mi caso. Hace mucho calor, por eso entrenamos a las 7 de la mañana. La gente es muy futbolera y nos tiene mucho cariño.
- ¿Qué es lo que más le ha sorprendido del día a día allá?
Lo cálida que es la gente. Siempre te saludan y apoyan, pese a que el deporte no es el más popular del país.
- República Dominicana suele asociarse a fiesta y playas. ¿Es así para un futbolista?
Entrenamos mucho, incluso con doble turno. Cuando hay día libre vamos a la playa, sí, pero estamos enfocados en entrar a Liguilla porque eso le ayuda mucho al club y a los jugadores locales, que pueden cobrar varios meses más.
- ¿Siente que existe una presión distinta a la liga de Chile, considerando el impacto económico en los jugadores locales?
Sí, ellos dependen mucho de clasificar. Eso te hace jugar con un plus de responsabilidad.
- ¿Hay diferencias importantes en sueldos o infraestructura respecto a Chile?
Sí. La liga tiene solo 11 años, los sueldos son menores, pero las instalaciones son buenas: gimnasio, canchas y lugares de trabajo. Van bien encaminados.
- ¿Cree que, con inversión, la liga podría convertirse en un destino más frecuente para chilenos?
Totalmente. El torneo crece rápido y podría atraer más jugadores.
Sus pasos por Malasia e Indonesia
- Antes jugó en destinos inusuales para un chileno: Malasia e Indonesia. ¿Cómo fueron esas etapas?
Muy buenas. Estuve un año en Malasia y tres en Indonesia. A Malasia llegué desde el fútbol argentino. Después, estando en Chile, apareció la oferta de Indonesia, donde pude ser campeón y pelear el premio a mejor extranjero.
- ¿Alguna anécdota curiosa de esos años?
Sí. Algo que nunca había visto en Chile: después de entrenar, mis compañeros prendían un cigarrillo delante del técnico, y él también fumaba. Esa libertad me sorprendió. Pero al momento de trabajar eran los primeros en llegar y en esforzarse. Dejé muy buenas amistades.



