Novak Djokovic es, para la mayoría, el mejor tenista de todos los tiempos, y a los 38 años sigue plenamente vigente, aunque le esté costando mantenerle el ritmo a Jannik Sinner y Carlos Alcaraz, los dos dominadores del circuito que son casi dos décadas más jóvenes que él.

Por eso, es difícil imaginarlo en escenarios donde se sienta nervioso, o dudando de sus propias capacidades. Pero según confesó, las horas previas a su duelo de este martes contra Alejandro Tabilo lo tenían en un estado tensional poco habitual.

¿La razón? El duelo en el ATP de Atenas era su tercer enfrentamiento contra el chileno, con dos derrotas previas en los Masters 1000 de Roma y Montecarlo. De hecho, solo otros dos seres humanos en la historia lo habían enfrentado más de una vez, y lo habían vencido siempre.

Jannik Sinner vuelve a la cima: gana el Masters 1000 de París y es el nuevo N°1 del mundoLee tambiénJannik Sinner vuelve a la cima: gana el Masters 1000 de París y es el nuevo N°1 del mundo

Esa es la razón por la que su triunfo por segunda ronda se sintió especial, pese a que es un resultado que en los fríos números no le sumaba ni le quitaba nada dentro de su brillante carrera.

“Haber enfrentado a Tabilo, al que nunca le había ganado -habíamos jugado dos veces en arcilla y me ganó ambos duelos- me tenía bajo más presión y estrés en la previa que en otros partidos”, reconoció sorprendentemente el serbio luego de su victoria.

Un triunfo que, si bien fue por 7-6 y 6-1, no fue sencilla, en especial luego de un primer set que le tomó más de una hora y solo se resolvió mediante tie-break; no por nada, festejó llevarse esa manga inicial casi como si hubiera ganado un título, celebrando con el efusivo público que, obviamente, estaba a su favor.

El chileno perdió por primera vez contra Djokovic. EFE
Alejandro TabiloEl chileno perdió por primera vez contra Djokovic. EFE

En ese sentido, aunque se jugó en Grecia, Djokovic estaba de “local”. El ATP de Atenas es “su” torneo, la continuación del antiguo ATP de Belgrado que organizaba junto con su familia, pero que tuvo que mudar por los problemas que ha tenido en los últimos años con el gobierno serbio. Además, ya fijó su residencia definitiva en Grecia, lo que los helenos lo hayan adoptado como uno de los suyos.

“Tomé mucha energía y apoyo del público y quiero agradecerles”, apuntó en la cancha luego de la victoria, que lo instaló por 225a vez en los cuartos de final de un torneo. “Atenas se siente como en casa. Fue una gran experiencia sentir la hospitalidad del pueblo griego, por lo que este país es famoso mundialmente”.

¿Pudo ser distinto el resultado de haberse jugado en otro país, y otro torneo? Obviamente nunca lo sabremos, pero Tabilo al menos podrá contarle a sus nietos que, durante varias horas, tuvo nervioso al mejor de la historia. Por increíble que parezca.

abre en nueva pestañaabre en nueva pestañaabre en nueva pestaña