Ayer un juvenil de la Universidad de Chile sufrió un intimidante asalto en la puerta del Centro Deportivo Azul, donde bajo la modalidad de portonazo perdió su vehículo a manos de cuatro delincuentes.
Bastián Orellana, pese al factor sorpresa del robo, se mostró calmo y no opuso resistencia, entregando su auto -que fue encontrado horas más tarde- a quienes lo amenazaron con armas de fuego a eso de las 8:30 de la mañana.
"Estaba esperando que me abrieran el portón y apareció un auto que me choca. Se bajaron cuatro tipos, dos por la derecha y dos por la izquierda. El que me bajó de mi auto estaba con el combo de construcción y el de la derecha con una pistola. Me rompieron el reloj de la muñeca, y como las llaves estaban en el auto, se fueron nomás. Fue en cosa de segundos", le contó el volante de 19 años a Las Últimas Noticias.
La potente reflexión tras el asalto
Orellana añadió: "Pensé en mis papás, me preocupé por ellos. Al margen de lo material, no quería darles un susto. Gracias a Dios no fue nada grave. Uno se pone a pensar la situación y claramente pudieron pasar cosas peores".
En el club lo auxiliaron de inmediato y ya le pusieron una sicóloga a su disposición, todo para poder superar rápidamente el episodio y que no le afecte en su quehacer diario.
Por último, el afectado entregó una potente reflexión: "Esto me deja muchas enseñanzas. Eran cabros chicos, eso me entristece mucho. Nosotros nos hemos criado en población, entonces esto es pan de cada día. No queda más que dar las gracias por poder estar hablando y que no sea mi madre la que tenga que decir que fui un buen joven (...). Más que rabia, me da tristeza por ver a jóvenes de 15 años, que teniendo un futuro por delante buscan el dinero fácil de esa manera".