
El cierre de la temporada dejó más preguntas que certezas en Universidad de Chile. La clasificación a Copa Sudamericana, lejos de cumplir el gran objetivo del año, abrió un período de evaluación profunda en el Centro Deportivo Azul.
Y en ese escenario, el foco se ha instalado con fuerza sobre el futuro de la banca, y especialmente de Gustavo Álvarez, cuyo ciclo parece entrar en una zona decisiva tras semanas marcadas por la tensión con la dirigencia.
La vía alternativa que la U planea ofrecerle a Álvarez
Hace solo unas horas, en la interna del club se confirmó el primer distanciamiento en las conversaciones entre el entrenador y la dirigencia. La propuesta de Álvarez fue pagar 250 mil dólares para destrabar su salida inmediata.
Sin embargo, desde Azul Azul la respuesta fue tajante. La U exige el pago total de la cláusula de salida, que asciende a 1,2 millones de dólares, cifra que hoy aparece como el principal obstáculo para cerrar su adiós.
El problema es que, a esta altura, el escenario juega en contra del propio entrenador. Gustavo Álvarez no tendría hoy el respaldo económico para cubrir ese monto y, además, según manejan en la interna del CDA, no existe por ahora una oferta formal de ningún club que esté dispuesto a asumir ese costo.
Lee tambiénYa hay primera oferta: la compleja negociación entre Universidad de Chile y Gustavo ÁlvarezEsta combinación torna prácticamente inviable una desvinculación inmediata bajo los términos actuales. Frente a este panorama, la dirigencia de Universidad de Chile comenzó a explorar una vía alternativa asesorada por su equipo jurídico.
La fórmula que se analiza es implementar una cláusula de pago en dos etapas: un primer abono inmediato para destrabar la salida, y un segundo pago obligatorio que se activaría una vez que Gustavo Álvarez encuentre nuevo club o asuma en una selección.

El temor de la U
La intención de Azul Azul es clara: proteger los intereses económicos del club y evitar que una eventual dilatación de las negociaciones termine beneficiando solo al DT. En el directorio existe la convicción de que este escenario podría estar siendo utilizado estratégicamente por terceros, que buscarían facilitar una salida “a costo cero” para el técnico.
De hecho, en la interna no pasa inadvertida una preocupación mayor: la posibilidad de que alguna selección o club esté detrás de esta operación, incluso la propia Selección Chilena, intentando aprovechar la posición contractual de Álvarez para forzar su salida gratis, sin asumir el costo de la cláusula.
Por ahora, esta fórmula jurídica sigue en etapa de análisis interno y no ha sido presentada formalmente al entorno del entrenador, por lo que también existe incertidumbre total respecto a si Gustavo Álvarez estaría dispuesto a aceptar un esquema de pago diferente, condicionado a su próximo destino.
Mientras tanto, el reloj avanza y la planificación del 2026 sigue en suspenso. En la U saben que cada día que pasa sin una definición en la banca condiciona decisiones clave del mercado de fichajes, especialmente en un año donde el presupuesto ya viene ajustado por la clasificación a Sudamericana.







