Santiago Wanderers vive tiempos turbulentos. En lo deportivo, el cuadro caturro ha venido en picada esta temporada, en la que comenzó con una impensada solidez, siendo puntero en Copa Chile y liderando durante varias jornadas el torneo de Primera B.
Actualmente, de los últimos 11 partidos, sumando ambos torneos, solo suma un triunfo. Esta situación provocó el despido hace dos semanas de Héctor Robles, DT escogido por Reinaldo Sánchez para comandar la misión retorno que se impuso el Decano este 2025, pero que terminó no resultando y yéndose por la puerta de atrás, sumamente criticado.
Extraño caso el del “Choro”, un hombre arraigado en la cultura colectiva wanderina. Campeón en el 2001 y entrenador de las series formativas por más de una década. Robles era un tipo querido en Valparaíso, pero lentamente ese cariño se fue transformando en molestia por parte de los hinchas cuando se le fue identificando como cercano a la familia Sánchez, que hoy cuenta con poco afecto entre los porteños.
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Robles, claro está, no llegó a tener la categoría de ídolo. Un estatus que pesa en el cuadro porteño si se analiza la forma en que han salido algunos de los jugadores más emblemáticos de la historia, no solo ahora. Nombres como Carlos Muñoz y Mauricio Viana, entre los más actuales; Jorge Garcés, Jorge Ormeño y Moisés Villarroel, por mencionar a otros campeones del 2001; David Pizarro, e incluso, Vicente Cantatore, miembro fundamental de recordado equipo de Los Panzers de 1968, tienen en común la triste forma en que se fueron de Santiago Wanderers.

Razones son variopintas. Hay quienes se fueron peleados con los dirigentes, otros tuvieron su responsabilidad por reprochables actitudes (según los hinchas) y algunos volvieron en gloria y majestad, pero tuvieron que partir de la peor forma.
“Esto siempre ha pasado en Santiago Wanderers”
¿Es Santiago Wanderers un club que no respeta a sus ídolos? La respuesta es relativa y depende de la figura. Muy distinto es lo que pasó con Jorge Ormeño y Moisés Villarroel, por ejemplo, comparado con David Pizarro. Los dos primeros, a nivel de hinchas, no han perdido su estatus, mientras que “Pek”, es definitivamente, persona non grata en el Puerto.
Lo que sí es claro, es que los personajes respetados y queridos en el Decano suelen no pasarlo bien. “Esto no es de ahora, ni tampoco de comienzos del 2000 con la era Sánchez. Por ejemplo, después del campeonato del año 1968, los dirigentes echaron a Vicente Cantatore en 1970, porque lo encontraban viejo. Se fue a Deportes Concepción, fue figura allá y después inició su carrera de técnico”, comenta el periodista, autor del libro Los Panzers del ’68 y amplio conocedor de la historia de Wanderers, Carlos Campos.
Es cierto, eso sí, que con Reinaldo Sánchez parecieran amplificarse estos problemas con los ídolos porteños. Moisés Villarroel, por ejemplo, fue echado del club, solo un día después de haber sido confirmado como entrenador a fines de la temporada 2020 por, supuestamente, haber validado una especie de rebelión de algunos futbolistas, entre los que se encontraba otro jugador considerado ídolo: Mauricio Viana.
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“Villarroel solidarizó con los jugadores de mayor edad a los cuales les habíamos avisado que ya no jugarían más por Santiago Wanderers”, comentó en aquella ocasión el empresario microbusero en este sitio, explicando la salida del mundialista del ’98, quien nunca más regresaría al club y al que, incluso, se le prohibió el ingreso al centro de entrenamiento ubicado en Mantagua. Sobre la salida de Viana, Sánchez lo sindicó como uno de los líderes de la revuelta. “A ese debí cortarlo cuando saqué del club a Alarcón y a Medel”, puntualizó.

Quien reemplazó al exlateral de la Selección Chilena fue otro ídolo total: Jorge Garcés. Pero el paso de ‘Peineta’ también terminó muy mal en 2021. Luego de una racha de malos resultados, los hinchas perdieron la paciencia con el DT, quien terminaría partiendo, incluso, insultado en el estadio.
También de muy mala forma y distanciado con los Sánchez se fue Carlos Muñoz, uno de los máximos goleadores históricos del Decano. El atacante dejó clara su postura contra la familia propietaria de la concesión una vez que fue confirmada su partida del club. “Me gustaría un cambio radical en Wanderers porque lo merece, con gente realmente capacitada para tomar las riendas del equipo”, expresó ‘Carlitos’ a los pocos días de irse por la puerta de atrás del club que lo formó.
La traumática salida de Jorge Ormeño
Otro que tuvo un triste final de su relación con Wanderers fue Jorge Ormeño. Carlos Campos recuerda que “ahí ya con la otra administración de Jorge Lafrentz, también hay problemas, porque él quiere cobrar un sueldo, no se lo quieren pagar y terminó enemistado y retirándose”.
Efectivamente, el también exvolante de Universidad Católica nunca más volvió a pisar una cancha como profesional. En 2021, Ormeño aclaró su postura contraria a la administración, asegurando que “la crisis deportiva del club es dirigencial, debe ser la sociedad anónima más precaria del fútbol chileno, con poca visión y organización. Estamos tan mal, pero se sigue el mismo patrón de errores y nadie se responsabiliza".
El mismo Campos señala que los conflictos entre directivos e ídolos tienen una raíz profunda, y lamentablemente arraigada, en la historia de Wanderers. “Generalmente, esos jugadores emblemáticos siempre han buscado el bien para la institución; han vuelto para ayudar, lo hizo Ormeño, lo hizo el propio Villarroel; antes lo hizo Juanito Olivares, Hoffman y en los últimos años, también, el propio Carlos Muñoz. Pero ese es como el pago que les hace la gente acá. Los dirigentes creen que se van a meter en sus decisiones o en su plata. Yo creo que por ahí va, no les gusta que los jugadores se entrometan en los asuntos dirigenciales, por más intención que tengan, por ser un ídolo y porque la mayoría cuando ya llegan de vuelta con más experiencia quieren ayudar a los más jóvenes, así como los ayudaron a ellos también”.
La gran herida de David Pizarro
Muchos hinchas que no conocen la realidad de Santiago Wanderers suelen no entender por qué David Pizarro, quien en julio de 2015 decidió volver desde Europa al club que lo formó, es hoy prácticamente declarado persona non grata en Valparaíso.
El “Enano de la Providencia”, se suponía, regresaba al Puerto para comandar al Decano a pelear por un título. Pero nada de eso pasó. El campeón de América jugó poco y nada y terminó yéndose, en silencio. Nunca brindó una explicación, pero muchos aseguran que su partida se debió a conflictos con la directiva de la época, comandada por Jorge Lafrentz.

Diversas versiones apuntan a que el volante, lesionado, luchó por la modernización de la clínica que tenía el club en su complejo deportivo, algo a lo que no se accedió. Cansado y abrumado por no rendir, Pizarro se sumaría a los ídolos caturros que terminaron muy mal.
En este caso, eso sí, los hinchas no tomaron partido por el jugador, especialmente, porque unos meses después firmaba en Universidad de Chile, casi declarando su amor eterno al cuadro laico.
“Hicimos un desembolso grande y él quería retribuirlo con su público, pero no lo pudo hacer en cancha. Fue un esfuerzo grande por traerlo y lamentablemente no pudo ser un aporte para los jóvenes”, comentó Lafrentz.
Sin embargo, quien seguramente mejor refleja el sentimiento de los hinchas wanderinos para con Pizarro es Jorge Ormeño, quien en una entrevista con El Mercurio de Valparaíso señaló que “me cuesta hablar de ello, porque a David (Pizarro) lo respeto y sigo muy atento lo que ha hecho, pero las declaraciones no han sido acertadas. Estar a cada rato nombrando a Santiago Wanderers es volver a herir a los hinchas. Si ya se tomó una decisión, hay que cerrar el tema y tirar para adelante", esto en medio de las constantes muestras de cariño del exUdinese a la U.