Mathías Corujo vive una nueva etapa lejos de las canchas, ahora como técnico del Oriental de La Paz, elenco de la Segunda División de Uruguay. Pese al tiempo, su paso por Universidad de Chile sigue muy presente y en diálogo con El Espectador Deportes, el charrúa recordó su exitoso ciclo en el cuadro estudiantil.

El Chiche llegó a la U en 2014, proveniente de Cerro Porteño, como uno de los refuerzos pedidos por Martín Lasarte. Su adaptación fue inmediata: se adueñó del carril derecho y fue clave en la obtención del Campeonato de Apertura 2014, además de sumar la Copa Chile y la Supercopa 2015.

El recuerdo de Corujo

Durante dos temporadas disputó 67 partidos oficiales y marcó 12 goles, un registro notable para un lateral, que además destacaba por su despliegue, garra y llegada al área rival.

A nivel títulos, Colo Colo saca una diferencia, pero la U de Chile es un club inmensamente grande. Su gente es una locura. No lo digo para quedar bien, la gente acompaña, te hace sentir espectacular, llena la cancha, es totalmente pasional", comenzó diciendo.

Es una cosa de locos jugar en la U. Yo me arrepiento hasta ahora de haberme ido del club”, complementó el exseleccionado uruguayo.

“Ese arrepentimiento de haber salido de la U va a estar siempre, mi mamá me dice que le gustaría que vuelva”Lee también“Ese arrepentimiento de haber salido de la U va a estar siempre, mi mamá me dice que le gustaría que vuelva”
Mathías Corujo, durante su etapa en los azules. Foto: Aton.
Universidad de Chile.Mathías Corujo, durante su etapa en los azules. Foto: Aton.

La salida y su relación con Beccacece

El último semestre de Corujo en el club coincidió con la llegada de Sebastián Beccacece, un periodo turbulento para el plantel. Si bien el uruguayo seguía rindiendo, el contexto no ayudó y terminó optando por partir a mitad de 2016.

“El último semestre tuve a Beccacece. En la U estaba andando muy bien, pero el jugador quiere más. Vine de la Copa América de Estados Unidos, donde jugué, aunque no clasificamos. Mi relación con Beccacece era buena, pero había tenido un par de cruces”, recordó.

Pese a esas diferencias, Corujo reconoció que el trabajo del DT dejó una huella en su forma de entender el fútbol, y posteriormente el inicio de su carrera en la banca.

“Él me abrió la mentalidad para trasladar las ideas que tengo como entrenador, me hizo ver el fútbol de otra manera. Le agradezco mucho, pero a nivel personal era otra cosa y ahí no compartía muchas cosas con él. Si él se quedaba, era uno u otro, y yo busqué la alternativa para irme”, admitió.

Entre los hinchas, el nombre de Corujo sigue siendo sinónimo de entrega y compromiso. El uruguayo se ganó el respeto no solo por su rendimiento, sino también por su forma de sentir la camiseta del Romántico Viajero.

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