El escándalo fue de marca mayor y, como era de esperar, dio la vuelta al mundo. El domingo recién pasado se jugó la finalísima de la Leagues Cup, torneo internacional que enfrenta a elencos de Estados Unidos y México, y Seattle Sounders le propinó un categórico 3-0 a Inter Miami. Duro golpe para Lionel Messi y compañía y que terminó en bochorno, con una batalla campal provocada por el pésimo comportamiento de los futbolistas del elenco floridano.
En la trifulca, figura principal fue el ex defensor uruguayo de Colo Colo Maximiliano Falcón, quien luego de asir por el cuello a un rival para sacarlo de la cancha, generó la respuesta del conjunto de Washington State. La pelea se salió de control y el caos reinó en el Lumen Field.
El comportamiento de Peluca y de otros jugadores del Inter Miami indignó a los especialistas en Estados Unidos, poco acostumbrados quizás a este tipo de bochornos, en una actividad como el fútbol, que no les es del todo propia. En “sus” deportes, también hay conatos, como los bench clearing brawls en el béisbol, que provocan que hasta las bancas de suplentes se metan al terreno de juego a pelear. Pero eso pasa en las disciplinas que les son inherentes a los estadounidenses; sobre fútbol, poco se sabe.
Lo ocurrido este domingo en el Lumen Field preocupa y levanta interrogantes. Principalmente, porque no es primera vez que futbolistas de ese mismo equipo, provocan incidentes extradeportivos ¿Qué pasa con el Inter Miami? ¿Qué está gatillando ese comportamiento matonesco de un grupo de jugadores de los Herons? ¿Perdió acaso Lionel Messi el control de su propia pandilla? Preguntas que se hacen frecuentes a esta hora en Estados Unidos.

Inter Miami, un producto más del showbusiness gringo
El Inter Miami fue fundado en 2018, para sumarse a la MLS a partir de la temporada 2020. La nueva institución vendría a tomar el lugar del extinto Miami Fusion, desaparecido en 2002. Y acá es importante detenerse, porque para quienes viven el fútbol fuera de Estados Unidos, la concepción y nacimiento de este club no tiene mucho que ver con las vías tradicionales. Es un producto, una creación con fines de lucro y que apunta principalmente al nuevo consumidor de fútbol que hoy existe: el cliente, ya no más el hincha.
Acá no cabe la descripción romántica del club de fútbol. No se trató de esa clásica escena de una reunión en un bar, de un puñado de soñadores, que deciden alzarse contra el mundo y crear un club de fútbol. Tampoco está ese sentimiento de una ciudad entera que busca ser representada de tal o cual manera y, para ello, nace esta nueva institución que llevará el prestigio determinado de una comunidad.
En este caso, la cosa es más fría: se ve una oportunidad de negocios, se elige una locación, se paga la franquicia y nace el nuevo club, con el fin de obtener ganancias monetarias lo más rápido posible. En definitiva, showbusiness, nada más. Al frente del proyecto, David Beckham, una figura fundamental en el desarrollo reciente de la MLS.
Y luego de unos primeros años en que el club dio bote a nivel deportivo, en 2023 vino el gran golpe no solo en la esfera local, sino a nivel planetario: llegaba al Sur de La Florida nada más y nada menos que el superastro Lionel Messi. El efecto fue inmediato y produjo exactamente lo que buscaba: la MLS se transformó en un producto de marketing atractivo, se generó la consiguiente locura por ver al argentino en todas las canchas, la FIFA hizo su aporte con inflar por todo lo ancho lo que hicieran Messi y compañía (con invitaciones a dedo a torneos de la más diversa índole, claro está) y las ventas de todo el merchandising se fueron a las nubes; hoy, en cualquier rincón del planeta, desde Miami a París, desde Mauritania a Tuvalú, se puede ver a un niño con la camiseta rosada de los Herons.
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La “pandilla” de Lionel Messi
La bombástica llegada del ídolo argentino trajo consigo un fenómeno muy poco usual en el fútbol internacional y que es justamente lo que en estos momentos le está pasando la cuenta al Inter Miami: los ideólogos de este concepto marketinero decidieron llevar al club a una buena cantidad de allegados a Messi. La idea apuntaba a que el trasandino se sintiera a gusto en su rol de amo y señor del club (justificado por los réditos que traería consigo), por lo que tanto los cuerpos técnicos como los jugadores que arribaron a Miami formaron un entorno para el capitán de la Albiceleste.

Como entrenadores estuvieron, primero Gerardo Martino y luego y hasta ahora Javier Mascherano, ambos allegados a Messi desde sus tiempos en el Barcelona. Por el lado de los futbolistas, la cosa se hizo aún más evidente, ya que una buena cantidad de los refuerzos que han fichado en el club han sido jugadores cuya característica en común sea agradar al campeón del mundo.
Luis Suárez, Jordi Alba, Sergio Busquets y, recientemente, Rodrigo de Paul son compinches naturales del astro y transformaron a la institución floridana, verdaderamente, en un club de “Messi y sus amigos”. A ellos se sumó Peluca Falcón que, en su condición natural de sudamericano y rioplatense más encima, no demoró en hacerse cercano a esta “pandilla”.
Es esa cofradía la que hoy está bajo la lupa. Cada vez se hace más común que los amigos de Messi protagonicen escenas desagradables y así lo consigna la prensa floridana. The Sporting News titula un trabajo periodístico de manera decidora: “Lionel Messi ha perdido el control de sus compinches en Inter Miami: los llamados a ser héroes de la MLS Suárez, Busquets actúan como villanos”.
En el escrito se hace hincapié en cómo se ha ido intensificando cada vez más el mal comportamiento de la pandilla de Messi. “Suárez escupió a un miembro del staff de Seattle, Busquets le dio un golpe de puño a un jugador que lo bailó en la cancha, Falcón agarró del cuello a un rival, Tomás Avilés revoleó conos de seguridad con vehemencia. Todo el plantel de Inter Miami actuó como si fueran payasos… Y no es algo nuevo. Busquets, quien ahora tiene la jineta de capitán, hace tiempo viene insultando a los árbitros, Suárez es peor, revolcándose en el piso a cada rato y hasta Messi, quien se va nariz con nariz en discusiones con los jueces”, se detalla.
Lionel Messi ha perdido el control sobre el grupo de amigos que el club le armó para que estuviera a gusto. Y eso recuerda las veces en que al 10 de la Albiceleste se le fustigó por su falta de liderazgo. Claro, todas las instancias que se le han armado a Messi, reales (el Mundial de Qatar) o ficticias (las copas América seguidas hasta que la ganara de una buena vez) hacen olvidar que hasta no hace mucho el futbolista era blanco constante de críticas por no tener carácter.
La conclusión de The Sporting News es elocuente: “Los personajes que Lionel Messi trajo consigo están transformándose en una carga. Mientras los jugadores del Inter Miami, dirigidos por los líderes, se comportan como matones, los resultados deportivos van a la baja., Solo queda un grupo de llorones que ganan cada vez con menos frecuencia y pierden con más lágrimas que gracia. Mientras cada una de sus respectivas carreras se desvanece, menos y menos hinchas querrán verse envueltos y presenciar las pataletas de los Amigos de Messi en Fort Lauderdale”…