Víctor González Chang fue uno de los pilares del Coquimbo Unido que llegó a semifinales de la Copa Sudamericana el año pasado. Este año arribó a Unión La Calera, pero no ha tenido la continuidad que esperaba y la ausencia del capitán Christian Vilches le abrió las puertas de la titularidad. Las expectativas para el esperado choque contra Colo Colo, el club donde se formó, eran altas. Pero se fueron al suelo al inicio del partido.

Recién comenzaba el duelo en el estadio Nicolás Chahuán Nazar cuando un cabezazo sin gran trascendencia de Maximiliano Falcón fue hacia el sector de González, en el centro del área. El calvo defensor estiro la pierna hacia atrás para darle con el taco e intentar rechazarla, pero jamás imaginó que la pelota describiría la trayectoria de una perfecta parábola para hacerle el sombrerito a Alexis Martín Arias y clavarse en un rincón imposible del pórtico calerano. La fatalidad llegó en el inicio del partido.

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González vivió 90 minutos de angustia. Si bien nadie le recriminó nada, porque estaba claro que solo se trataba de mala suerte y de ninguna manera era una negligencia, González se contuvo. Ni siquiera el empate de Pedro Sánchez, en las postrimerías, le trajo la dosis de alivio que permitiera superar completamente el trago amargo.

Apenas Julio Bascuñán dio el silbatazo final, González Chang se encuclilló y se llevó las manos a la cara. El llanto contenido durante una hora y media surgió como un estallido. El jugador fue consolado por sus compañeros, pero no había cómo quitarle la pena. Se fue hacia el camarín, cubriéndose el rostro con la camiseta, y con una pena enorme.

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El momento del llanto de Víctor González Chang

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