Deportes Copiapó vive un momento dulce en la Primera B. Tras 23 fechas disputadas, el equipo nortino lidera la tabla con 40 puntos, una campaña que ha despertado la ilusión del regreso a Primera División y que tiene a la ciudad vibrando con cada presentación del equipo.
Al mando está Hernán Caputto, un entrenador que ha sabido armar un plantel prácticamente nuevo, con futbolistas jóvenes, experimentados y varios que buscan revancha tras no consolidarse en equipos grandes.
En charla con En Cancha, Caputto analiza el presente de Copiapó, la presión por el ascenso, la competitividad de la Primera B y hasta las diferencias con la Primera División, donde asegura que la ausencia del VAR es un factor decisivo.
-¿Cómo analiza lo que va de temporada con Deportes Copiapó? Van punteros, ¿están con la ilusión del ascenso?
La verdad que bien, contento, porque hemos tenido una regularidad en el año, y eso es muy bueno. Siempre digo que las regularidades son las que premian. El equipo ha sido muy firme de local y muy combativo de visita, eso nos ha mantenido en la posición en la que estamos. Hemos estado casi toda la temporada, en las 23 fechas, entre los tres o cuatro primeros, y ya llevamos más de siete semanas en el primer puesto. Eso es importante, pero también sabemos que lo que premia es el final. Lo tomamos con tranquilidad, humildad y trabajo. Además, es un equipo prácticamente nuevo, con jugadores que tienen hambre y muchas ganas, y estoy muy contento por eso.
-Para esta temporada cuenta con varios jugadores que quizás no tuvieron continuidad en equipos grandes y llegaron “picados” al club. ¿Cómo ha sido el trabajo para reencantarlos y darles confianza?
Más allá de los “picados”, que no sé si esa sea la palabra, son jugadores que yo conozco y que también me conocen a mí. Esa es la diferencia. Los tuve en selecciones juveniles cuando tenían 15, 16 o 17 años, y hoy ya tienen 23, 24, 27 o 28. Esa relación es importante porque me conocen como persona y yo los conozco como futbolistas. Además, varios se conocen entre sí, jugaron juntos o se formaron en clubes parecidos, y la vida los vuelve a juntar en Copiapó. Eso ha permitido armar un buen grupo, que siempre digo es fundamental. Pero también con los pies en la tierra, porque el torneo de la B es durísimo, se juega palmo a palmo hasta el final.
-Me hablaba de la regularidad del equipo. Aparte de eso, ¿cuál ha sido la clave para mantenerse arriba en la tabla?
Principalmente eso, la regularidad. Los equipos que ganan y no pierden mucho se mantienen en los primeros lugares. No sirve perder varias veces y luego ganar varias veces. Hay que cortar rápido las rachas negativas y alargar las positivas. Además, tenemos un equilibrio muy importante: en 23 fechas hicimos 30 goles y recibimos solo 13. Ese balance habla por sí solo.

-¿Estar punteros lo planificaron a inicio de temporada o hay cierta sorpresa?
Creo que sorprende más hacia afuera. Nosotros siempre nos trazamos el objetivo de buscar el ascenso, está claro. Todos los equipos intentan lo mismo, aunque con diferentes posibilidades de conseguirlo. Pero veo un equipo maduro, con jugadores experimentados y también jóvenes. Disfrutamos el momento, pero sabemos que queda mucho recorrido y debemos estar firmes hasta el final.
-¿Cómo se está viviendo esta campaña en la ciudad y entre los hinchas?
Muy bien. Copiapó es una ciudad cálida, no solo por el clima, sino también por su gente. Son cariñosos, incluso el año pasado, cuando estábamos últimos en Primera, se notaba. No es una hinchada masiva, pero siempre hay dos o tres mil personas acompañando al equipo en el estadio, alentando con fuerza. Eso los jugadores lo sienten y se agradece.
-¿Cómo maneja usted la ilusión que tiene el equipo, los jugadores y la dirigencia, junto con la presión que puede generar?
Tratamos de mantener la normalidad en el día a día. Siempre intento ser el mismo, ganando, empatando o perdiendo, tanto en la relación con los jugadores como en el entrenamiento. Cambiamos lo justo y necesario, pero no porque se gane o se pierda. La relación humana es lo más importante. También tenemos una muy buena comunicación con el presidente y el gerente deportivo, lo que ayuda muchísimo. Ellos están en todos los partidos, locales y de visita, y eso fortalece el grupo. Todos tenemos claro el objetivo, entrenamos bien y con los pies en la tierra, porque la B es muy competitiva y hay varios equipos cerca.
-Usted mencionaba la competitividad. ¿Qué tan complicada es realmente la Primera B?
Este es mi primer año dirigiendo en la B, aunque como jugador la viví. Es una categoría muy competitiva por la calidad de sus futbolistas. Hay jugadores que no tienen espacio en Primera A y vienen a la B, otros que hicieron gran parte de su carrera en Primera A y terminan acá, aportando experiencia, y también jóvenes que buscan hacerse un lugar. Además, hay factores como la geografía: en el norte los viajes son más largos, hay canchas sintéticas, y eso obliga a planificar distinto. Pero es parte del desafío y no debe agobiar.
-Usted dirigió el año pasado en Primera con Copiapó. ¿Qué diferencias encuentra entre Primera A y Primera B?
La principal diferencia es el VAR. En Primera existe, en la B no. Eso cambia mucho, porque ayuda a que los cobros sean más justos. Después, la resonancia de la Primera A es mucho mayor: en prensa, televisión, hinchada. También hay jugadores de selección o de equipos grandes que generan más repercusión. Pero en cuanto a competitividad, la B es muy exigente, sobre todo en la segunda rueda, cuando todos los equipos se juegan algo.
-Ya que menciona el VAR, ¿cree que debería implementarse en la B?
Yo creo que sí, porque le da más justicia al juego. A veces puede beneficiar y otras perjudicar, pero su objetivo es que haya más ojos tomando decisiones importantes. En la B todo recae en la terna arbitral, que puede acertar o equivocarse, como cualquier ser humano. El VAR ya está intrínseco en distintas ligas del mundo, y termina siendo decisivo en algunos torneos. No sé si acá no está por temas reglamentarios o de costos, pero sin duda sería beneficioso tenerlo en el futuro.
-¿Siente que Copiapó está en desventaja respecto a otros planteles que tienen más nombres, pero que futbolísticamente no rinden tanto?
Siempre digo que los grandes planteles se forman por el grupo, no por la individualidad. Esto es un juego colectivo. Puedes tener grandes nombres, pero si no funcionan en conjunto, aparecen los problemas. En nuestro caso, también tenemos algunos nombres importantes, aunque no con la relevancia de otros equipos, pero sí con experiencia. Y además, jóvenes con mucho talento y ganas. Yo conozco bien al jugador chileno y hay mucho talento. Hoy lo están demostrando, y me alegra seguir sacándoles el máximo hasta que termine el torneo.
-Para hablar de casos puntuales: Julio Fierro y Enzo Fernández, jugadores que en Colo Colo y la U no tuvieron continuidad, hoy se ven más maduros y empoderados. ¿Cómo los ve usted?
Muy bien. A ambos los conozco desde muy chicos, desde los 14 años, porque los tuve en selecciones y también en la U. Esa relación ayuda mucho porque ellos saben cómo soy yo y yo sé cómo son ellos. Eso les permite rendir mejor, porque el vínculo no es solo entrenador-jugador, también personal. Siempre digo que la tarea del entrenador es sacarle rendimiento al futbolista, sin importar su edad o nombre. Lo importante es que tenga ganas y se deje entrenar.