Era uno de los partidos más atractivos de la jornada en Roland Garros. Por un lado, Novak Djokovic, el tenista más ganador de la historia. Por el otro, Corentin Moutet, el pintoresco y a veces polémico tenista francés.
Con el apoyo del público local, Moutet lo intentó todo: tiros extraños, reclamos al árbitro y cualquier artimaña para tratar de desconcentrar a su oponente, pero al final no le sirvió de nada: perdió por 6-3, 6-2 y 7-6, aunque igual dio batalla durante más de tres horas.