Tomás Costa fue una de las figuras importantes de la UC el 2011, tanto que permaneció por cerca de cinco años en la precordillera. El volante argentino, ya retirado, disputó 154 partidos por los "Cruzados" y marcó 8 goles, siendo recordado de buena manera por los hinchas, aunque algunos aún le enrostran un triste episodio.
Hablamos de la sorprendente definición perdida ante la Universidad de Chile el 2011, llamada la "final del cotillón", donde los "Cruzados" llegaron al partido de vuelta ante los azules festejando con todo pues habían derrotado a los dirigidos de Jorge Sampaoli por un cómodo 2-0 en la ida. Sin embargo, un 4-1 en la vuelta sepultó la ilusión.
"Me llevó tiempo superar ese episodio. Después recuerdo que hablé con Enrique Osses. Pero bueno, eso pasó y no quería saber nada. Me sentía culpable y responsable más que nada por toda la gente de Católica, principalmente por las personas que veía uno a diario en club. Estuve súper mal, y creo que ahí también pequé de inexperto", dijo Costa a Las Últimas Noticias, recordando que fue expulsado en esa final.
"Reconozco que fue duro, pero ya después lo fui enfrentando de otra manera. Además, era una gran oportunidad de conseguir un bicampeonato, pero bueno. Eso pasó y fue una gran enseñanza en lo personal", añadió.
"No veníamos celebrando"
Para la historia quedará la celebración anticipada en el bus de los "Cruzados", donde se podían ver challas y serpentinas, festejando antes de tiempo un título que nunca llegó. Costa piensa diferente: "No veníamos celebrando. Después que perdimos la final, quedó esa sensación de que estábamos celebrando. Pero eso no fue así".
Por último, abordó el presente de la Universidad Católica, que a pesar que no ha podido despegar en el torneo, lleva tres años liderando el fútbol chileno con comodidad.
"Hoy tiene un buen plantel, y espero que pueda remontar en los siguientes partidos. Uno sabe de las exigencias que le piden al equipo. Hay que tratar de competir, pero la Copa Libertadores es difícil porque no se pueden igualar las inversiones de los brasileños, o de Boca y River. Que no suene a excusa, pero es una realidad", finalizó.