La decisión de Gustavo Álvarez de comunicar que no seguirá en Universidad de Chile una vez finalizada la temporada abrió un debate profundo en el mundo azul, respecto a las responsabilidades y causas detrás de esta decisión.
No solo por el momento puntual, sino también por las razones que expuso: desgaste interno, diferencias de visión con la dirigencia y la sensación de que el proyecto deportivo para 2026 no irá acompañado del crecimiento estructural que esperaba.
Las similitudes entre Sergio Markarián y Álvarez en la U
Ese quiebre, que hoy tiene a la U enfrentando un futuro lleno de incertidumbre, revive un recuerdo de hace más de una década.
El último técnico que anunció su salida antes de que terminara el torneo fue Sergio Markarián en 2009, también en conferencia de prensa, y también apelando a una fatiga institucional que lo dejó fuera antes de tiempo… aunque terminó siendo campeón.
En aquel Apertura 2009, Markarián comunicó su salida justo después de que la U avanzara a semifinales, explicando que la distancia entre las exigencias que enfrentaba y las herramientas que le entregaba el club se había vuelto insostenible.
Lee tambiénComenzó la sillita musical: el DT que suena en O’Higgins y dejaría vía libre a Meneghini en la U“Estoy cansado porque esta institución no cumple con las obligaciones de un equipo grande y no tiene el poder para actuar como un equipo grande. Me voy por la diferencia entre las responsabilidades y la falta de fuerza que refleja esta institución”, lanzó el uruguayo, visiblemente molesto.
Esa conferencia marcó una ruptura pública con la dirigencia, en ese momento liderada por Federico Valdés. Markarián acusó falta de manejo dirigencial y un club incapaz de hacerse respetar.
“Hoy fue la gota que rebalsó el vaso, el club no tuvo el suficiente manejo para que no le pasen estas cosas”, dijo tras un arbitraje de Enrique Osses que provocó polémica pese a que los azules clasificaron esa tarde.
Y aunque aseguró que la decisión ya estaba tomada, reconoció que lo ocurrido ese día “lo obligó” a hacerlo público antes de tiempo. “Están sucediendo cosas raras en este torneo… hay reglamentos que cumplir, que nosotros tratamos de cumplir, pero no nos respetan”, detalló.
Como Álvarez hoy, Markarián también tenía contrato vigente, pero se aferró a una cláusula que le permitía abandonar la institución al término del Apertura.
“La dirigencia ya sabe mi posición desde hace un tiempo. Vamos a seguir a muerte los partidos que nos queden y después de eso dejaremos que otro técnico se haga cargo”, avisó.
La U terminaría siendo campeona del torneo semanas más tarde, derrotando a Unión Española en el Estadio Santa Laura en la final. Paradójicamente, Álvarez se despedirá de la hincha azul en el mismo recinto, hoy.
La confesión de Markarián
En 2017, el uruguayo profundizó en las verdaderas razones que lo llevaron a abandonar el proyecto de Universidad de Chile en ese entonces.
“Trabajé seis meses en una institución cuyo lugar de entrenamiento era un espacio público, con acceso a gente que más que ayudar quería perjudicar. Eso no estaba a tono con el espíritu con el que yo había ido”, relató.
Pese al desgaste, Markarián defendió su aporte, especialmente en la conformación del plantel que más tarde sería la base de la recordada temporada 2011. “Fuimos clave en la contratación de muchos jugadores que le dieron a la U no solo el éxito deportivo, sino la solidez económica que permitió ventas impresionantes”, recordó.
Además, atribuyó a su ciclo la construcción del Centro Deportivo Azul, actual lugar de entrenamiento del equipo, ya lejos del Caracol Azul donde trabajó el entrenador uruguayo.
“Tuvimos una gran influencia en una obra que -yo no la he visto- pero me cuentan que es uno de los centros de entrenamiento deportivo más importante de América. Siento que hice bien mi trabajo”, finalizó.
Hoy, el eco entre ambos casos es inevitable. Álvarez anunció que no seguirá mientras la U todavía compite por un objetivo crucial y con contrato hasta 2026; Markarián lo hizo rumbo al título de 2009, también agotado, también convencido de que el club no tenía la estructura para acompañar sus exigencias.
