Deportes Puerto Montt ya alista su regreso a Primera B donde ya presentó al entrenador nacional Emiliano Astorga, quien asumió el mando del Velero tras la salida de Jaime Pillo Vera.
Además del arribo del extécnico de Santiago Wanderers y Cobreloa, los albiverdes ya aseguraron a ocho de los futbolistas que se coronaron campeones de Segunda División, por lo que el primer equipo ya comienza a tomar forma para su retorno a la Liga de Ascenso.
Uno de los que se mantiene, de momento, es el capitán y referente del club, el todoterreno Harold Antiñirre, quien hace algunos días fue premiado como el mejor jugador de la categoría en la Gala Crack de TNT Sports.
“Lo pasé súper bien, me trataron excelente. Me quedé en el Sifup, en el complejo, me trataron de muy buena manera y todo fue muy lindo. Es una experiencia tremenda, la primera vez que me toca vivir algo así, sé que no va a ser la única”, comenzó señalando el zurdo.
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El líder de los Hijos del Temporal llegó a la capital de la Región de Los Lagos con apenas 14 años, dejando atrás una vida más pausada en Hornopirén, pueblo ubicado a más de tres horas de viaje, donde para cruzar el Estero Relocanví, había que hacerlo a través de transbordador.
- ¿Cómo fue estar rodeado de tantos cracks del fútbol chileno en la premiación?
Estaba bastante nervioso (risas), creo que más que en un partido de fútbol. Pero cuando llegué trataba de disfrutar el momento, porque al final son mis primeros momentos ahí y son los que nunca se olvidan. Así que trataba de disfrutar, de pasarla bien con mi pareja. De ver grandes estrellas, personas y leyendas en realidad de fútbol.
- ¿Esta gran temporada te la tomaste como una revancha por todo lo vivido con el club?
Sí, totalmente, cuando supimos que se complicaban las cosas en 2024, nos dijeron que busquemos club, pero nos mantuvimos fuertes en ese sentido, fuimos orgullosos y nos quedamos, aguantamos uno de los años más malos, no sé si de la historia del club, pero debe andar por ahí... estuvo a punto de desaparecer el club.
- Si bien eres canterano en Deportes Puerto Montt, tus primeros pasos fueron lejos de la ciudad...
Yo soy de Hualaihué, incluso nací allá en Hornopirén, soy de allá cien por ciento. Estuve ahí hasta los 13 o 14 años, después me tocó ir muy joven a Puerto Montt.
- ¿Cómo fueron tus inicios allá?, ¿cómo es que terminas llegando al Velero?
Fue bastante raro como llegué. Empecé jugando allá en Hualaihué, bueno, allá se juega el comunal y ahí jugué varios partidos. Después jugué un campeonato para el colegio y pasamos a un provincial, donde jugamos contra equipos de Puerto Montt, de Fresia. Tras ese buen rendimiento, Wladimir Herrera, que fue también jugador de Puerto Montt y oriundo de Hualaihué, conversó con mi padrastro y quedamos en que me iría a probar al club.
Al profesor de ese momento le gustó cómo jugaba, pero como se habían cerrado las inscripciones, me dijeron que venga a fin de año. También me salió una prueba en O’Higgins, pero en el club me señalaron que se iba a Rancagua, no me iban a poder inscribir después. Así que decidí buscar una opción en Puerto Montt.
- ¿A Puerto Montt llegaste solo?, ¿cómo afrontaste ese cambio tan abrupto de dejar el campo para marcharte a la ciudad?
Cuando tenía 14 años no me había dado cuenta del tremendo cambio en mi vida que estaba haciendo, porque estaba muy enfocado en jugar en Puerto Montt, eso pasó a segundo plano. Yo llegué solo, mi mamá me dio todo su apoyo junto a mi padrastro, ellos me apoyaron en todos los sentidos, él, por ejemplo, me ayudó a buscar una beca acá de estudio y tantas cosas más.
- ¿Hubo muchas complicaciones?
Llegué a los 14 años, me costó bastante, no sabía nada de las calles, no supe cómo llegar el primer día al liceo donde me habían matriculado. Además, como no teníamos muchos recursos económicos, no estaba muy cómodo, no lo pasaba bien todos los días. A veces no tenía para comprarme zapatillas, veía a mis compañeros que tenían buenos zapatos de fútbol y yo tenía solamente unos, que tenía que cuidarlos bastante, me tenían que durar.
Esas dificultades se transformaron en un tremendo impulso anímico, el hambre que me dio intentar salir adelante... creo que eso se ve reflejado ahora, ojalá más adelante siga consiguiendo cosas importantes.
- ¿Intentaste dejar la ciudad en algún momento?
No te lo voy a negar, se me pasó por la cabeza a veces, no siempre en realidad. Pero cuando estaba mal siempre intentaba regresar a Hornopirén. Pero después me daba cuenta que no era lo mío, porque cuando estaba de vacaciones iba a trabajar con mi padrastro y no me gustaba para nada.
Ese fue un motivo también para seguir jugando al fútbol, porque si me iba de vuelta ya tenía que buscar trabajo en el campo, y yo en mi mente decía ‘no, no puedo vivir de esto, voy a esforzarme lo más posible en el fútbol’.
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Me emocioné bastante cuando hice los dos goles, porque era como una revancha para mí. No me habían tocado cosas buenas en el fútbol. Siempre me tocó ser banca, me tocó descender, y fue como una revancha para mí.
También fue un alivio por todo el esfuerzo que hacía yo, que hacía mi familia. Y eso me mantiene contento, porque siento que cuando me va bien a mí, como yo no estoy allá en la comuna, la gente felicita mucho a mi mamá. Y eso me llena de orgullo, porque ella se merece todo ese agradecimiento. Es una mujer maravillosa para mí, siempre fue fundamental. Cuando estuve mal, siempre estuvo. Estoy agradecido de ella, y se merece todo lo bueno que le está pasando.
- Eres prácticamente un hijo ilustre de la comuna, tu madre debe estar muy orgullosa..
Después de mis logros harta gente se le acerca a mi mamá en el pueblo para felicitarla. Y cuando voy, los niños, la gente, me tratan muy bien. Podría decirse que sí, que soy casi un hijo ilustre allá.
Los niños cada vez se sienten más identificados con el club. Cuando yo estaba, era todo Colo Colo, la U, Católica. Y ahora hay niños que intentan ver los partidos porque estoy yo, y eso me mantiene contento. Igual se vuelven hinchas, y eso es bueno: ser del equipo de tu ciudad, o en este caso, ser del equipo más cercano a tu pueblo.
