
La década de los 90 fue una de las mejores de nuestro fútbol chileno, no solo por cómo se vivía fuera de las canchas, también por la calidad de jugadores que llegaban a los equipos. Uno de ellos fue Jorge Roberto Cerino, un goleador de fuste que llegó a la Región de Coquimbo y se enamoró de ella.
Fue en 1993 que recaló en el puerto de Coquimbo, para ser flamante refuerzo del equipo de Pirata. Estuvo hasta comienzos de 1995 y luego partió a Liga de Quito, en donde no logró encontrarse con su mejor versión, por lo que optó por retornar ese mismo año al cuadro Filibusteros.

Luego de dos temporadas llenas de goles, en 1997 el técnico de turno decidió que no lo iba a considerar y le abrió las puertas de salida. Quien fue a buscarlo por la Ruta 5 Panamericana fue Deportes La Serena, que se aseguró inmediatamente la contratación del Potro.
El Potro y su cariño por Coquimbo Unido y La Serena
Jorge Cerino habló con En Cancha sobre el dispar momento que atraviesan ambos clubes, Coquimbo Unido ad portas de su primer título en Primera División y Deportes La Serena peleando por el descenso, dejando anécdotas tremendas y un mensaje que trasciende los colores.
Lee también:Iquique comienza a pensar en la Primera B: La Serena le gana y así queda la Tabla de Posiciones- Usted jugó en Coquimbo Unido y Deportes La Serena, archirrivales de la región, ¿qué sentimientos florecen al ver a uno ad portas del título y al otro peleando el descenso?
Por suerte me tocó jugar en ambos clubes, pero me identifico más con Coquimbo Unido, amo Coquimbo, amo el puerto. Tengo dos hijos que nacieron en Chile y son coquimbanos, así que mi lazo con la ciudad es inquebrantable. Con Deportes La Serena soy una persona muy agradecida, porque estuve dos años y medio y me trataron como si hubiese estado hace un siglo en el club, pese a venir desde la otra vereda.
- ¿Lo hicieron sentir querido en Serena?
No hay duda de aquello. Me contuvieron, me respetaron, me quisieron, me dieron la posibilidad de trabajar y siempre voy a estar agradecido de aquello, eso no se olvida. Yo entendí desde muy chico que hay que respetar la camiseta que uno defiende, entiendo a los que piden perdón cuando le marcan a un exclub, pero eso sería faltarle el respeto al equipo en el que estás en estos momentos, lo cual tampoco me parece justo.
- En resumen, su “amor” está con Coquimbo Unido, pero hay un gran respeto por La Serena, ¿no?
Yo siempre lo he dicho y lo seguiré diciendo, yo soy hincha de Coquimbo, amo a Coquimbo, pero Deportes La Serena siempre tendrá un lugar en mi corazón. De hecho, ahora me toca que en el cuerpo técnico hay varios conocidos, amigos míos que jugaron conmigo en algún momento de mi carrera.
- Con mayor razón hay sentimientos encontrados en este momento...
No sé si encontrados, más bien sinceros. Yo quiero que a Serena le vaya bien, que se salven y sigan muchos años más en Primera División, pero al mismo tiempo está el otro sentimiento de alegría de ver a Coquimbo Unido campeón, club que amo y con el que me identifico en su forma de vivir el fútbol. Es mitad y mitad, no es verso.
- Una postura que muchas veces el hincha no entiende...
Totalmente, pero es muy sencillo esto: ¿Me identifico y amo a Coquimbo? Sí, es verdad, ¿me identifico más con Coquimbo que con Serena? Obviamente que sí, pero el cariño es compartido y hoy hay personas que quiero mucho en el club. Uno siempre quiere que a los amigos les vaya bien, que a todos los clubes de la Cuarta Región les vaya lo mejor posible.
- Respecto a lo mismo, ¿cómo se comportó el hincha cuando lo vieron “traicionar” a su club?
Sinceramente, me putearon de los dos lados ajaja. Era inevitable que ocurriera eso. De todas formas lo entendieron bien, ya que sabían que mi salida de Coquimbo Unido no fue porque yo quisiera, fue más bien, porque el técnico me hizo echar. Entonces, se lo tomaron mejor de lo que uno piensa y estoy completamente agradecido de ello.







