Hace menos de un mes, el presidente de Blanco y Negro, Alfredo Stohwing, atendía la prensa luego de una reunión de directorio. Ante la consulta de un periodista que preguntó si se había resuelto la desvinculación del por ese entonces jefe de seguridad de Colo Colo, Luis Urzúa, el dirigente fue tajante: “Es falso, no se trató ese tema, no es cierto”.
Sin embargo el pasado jueves eso cambió. Blanco y Negro habría acatado las condiciones del Club Social y Deportivo Colo Colo, sin dejar de lado las presiones de la Garra Blanca -la barra brava del equipo- que pública y privadamente había exigido la desvinculación del otrora oficial de Carabineros, que se encontraba en el cargo desde 2015.
Es más, la propia permanencia del bloque Vial en la presidencia de la sociedad anónima pasó por este compromiso, cuando la corporación presidida por Matías Camacho condicionó sus dos votos en abril a la salida de Urzúa.
Incluso, el día que se hizo pública su desvinculación, el propio Camacho celebró la decisión de ByN compartiendo la noticia en Twitter con el siguiente mensaje: “El CSD Colo Colo ha impulsado la necesidad de un cambio profundo en la seguridad al interior del Estadio Monumental. Esperamos que esta salida implique una mejora sustantiva en el camino de resguardar y devolver dignidad al pueblo colocolino que asiste al estadio”.
Cabe recordar que durante el primer semestre hubo tres hechos de violencia en La Ruca que cuestionaron la labor de Urzúa, partiendo por el Superclásico con Universidad de Chile del 12 de marzo, luego el 12 de abril en el partido contra Monagas por Copa Libertadores y una semana más tarde el funeral de un barrista que irrumpió en el interior del reducto de Macul.
Los primeros dos incidentes le costaron sanciones al club y al recinto deportivo por parte de la ANFP y Conmebol: tres partidos sin público por el Campeonato Nacional y el cierre de la mitad del estadio contra Boca Juniors por la Libertadores.
En tanto en el interior del Monumental hay trabajadores que manejan otra teoría, haciendo relación con las salidas de otros funcionarios que han sido cercanos al accionista mayoritario de Blanco y Negro y rostro del bloque opositor. “Es el costo de su cercanía con (Aníbal) Mosa”, dicen.
El sobre azul
Luis Urzúa fue notificado de su despido por medio del gerente general, Alejandro Paul, con quien tuvo una breve reunión en la que habría argumentado como “razones políticas” su destitución. La despedida más sentida fue con los jugadores y cuerpo técnico, sorprendidos por la decisión que aleja a uno de los trabajadores que más confianza y cercanía tenía con el plantel.
Luego de aquello y como si fuera un futbolista más, Colo Colo informó del fin del contrato a través de un comunicado. “Agradecemos el compromiso del señor Urzúa con nuestra institución y le deseamos éxito en sus proyectos profesionales y personales”, incluía esta carta pública.
En el mismo comunicado se reveló el sucesor en aquel cargo, tratándose de Sergio Ocares, un coronel en retiro de Carabineros y reconocido hincha de Universidad de Chile. Es más, los propios seguidores albos descubrieron aquello indagando en sus redes sociales.
Lo cierto, es que su única experiencia en el fútbol es su paso por el polémico programa gubernamental Estadio Seguro.
El cambio del jefe de seguridad de Colo Colo se realizó en medio de varias fechas en que el primer equipo no está haciendo de local, ya que desde el domingo 20 de agosto que el Cacique no juega en el Estadio Monumental y recién lo volverá a hacer el jueves 14 de septiembre, cuando reciba a Deportes Copiapó en partido pendiente por la fecha 16 del Campeonato Nacional.
Antes, el cuadro popular visitará a la U en Santa Laura este sábado 2 de septiembre a las 15:00 horas, en una nueva edición del Superclásico del fútbol chileno.
