
Unión Española vive uno de los momentos más dolorosos de su historia reciente y, en medio del golpe deportivo, la voz de quienes crecieron con el escudo adquiere un valor especial. En charla con En Cancha, Ramses Bustos, exdelantero formado en Santa Laura y declarado hincha hispano desde la infancia, repasa sin filtros lo que significó el descenso.
El exjugador estaba en el estadio junto a su hijo cuando se confirmó la pérdida de la categoría, una escena que mezcla fútbol y familia. Bustos reconoce que el impacto fue devastador.
Desde su mirada de exfutbolista y fanático, Bustos analiza los errores deportivos e institucionales que llevaron a este desenlace, expresa su preocupación por el futuro en la Primera B y no esconde su molestia con la dirigencia. Todo, con una certeza que repite: se sufre, se llora, pero se es de Unión para toda la vida.

- ¿Cómo estás después de estos días tan duros para el hincha de Unión?
Bien… dentro de todo. Igual uno está con pena. Todavía cuesta aceptar lo que pasó. He visto muchos videos, muchos mensajes de hinchas, y la noticia salió en todos lados. Fue un golpe trascendente.
- ¿Cómo se vive ese dolor cuando el escudo también representa infancia y familia?
Es un dolor grande. Yo estaba con mi hijo en el estadio y no me di cuenta de que él estaba llorando. Cuando lo vi, me dio una pena tremenda. Lo abracé y también me puse a llorar. Fue muy triste. Pero uno es de la Unión para toda la vida. Ahora solo pienso en que el próximo año tenemos que subir cuanto antes.
- Eres hincha de Unión desde niño y además jugaste en el club. ¿Qué sentiste en el momento en que se confirmó el descenso?
Mira, yo soy hincha de Unión desde que mi papá me llevó al Santa Laura cuando yo tenía ocho años. Somos de Conchalí y mi papá es de la Unión, así que crecí ahí. Ese fin de semana fui al estadio con mi hijo con la ilusión de que nos podíamos salvar. Pensábamos que Unión, de local, podía ganar y estirar la lucha una fecha más. Pero cuando O’Higgins nos hacen el 3-2, se notó en la cara de todos: cabizbajos, tristes. Fue duro para mí y para todos los hinchas de la Unión.
- ¿Cómo viste el gol que los sentenció a la Primera B?
Minutos antes, a Unión le habían anulado un gol que era el 3-2. Fueron segundos de una euforia tremenda. El estadio entero estaba empujando por el tercero. Pero por un error, en una pelota que no pudimos sacar, nos convierten el 3-2 y ahí creo que todos entendimos que estábamos en la B. Fue el balde de agua fría para todos.

- La Primera B es un torneo difícil. ¿Te preocupa cuánto pueda costar volver?
Me encantaría que la Unión subiera enseguida, pero soy realista: la B cuesta. Tengo ese miedo de que pase un año, dos, tres… Pero trato de ser optimista. La Unión es un grande, y los demás equipos también sienten ese respeto. Igual sé que la B es tremendamente difícil. Ojalá como institución se hagan mejor las cosas y el equipo pueda ascender lo antes posible. Es el consuelo que nos queda.
Errores institucionales y dirigenciales
- Desde tu mirada de exjugador e hincha, ¿cuáles fueron los principales errores que llevaron al descenso?
Son varios. Primero, lo de la cancha y las luces. No puede ser que hayan estado un año entero tratando de instalar luces… y todavía no estén. Jugamos de local en La Florida y en Viña por la Sudamericana. Eso es increíble. Son cosas básicas que Unión tiene que tener.
- Te molestó tener que jugar de local en el estadio del archirrival.
Imagínate. ¿Cómo vamos a ir a jugar al estadio del Audax? Y encima todos molestando toda la semana con “los de la B”. ¿Cómo Unión tiene que hacer de local ahí teniendo su propio estadio? Es porque hacemos las cosas mal. De verdad, esas cosas no las puedo entender. No me cabe en la cabeza.
- También se criticó mucho el precio de las entradas.
Exacto. Yo decía: en un partido como este, ¿por qué no ponen la entrada a mil pesos como hizo Limache? ¿Por qué no un 2x1? El estadio se habría llenado y la dirigencia habría ganado más. Sinceramente, no entiendo lo que hacen con el hincha de la Unión.
- En Cancha habló con Johnny Ashwell y defendió la labor de Jorge Segovia, aunque no esté en Chile. ¿Cómo ves tú su rol manejando el club desde el extranjero?
La verdad, no sé bien. Pero siento que no puede ser dueño del equipo y llevar tanto tiempo fuera sin venir. Entiendo que maneja todo por teléfono, pero no es lo mismo. Él debería venir, no sé, dos o tres veces al año. Es su equipo. El hincha siente que lo dejó de lado, que solo le interesa la plata. Y también está el tema de las torres que quería construir y no se las autorizaron… quizá se enojó y mandó todo a la mierda.
- ¿Entonces crees que su ciclo está cumplido?
Si va a seguir así, prefiero que lo venda. Quiero que lo compre gente que ame al equipo, que invierta en buenos jugadores, que remodele el estadio, que tengamos un campo de entrenamiento, como un equipo grande. Porque supe que este año muchas veces no tenían dónde entrenar: Mallorca, el Banco no sé cuánto, Santa Laura… no puede ser. Unión es un equipo importante.
- ¿Qué te pareció la conformación del plantel?
Siento que la Unión agarró lo que quedó, sin desmerecer a nadie. Pero Unión Española es un grande. Cuando yo jugaba ahí, tenía que matarme para poder ir citado porque había un nivel altísimo. Tenía compañeros como Manuel Neira… jugadores espectaculares. Hoy miro al banco y, sin faltar el respeto, me preguntaba: ¿quién entra a cambiar un partido? No teníamos nada. Eso me daba rabia.
- ¿Cuál fue la posición que más le penó a Unión en el año?
Un centrodelantero, por lejos. Yo decía que Unión siempre tenía un 9 de calidad. En los últimos años siempre hubo delanteros de clase: Gustavo Canales, Emanuel Herrera, Leo Monje… demasiados jugadores buenos. Pero ahora no tuvimos ninguno que la eche adentro. Ese fue problema tremendo.
- ¿Compartes que otro punto clave fue el tema del arco?
Sí, totalmente. Al principio estaba el uruguayo (Franco) Torgnascioli. Él fue fundamental en muchos partidos; yo fui al estadio todo el año y lo vi. Creo que también fue clave su salida. Se peleó con Cheíto Ramírez y se fue. Ahí empezó a pasarnos la cuenta no tenerlo. Para mí era una pieza clave.
- ¿No entendiste por qué permitieron su salida?
No, de verdad no lo entiendo. ¿Cómo permitieron que se fuera? No tiene explicación para mí.
- Después llegó Martín Parra.
Mira, no es por matarlo, pero yo no sé si Martín Parra es arquero para ser titular en Unión. No estuvo a la altura. El primer gol contra O’Higgins, para mí, se lo come él porque entra por el primer palo. Y así podría nombrarte muchos más. Yo fui a todos los partidos de local y lo vi. Y eso da rabia, porque no entiendo cómo se toman esas decisiones.

Los tres técnicos que tuvo Unión en 2025
- También hubo cambios de entrenador: salió el Coto Sierra, luego llegó Miguel Ramírez, y al final asumió Gonzalo Villagra como interino. ¿Cómo ves esa cadena de decisiones?
Una vez que salió el Coto, está bien, no venía haciendo un buen trabajo. Pero ¿cómo traemos al entrenador que se trajo después? Hay cosas en Unión que de verdad no entiendo. Se van sumando detalles y claramente termina pasando lo que pasó.
- ¿Qué grado de responsabilidad le asignas a cada técnico?
Para mí, Gonzalo Villagra no tuvo nada de culpa. El equipo mejoró, empezó a jugar mejor, tuvo mala suerte. Este equipo no tuvo suerte en todo el año. Con el Coto, el equipo tampoco jugaba bien. Y según entendí, él pidió jugadores y no se los trajeron; trajeron terceras o cuartas opciones. No sé cuánta culpa tiene ahí. Pero para mí, Cheíto tiene mucha culpa, ahí sentenciamos nuestra suerte. ¿Cómo contratas a un DT que dejó a otro equipo (Iquique) en el descenso?
- ¿Hubo jugadores que te gustaron a pesar del mal año?
Sí. El capitán, Pablo Aránguiz, para mí fue fenómeno. Se echó el equipo al hombro muchas veces. Una lástima lo que le pasó al final con la lesión. Yo siento que peleamos hasta el final por él. Y otro que me gustaba era Nico Díaz, el central. Pero se nos fue a mitad de año… el mejor de la defensa se fue. Es increíble.







