Universidad de Chile ya se alista para uno de los partidos más importantes del semestre: la visita a Botafogo por la última fecha de la fase de grupos de la Copa Libertadores, donde podría sellar su clasificación a octavos de final.
Y mientras Gustavo Álvarez debe lidiar con la dosificación del plantel ante Limache y luego organizar el viaje a Brasil, en el otro lado del continente hay un detalle que podría inclinar la balanza.
Botafogo, su rival del próximo martes 27 de mayo llegará al duelo con más descanso, luego de que el propio club solicitara suspender su partido del Brasileirao ante Ceará, originalmente pactado para este fin de semana.
Botafogo quiere llegar en su mejor forma a enfrentar a la U
La Confederación Brasileña de Fútbol (CBF) aprobó la petición del Fogao, por lo que el compromiso fue reprogramado para inicios de junio, liberando completamente el calendario de los cariocas en la antesala del choque copero frente a la U.
Con esta modificación, el último apronte de Botafogo será este jueves 22 de mayo, cuando reciba a Capital por la Copa de Brasil, donde se especula que utilizará suplentes. Desde ahí, tendrá cuatro días para preparar el duelo clave frente a los azules, a diferencia del cuadro chileno que jugará este viernes y luego deberá viajar a Río de Janeiro.
Más allá de lo estrictamente deportivo, el cambio fue pensado para priorizar la Copa Libertadores, considerando que Botafogo aún mantiene chances de clasificar y que el grupo sigue completamente abierto.

El cansancio puede jugar un rol clave
Aunque a nivel reglamentario no hay cuestionamientos, lo cierto es que Botafogo llegará con ventaja en tiempos de recuperación física y desgaste, un punto que podría marcar diferencia en un grupo tan ajustado.
En paralelo y para contrarrestar el efecto del cansancio, Universidad de Chile enfrentará su último duelo con suplentes ante Limache, para luego definir en Brasil con sus mejores nombres disponibles.