
Es sin duda uno de los hechos más sorprendentes en la historia del tenis mundial. Y no es una exageración. Valentin Vacherot, un tenista monegasco que jamás había entrado al top 100 del ranking, que llegó fuera del top 200 y que primero tuvo que pasar por la qualy, ganó este domingo su primer título ATP, nada menos que en el Masters 1000 de Shanghái.
Casi con 27 años, es el campeón con peor ranking de este tipo de torneos y en este solo torneo ganó más del doble del dinero que había acumulado a lo largo de una poco brillante década de carrera. Y como guinda de la torta, en la final se encontró con otro protagonista sorpresivo, el francés Arthur Rinderknech, quien toca la casualidad que era su primo.

Y todo partió en la fase previa, aunque con un detalle: cuando Vacherot llegó a China, ni siquiera tenía seguro que pudiera participar en la qualy, y necesitó algunas deserciones para poder meterse. Ahí, debutó ganándole al estadounidense Nishesh Bashavareddy (113°) y luego al canadiense Liam Draxl (119°), dos partidos en los que tuvo que remar desde atrás tras perder el primer set.
Ya en el cuadro principal, se topó con el serbio Laslo Djere (82°), y luego dio su primer batacazo, derrotando al kazajo Alexander Bublik (17°), la que hasta entonces era la mejor victoria de su carrera.
Pero sería difícil encontrar a alguien que en ese entonces lo hubiese postulado al título, incluso si luego aprovechó una lesión del checo Tomas Machac (23°) para eliminar a otro cabeza de serie y avanzar, por primera vez, a octavos de final.

Como siempre hay que tener algo de suerte, ahí debería haberle tocado Jannik Sinner, pero el italiano se retiró en la ronda previa, dejando como su oponente al neerlandés Tallon Griekspoor (31°), al que solo pudo derrotar en un durísimo encuentro de casi dos horas y media.
Considerando todo, estar en cuartos de final ya parecía un tremendo logro para su carrera, pero nadie podía creer que ahí vendría lo mejor: primero eliminó al danés Holger Rune (11°), otra vez luego de perder el primer set, y después en semis a un claramente disminuido Novak Djokovic (5°), pero que igual se las había arreglado para llegar a semis.
Y para cerrar el triunfo contra su primo, el mismo con el que entrenaba en Texas cuando ambos soñaban con ser tenistas, y que ahora, al menos por un día, fueron los dueños del planeta tenis.