
Coquimbo Unido vive un momento soñado. Aunque en el puerto de la Cuarta Región no quieren darse por vencedores, para nadie es un misterio que están a pocos partidos de asegurar el primer título de Primera División en la historia del club.
Sin grandes figuras mediáticas ni presupuestos rimbombantes, el cuadro de Esteban González ha encontrado una fórmula que combina esfuerzo, convicción y pertenencia.
Entre las figuras que sostienen este proceso está Miguel Pinto, exarquero de larga trayectoria en el fútbol chileno y hoy asistente técnico del conjunto aurinegro. Desde su retiro en la misma institución, el otrora seleccionado nacional asumió un nuevo rol dentro del vestuario.
En conversación con En Cancha, Pinto profundizó en la filosofía que sostiene al equipo, la relación con la hinchada y cómo se gestó la cohesión que hoy tiene a Coquimbo en lo más alto de la tabla.

“En Coquimbo primero se valora a la persona antes que al jugador”
—Miguel, ¿cómo explicas el rendimiento del equipo durante la temporada?
-Creo que la clave ha sido el trabajo y la forma en que entendemos lo que hacemos. Desde el primer día hablamos de valores: esfuerzo, perseverancia y compromiso. No hay una receta mágica, pero sí una idea clara de que en Coquimbo primero se valora a la persona antes que al jugador. Eso es lo que nos hace diferentes y genera un ambiente distinto, una confianza que termina reflejándose en la cancha.
—¿Y cómo se logra mantener esa identidad durante tanto tiempo?
-Con coherencia. Desde diciembre venimos con la misma línea de trabajo. El cuerpo técnico, los jugadores, el área médica, todos estamos alineados en un mismo objetivo. Aquí nadie se siente más que otro, todos empujan para el mismo lado.
—Coquimbo lleva meses peleando arriba, pero durante gran parte del torneo se habló más de la U o de Colo Colo. ¿Sintieron que no se los valoró?
-Es parte del fútbol. Sabemos cómo funciona el medio y cómo se comunica desde Santiago, donde se suele mirar más a los equipos grandes. Nosotros nunca nos preocupamos de eso. Trabajamos en silencio, con bajo perfil, sabiendo lo que somos y lo que podemos lograr.
—¿Y cómo se sostiene ese bajo perfil cuando los resultados los ponen tan cerca de un título histórico?
-Manteniendo los pies sobre la tierra. Nosotros creímos en este proyecto desde el primer día, incluso cuando nadie más lo hacía. No necesitamos validación externa. Lo importante es que los jugadores crean, y eso está más que conseguido.
—¿Esa mentalidad es algo que ustedes fomentan como cuerpo técnico?
-Sí, completamente. Es algo que se trabaja a diario, en las charlas, en los entrenamientos, en los pequeños detalles. Saber ganar y también saber sufrir. Este grupo entendió que las metas se alcanzan paso a paso, no prometiendo, sino cumpliendo.

La pasión del hincha Pirata
—Han sido casi imbatibles en el Sánchez Rumoroso. ¿Qué rol juega la gente en esta campaña?
-Gigante. El hincha de Coquimbo es un jugador más, sin duda. No solo de local: hasta cuando viajamos al norte o al sur, siempre hay gente esperándonos. El jugador siente ese respaldo. Cuando celebramos con ellos, cuando vemos familias completas alentando, eso te da un plus, te recuerda por qué estás haciendo esto.
—Da la impresión de que hay una conexión emocional fuerte entre el equipo y la ciudad...
-Exacto. Coquimbo tiene algo especial. La gente se identifica con la garra, con no rendirse nunca, y este equipo refleja eso en la cancha. Por eso cada triunfo lo vivimos juntos, porque sabemos lo que significa una victoria para la ciudad y en la vida de la gente. El jugador no se siente solo. Sabe que detrás hay una hinchada que empuja, que cree. Esa energía se transmite.
“Nuestro foco sigue siendo el día a día”
A 7 fechas del final del Campeonato Nacional, Coquimbo Unido le saca 15 puntos de distancia a su más cercano perseguidor, O’Higgins de Rancagua. Pese a la proximidad de una posible coronación, en el plantel optan por la calma.
—El equipo cada vez está más cerca del título... ¿Cómo manejan ese escenario sin perder el enfoque?
-Con mucha calma y mesura. Sabemos que es un logro importante, pero nuestro foco sigue siendo el día a día. Evaluamos cómo llega cada jugador, cómo entrenamos, cómo competimos el fin de semana. Esa mentalidad nos trajo hasta aquí y no la vamos a cambiar ahora.
—¿Y cómo se gestiona la presión de estar en la pelea directa por objetivos tan grandes?
-Con trabajo. No hay otra forma. Hemos aprendido a no ir ni muy adelante ni muy atrás, sino a concentrarnos en el presente. Cada partido es una final, pero lo tomamos con naturalidad.
—¿Se sienten listos para dar el salto internacional, considerando lo que viene en 2026?
-Sí, pero sin apurarnos. Lo que venga será consecuencia del proceso, no una meta desesperada. Este grupo tiene proyección, convicción y sobre todo hambre de seguir creciendo.