
Durante 50 minutos, los miles de hinchas italianos que llegaron al Estadio Luigi Ferraris de Génova para disfrutar una fiesta de rugby no lo podían creer. Durante 50 minutos, Los Cóndores se plantaron de igual a igual ante una de las potencias mundiales e incluso se alcanzaron a ilusionar con dar el mayor batacazo de su historia.
Pero al final, el peso específico de un rival con décadas de mayor ritmo internacional y un plantel acostumbrado a la alta competencia fue demasiado.
Chile, en uno de los partidos más relevantes de todos los tiempos, cumplió un papel más que decoroso ante Italia. Y aunque el marcador final (34-19) habla de una paliza, lo cierto es que las conclusiones tienen que ser positivas para el coach Pablo Lemoine, sobre todo pensando en la meta final: el Mundial 2027.
Lee tambiénTras retornar al top en peso ligero: los próximos desafíos de Jaula Bahamondes en la UFCLa Azzurra golpeó primero a los 7′ con un try de Ange Capuozzo, y a la media hora aumentaron con otra anotación de Tomassi di Bartolomeo. Pero el mismo sistema defensivo que permitió anular la potencia de Samoa en las Eliminatorias evitó que la sangría fuera mayor.
De hecho, Chile empezó a descontar, y con tries de Salvador Lues (40′) y Nicolás Saab (47′), más la precisión con los pies de Tomás Salas, el marcador quedó en un expectante 15-14 para los locales.
Ahí, lo que se suponía sería solo un trámite para Italia, se convirtió en un verdadero desafío. La ilusión no duró mucho, y con la diferencia de ritmo que solo da el roce internacional, más una banca que no hizo más que acrecentar la distancia entre uno y otro, la distancia se fue alargando.

Pero son las consecuencias de medirse a este tipo de selecciones, una instancia totalmente nueva para Los Cóndores. De hecho, la anotación en el minuto final de Nico Saab no fue solo para maquillar un poco el resultado final. También puede ser la advertencia de que Chile solo va en ascenso y que cada vez tiene más armas para enfrentar cara a cara a cualquiera.







