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[OPINIÓN] La U: a punto de reprobar el año

Universidad de Chile vuelve a jugar con fuego. Lleva haciéndolo varias temporadas seguidas y ni un cambio en la propiedad la rescata de ahí, cercana al infierno.

Cuando todos creíamos que los nuevos controladores se instalarían con propuestas y fórmulas que removieran a la U de su peligrosa letanía institucional e intrascendencia deportiva, nos hemos encontrado con un presente más bien dramático: entrenador interino, plantel despotenciado, gerencia técnica sin una cabeza visible y un horizonte lleno de incertidumbre.

El inquietante silencio sobre los planes a futuro que tiene la nueva propiedad tampoco es una estrategia comunicacional que ayude a mejorar el estado de las cosas. Nadie les exige que transparenten el Master Plan que diseñan para que la U vuelva a ser el club grande que conocimos y no un remedo de institución popular que deambula por la medianía de la tabla. Pero sí es imperativo que por lo menos adelanten una hoja de ruta, entreguen señales de cuáles son los objetivos, dónde se van a poner los acentos, quiénes serán los que liderarán esta etapa. Nada distinto de lo que hace cualquier empresario o inversionista con sus trabajadores o accionistas.

Así como está, la U corre el serio riesgo de volver a sufrir una crisis de desconfianza de sus hinchas y simpatizantes, como sucedió en 2019

¿Hasta cuándo dejarán al mando a Esteban Valencia si los resultados son mediocres? ¿Fortalecerán al equipo si el objetivo es clasificar a un torneo internacional? ¿Quién definirá la llegada de un eventual refuerzo si aún no se sabe cuándo asumirá el ecuatoriano Luis Roggiero? ¿Qué incremento en el presupuesto se proyecta para la próxima temporada? Preguntas elementales del día a día que quedan sin respuestas y que, para el devenir universitario, ni la pandemia ni una primaria presidencial son capaces de soslayar.

Con el actual interregno directivo y la escasez de liderazgos presentes fuera y dentro de la cancha, donde sólo emerge como referencia el distante presidente de la concesionaria Azul Azul, Cristián Aubert, la U corre el serio riesgo de volver a sufrir una crisis de desconfianza de sus hinchas y simpatizantes -como sucedió en 2019 por los malos resultados del equipo-.

Hoy, parece que estamos a unos pocos pasos fallidos para que se engendre una atmósfera de total descrédito entre los seguidores azules que, por lo bajo, culmine en una generalizada indiferencia y progresivo alejamiento, sin descartar episodios de violencia comandada por los barristas más radicales.

Muchos dirán que nunca tanto, pero la U puede ser más que una pasión cuando los sentimientos de los que mandan permanecen ocultos.

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