Santiago Wanderers consiguió este viernes uno de sus triunfos más significativos del último tiempo. En lo futbolístico, su victoria sobre Deportes Temuco en el sur le permitió quedar momentáneamente como único líder de Primera B y, a la espera del resultado de Deportes Copiapó, se asegura terminar la fecha en el primer lugar.
Pero en lo emotivo, fue una celebración de lujo en una fecha especial, justo el día que celebraba 133 años de vida.
El Decano del Fútbol Chileno, fundado el 15 de agosto de 1892 en Valparaíso, está amarrado eternamente al puerto; pese al “Santiago” que acompaña su nombre, y que se utilizó para diferenciarlo de Valparaíso Wanderers, un club de inmigrantes británicos que ya existía.
Con tres títulos de Primera División (además de las dos estrellas que pide que le reconozcan) y tres Copas Chile, es eterno candidato a ser considerado como “el cuarto grande”, más que por sus logros deportivos, por el fuerte arraigo popular que tiene y que pese a lo malo de sus campañas recientes, no ha disminuído su arrastre en las tribunas.
De hecho, se mantiene como uno de los equipos con mejor asistencia a los estadios en el Torneo de Ascenso, aunque ha tenido que jugar toda la temporada de local en Quillota, por el cierre temporal del Elías Figueroa (ex Playa Ancha) para ser sede del próximo Mundial Sub-20.
“Para hablar de Santiago Wanderers hay que hablar de la historia del fútbol chileno. Hay que hablar de los orígenes que se generan en los viejos callejones del puerto de Valparaíso”, señaló Pablo Lamm en DirecTV, en una editorial íntegramente dedicada al Decano.
“Santiago Wanderers es más que un club, para todos aquellos que han visitado Valparaíso o viven fuera de Chile, Wanderers es sinónimo de Valparaíso, están unidos con la ciudad”, agregó el comunicador.
“Desde cuando uno va por la Avenida Errázuriz para subir a Playa Ancha, lo primero que uno ve son las canchas de tierra del Alejo Barrios, donde se formaron muchos de los grandes cracks de la historia de Santiago Wanderers”, concluyó Flamm. “Wanderers es una sensación y un sentimiento que solo los porteños pueden entender”.
En su cuarta temporada consecutiva en Primera B (su estadía más larga en el Torneo de Ascenso este siglo) la espera por volver a los primeros planos se está volviendo eterna para los hinchas.
Pero de la mano de un DT que llegó como interino como Domingo Sorace -paradójicamente un histórico del archrrival, Everton, pero que ya lleva décadas en el club- la ilusión por regresar a Primera va creciendo fecha a fecha, y tuvo un empujón importante con la victoria sobre Temuco, la tercera consecutiva.
