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Santiago Wanderers a las puertas del infierno: La otra terrible temporada en que se salvó con lo justo de caer al amateurismo

La mala campaña de este año hace recordar a los hinchas de Wanderers la ocasión en que el conjunto del Puerto estuvo muy cerca de bajar al amateurismo.

Santiago Wanderers atraviesa por una situación en extremo delicada. No terminal aún, quizás, pero que con justos motivos despierta nerviosismo en el Puerto. El "Decano", un cuadro fundamental del Fútbol Chileno, baila peligrosamente en la cornisa que lo puede llevar al abismo y, de no enmendar el rumbo, corre riesgo cierto de ser relegado a la tercera categoría en el panorama futbolero nacional, la Segunda División.

La implacable matemática muestra que el conjunto "Caturro" está en el puesto 15 de 17 participantes en la tabla de posiciones de Primera B, con 18 puntos, uno más que los colistas Deportes Recoleta y Fernández Vial. Mientras, en la tabla de promedios 2021/2022, que también castiga con un descenso, Wanderers está penúltimo, con magro porcentaje de 0,947.

En Valparaíso y en cada rincón del mundo donde haya un wanderino, el tema preocupa. Ni en la peor pesadilla del más pesimista estaba a inicios de la temporada un panorama tan crudo como el de hoy. Quedan todavía 13 fechas por disputar, es decir, camino para la recuperación hay, pero el solo hecho de imaginar una caída al Averno provoca pánico en los aficionados verdes.

La mala campaña hace recordar un año en que Santiago Wanderers estuvo muy cerca de convertirse en un cuadro amateur. 1992, año del centenario de tan longeva institución, estuvo marcado por el riesgo inminente de caer a la que entonces se llamaba Tercera División. Y en esa época el tema era distinto, pues de un golpe y sin paliativos, el equipo que descendía dejaba por completo el profesionalismo (pasaba a los registros de ANFA, de hecho) para entrar en un mundo del que era muy difícil escapar.

El horrendo comienzo de la temporada de Wanderers en 1992

Santiago Wanderers venía de descender desde Primera División en 1991. Un periodo oscuro en que en el club, sencillamente, nada funcionaba. El periodista e historiador del elenco wanderino Carlos Campos recuerda las penurias por las que en ese entonces atravesaba la institución. "Fue complicado. En la dirigencia había asumido un constructor civil, Juan Carlos Cisternas, porque nadie quería hacerse cargo del club. No había plata para armar equipo, nada, entonces los dirigentes consiguieron préstamos para contratar jugadores", recuerda.

Y entre los refuerzos, destacaban futbolistas que quedaron en el consciente colectivo del hincha chileno, como por ejemplo Rodrigo Goldberg y Mauricio Illesca (ex U), César Marín y Adolfo Ovalle (ex UC), Santiago Pizarro y Marcos Rodríguez (ex Everton). Pero pese a los nombres, el equipo no funcionó. En la primera rueda, con Armando Tobar como director técnico y el mítico Juan Olivares como preparador de arqueros, Wanderers fue un desastre y coronó su pésimo andar en la primera parte del torneo con una bochornosa caída por 9-1 ante Deportes Iquique, en el norte.

En total, Tobar estuvo nueve fechas al mando del conjunto porteño y cosechó cinco derrotas, una victoria y tres empates. Raúl Aravena tomó el interinato tras la salida de Tobar y estuvo hasta la fecha 12, pero el panorama cambió muy poco: Santiago Wanderers seguía a los tumbos, sumó dos derrotas más y un empate y en el Puerto solo se hablaba de una cosa: el destino era el descenso.

El punto de inflexión y la llegada de Reinaldo Sánchez a Wanderers

Wanderers estaba en un callejón sin salida. Último en la tabla de posiciones, incapaz de ganar, desmoralizado, destruido. Pero en el momento de máxima desolación, el destino comenzó a torcerse. La clave, paradójicamente, fue la llegada al club de Reinaldo Sánchez, hoy apuntado por muchos como el responsable del momento actual.

"La llegada del gremio autobusero, con Reinaldo Sánchez que era la cara visible de los Expresos Viña, le inyectó recursos al club. Plata fresca. Le descontaban a los conductores, los boletos de micro, todo eso comenzó a generar dineros que lograron sanear la institución", rememora Campos.

Por el lado dirigencial, recursos financieros muy bienvenidos; por la parte futbolística, el arribo del veterano Roque Mercury logró encender la llama de la recuperación. El avezado DT, junto con Isaac Carrasco quien llegó a asumir un rol similar a lo que hoy se conoce como gerencia técnica, fueron los responsables de cimentar la espectacular remontada caturra.

Mercury se hizo cargo en la fecha 12 y, desde allí, hasta el final del torneo (28 jornadas) Wanderers sumó ocho victorias, que le permitieron escaparse del temido descenso a Tercera. Al final, el elenco porteño finalizó ese torneo en el puesto 11, con 28 puntos (en ese entonces, las victorias se premiaban con solo dos unidades), solo cinco por encima del descendido a Tercera División, Iberia de Los Ángeles.

Un recuerdo ingrato, en que Santiago Wanderers estuvo en la UCI del Campeonato Nacional, pero logró salir adelante. Una historia de terror que los hinchas "Caturros" pensaron no volver a experimentar y que, hoy en día, reflota con vívida actualidad.

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