Barcelona de Xavi Hernández pegó con contundencia en el mejor escenario posible. El equipo dirigido por el otrora campeón del mundo golpeó con autoridad en el Santiago Bernabeú al Real Madrid en una nueva edición del derbi de España. El equipo catalán arroyó por 4-0 al trece veces campeón de Europa, que ni siquiera tuvo espacio para una reacción como la que tuvieron ante el PSG. El primer gol se gestó gracias a un triunfo de Ousmane Dembélé sobre Dani Carvajal, que encontró el remate de cabeza a placer de Pierre Aubameyang, que se mantenía tan libre de marca como Ronald Araujo tras un corner para marcar el segundo. En esta ocasión no había espacio para una reacción de orgullo madridista. Noqueado ante el vendaval, lo más cerca que estuvo del gol fue una devolución de balón de Luka Modric a Marc André Ter Stegen que se envenenó. La primera idea de Ancelotti duró 38 minutos que cambió tras recibir el segundo y de nuevo al descanso. Pasó a defensa de tres para meter a Mariano en punta. En un minuto de la reanudación el castigo no pudo ser mayor. Ferran Torres, con metros para correr y encarar a Courtois a los segundos del inicio de la segunda parte remataba al ángulo para el tercero blaugrana. Pierre Emerick Aubameyang fue la figura del partido. La exhibición de un futbolista que ha aportado en el mercado invernal el gol que demandaba el Barcelona, se cerró con un tanto polémico. Definió 'Auba' con clase en el cuarto, picando a la salida desesperada del portero madridista. Antes el juez de línea había levantado el banderín por la posición de Ferran y provocó, según Casemiro, que no siguiesen la jugada. No había solución para un día tan negro como su camiseta de estreno en el clásico para el Real Madrid. Deseó que el tiempo volase para escuchar el pitido final y se salvó de la 'manita' de la deshonra por Thibaut Courtois. Hasta diez atajadas, siempre vendido ante Ferran, Aubameyang, Dembélé y finalmente Memphis. La primera derrota liguera del líder en su estadio mancha una Liga que tiene en el bolsillo pero que debe certificar cuanto antes tras un golpe moral de un Barcelona que está de vuelta.