Mauricio Arias, histórico lateral izquierdo de Everton y protagonista de una de las finales más memorables del fútbol chileno, recordó en conversación con En Cancha uno de los episodios más llamativos —y menos conocidos— de la definición del Torneo de Apertura 2008, cuando los ruleteros dieron vuelta una serie que parecía imposible ante Colo Colo.

Arias revive el ambiente previo al partido decisivo en Viña del Mar, uno que ya venía cargado desde la semana anterior, cuando la primera final se suspendió por lluvia y terminó reprogramándose. “Pusieron otra butaca porque quería entrar más gente, porque si estaba ahí relleno, estaba repleto”, relata.

Contó cómo vivió la final del 2008 contra Colo Colo.
Mauricio Arias.Contó cómo vivió la final del 2008 contra Colo Colo.

La camiseta de campeón y la discoteca reservada

Según contó el exlateral, la motivación de Everton se encendió definitivamente cuando, en el túnel del Sausalito, descubrieron que Colo Colo ya tenía todo listo para celebrar el título antes de jugar.

“Ellos tenían las poleras listas de campeones”, recuerda Arias. De hecho, tomó una de esas camisetas y se la llevó al camarín para mostrársela a sus compañeros y al técnico Nelson Acosta. Fue ahí cuando soltó una frase que encendió al plantel oro y cielo.

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“Tienen la fiesta armada porque habían dicho que tenían cerrada una discoteca en Santiago y todo”, señaló, dejando en claro que ese detalle cambió por completo la mentalidad del equipo: “Los cabros entraron con otra mentalidad, entraron con una mentalidad distinta”.

El segundo tiempo perfecto

Everton necesitaba ganar por tres goles y, aunque el primer tiempo terminó 0-0 —con tres palos incluidos—, Arias señala que la reacción ruletera fue histórica: “El segundo tiempo fue todo nuestro... se dieron los tres goles que necesitábamos y nadie lo podía creer. Era imposible esa final. Fue una final épica, épica, épica”.

El triunfo terminó con una sequía de 36 años sin títulos para el club viñamarino. La celebración, en contraste con la fiesta anticipada del rival, fue improvisada y sencilla: “El presidente no tenía nada organizado… tenía un restaurante y nos fuimos a comer allá. Todo rápido, la gente lloraba”.

“Entramos en la historia”

Para el “Laucha”, ese título cambió su vida y le dejó un vínculo eterno con la ciudad: “Entramos en la historia. La gente hasta el día de hoy me quiere mucho… mi hijo nació en Viña, así que es muy especial”.

A más de 15 años del título, Arias recuerda esa tarde como un hito imborrable del fútbol chileno. Una final que pasó a la historia no solo por el marcador, sino por lo que ocurrió antes de que la pelota comenzara a rodar.

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