Rodrigo Goldberg, exjugador y dirigente de Universidad de Chile, recordó cuando el conjunto azul estuvo muy cerca de sufrir su segunda quiebra de la historia cuando fue director deportivo entre 2019 y 2021.
“La U estaba en un momento muy difícil. Básicamente porque se acumulaba una deuda de, si no me equivoco, $14 mil millones. Y los dueños de ese minuto habían decidido no poner más plata", comenzó diciendo en el pódcast, El Gerente.
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Goldberg y la grave crisis que atravesó la U
Posteriormente, confesó: “Mucha gente no lo sabe, pero la U estuvo a punto de una segunda quiebra. En ese minuto nos dijeron que no había más plata”.
Según explicó, todos los días era una lucha constante para que la crisis fuera comprendida desde dentro.
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“Había que hacer entender la gravedad del momento. Que se necesitaba reorganizar todo y tomar muchas decisiones. Esa parte uno no la espera. Tú entras con ciertas expectativas y te encuentras con una realidad completamente distinta”, dijo.
Uno de los principales problemas era el tamaño desmedido de la institución, que en ese entonces estaba bajo la administración de Carlos Heller.
“Había un club sobredimensionado. Mucha gente en muchos puestos. Una sobredotación tremenda y totalmente inorgánica. Conversabas con alguien y te decía ‘mi cargo es este, pero en realidad hago esto’. Después ibas a otra oficina y pasaba lo mismo. Había hasta tres personas haciendo lo mismo”, añadió.
La falta de orden interno y los intereses personales terminaron de agravar la situación, de acuerdo a Goldberg.
En la U se aprovecharon de Heller, según el Polaco
“Para mí, lo más decepcionante fue ver cómo algunos se aprovecharon. No quiero santificar a nadie, porque él sabe que cometió errores, pero cuando Carlos Heller llega a la U y pone plata, varios afilaron los dientes y dijeron ‘esta es la mía’”.
Goldberg aseguró que había funcionarios que cobraban millonarios sueldos sin aportar al club: “Había gente ganando $1,5 o $2 millones de pesos por no hacer absolutamente nada”.
La situación incluso se trasladaba al primer equipo. “Los jugadores se saltaban al director deportivo y hablaban directamente con el dueño. Les subían el sueldo. De repente agarraba los informes y decía ‘¿de dónde sale esta cuestión?’. Era una locura. Cero conducto regular. Ahí te explicas por qué la deuda llegó a ese nivel”, cerró.