Un entrenador que está en perpetuo aprendizaje. Así se podría definir a Jorge Sampaoli (65), quien pese a estar sin dirigir en estos momentos, no deja de consumir fútbol para, según le cuenta a En Cancha Prime, seguir actualizándose y mejorando su propuesta futbolística.
Siempre preocupado, además, por la contingencia social. Algo de eso mostró en su paso por La Roja y el fútbol chileno y hoy lo ratifica con comentarios sobre la sociedad actual y cómo afecta a los futbolistas. Deportistas con los que debe lidiar, por lo demás.
El mundo hoy, la forma de relacionarse con los jugadores y las ligas que le parecen interesantes son algunos de los temas que aborda el director técnico argentino en esta entrega.
Los desafíos de Jorge Sampaoli en el fútbol de hoy
-¿Cómo se relaciona con el jugador actual, con la sociedad actual, en definitiva con los nuevos tiempos?
El ser humano en la actualidad está mucho más vinculado a la pantalla, más conectado al teléfono. Entonces, hay que ver cómo emocionar a alguien para que intente disfrutar del juego. Hay muchos jugadores que ya no disfrutan el juego y terminan siendo futbolistas obreros. Esperan el momento de irse a sus casas e irse rápido. Entonces, para el entrenador es difícil también, porque muchas veces el jugador de elite está rodeado de tanta gente que trata de optimizarlo, entrenadores personales, masajistas, médicos, nutricionistas, que a veces la voz del entrenador es menos fuerte que la de toda esa gente que rodea al jugador. Estratégicamente, quiero intentar llegarle desde un lugar de sentimiento por la pelota, por el elemento al que adherimos a este deporte desde que nacimos. Es lo que uno instala para desarrollar una idea.
-¿Hoy es más difícil llegarle al jugador?
Es diferente. Hoy el comportamiento de abandono es muy marcado. Estamos viviendo uno de los mayores genocidios en la historia actualmente en la Franja de Gaza, tenemos guerras latentes, entonces imagínate que el ser humano vive a un ritmo que ni siquiera le permite darse cuenta de lo que está viviendo. Todos los días hay que estar insistiendo en que se tiene que concentrar en tratar de replicar en dos partidos la misma cosa, sabiendo que cuando te toque perder, te convierten en perdedor y no que perdiste solo un partido. Hay un montón de desprendimientos emocionales hacia el entrenador cuando la cosa no resulta. Hay que estar luchando todo el tiempo para optimizar la posibilidad de ganar, porque hoy perder no te da tiempo el tiempo que necesitas para instalar una forma que perdura en un campeonato. Hay que estar buscando herramientas de entrenamientos en que el jugador se sienta cómodo, que entienda que es un deporte que muchas veces el que hace mejor las cosas no gana y que hay que seguir creyendo en la idea desmedidamente. Pero, claro, hay tantas personas que intervienen en esto, que ya terminó siendo un circo romano caliente, porque el jugador mira el teléfono una vez terminado el partido y recibe o la crítica o la felicitación de muchas personas que intervienen en su vida. No termina siendo un elemento libre.

-¿Y cómo trata de inculcar y potenciar la rebeldía en un jugador?
Cuando tienes la posibilidad de arrancar un proceso, tú eliges al futbolista, por lo que ya es más fácil. Cuando se arranca con un proceso ya en el medio y entras en un momento en que el equipo está en crisis, ahí ya es más difícil, porque los cambios no los puedes producir progresivamente, sino que tienes que ver cómo hacerlo con algo que tú no elegiste. Es totalmente diferente para el entrenador entrar en procesos en que se está en crisis, porque hoy cambiar las crisis es muy complejo. Hay un detonante de decisiones que cada vez se hace más difícil revertirlas, porque hay muchos ataques masivos a aquel que no está bien y a aquel que le toca tener una mala racha; no se perdona. Y hablo de cualquier equipo, no solo de equipos de elite, hasta ese equipo que tiene un presupuesto de decimoquinto tiene la obligación de ganar y está en desventaja. Hay que aclararle la cabeza al jugador, para que esté solamente involucrado en la pelota y en el juego. Si se empieza a hablar de otras cosas, tu lucha es desigual. Estás con el jugador un rato por el día y luego se contamina mucho más tiempo.
Jorge Sampaoli cuestiona el Mundial de Clubes
-¿Ha visto el Mundial de Clubes? ¿Qué le parece?
Lo que veo es que, primero, los europeos llegan mucho más desgastados, con muchos más partidos, en un clima de excesivo calor. Eso ha ayudado un poco a que se equipare esa ventaja que tienen los cuadros con los mejores jugadores del mundo. Se equipara por esos argumentos, en una etapa del año en que el jugador está de vacaciones y se le obliga a jugar un Mundial de Clubes y que lo termina desgastando aún más. Lo que se hace es oprimir demasiado al futbolista en todas las etapas del año, sin respiro, y sin la posibilidad de frescura. Es como cuando comes dulces, que llega un momento en que no te quedan ganas de seguir comiendo, porque te asquea. Llega un momento en que es tanto, la obligación, los partidos, que hay poco tiempo de descanso. Y el jugador, para mí, necesita ese descanso. El Mundial de Clubes, como espectáculo, como idea, es interesante para el espectador; para el jugador, el protagonista, es desgastante.
-Entonces, debiera jugarse, pero con un calendario más ordenado…
El calendario, el lugar. Pensar más en el futbolista y cuidarlo. Se están jugando partidos a temperatura muy alta, en horas que no son las ideales. Pero están tan apretadas todas las competencias, que llega un momento que es imposible. Pienso siempre en lo más importante que tiene este deporte, que son los futbolistas. Se les está llevando a un lugar donde se les exige demasiado rendimiento, sin que tengan la frescura para lograrlo.
-¿Qué análisis futbolístico hace de Luis Enrique y el PSG?
Es un equipo que hoy, junto con el Barcelona, juegan a otra cosa. Tienen un nivel de juego altísimo, sacan ventajas cualitativas, cuantitativas. Conviven todo el tiempo en el campo rival, tienen un porcentaje muy alto de ganar en cada juego, por situaciones y por intenciones. Disfruto mucho viendo a ese equipo, porque tiene enormes jugadores, pero a través de la consigna de su entrenador han generado una capacidad de imponerse en cada partido, más allá de un resultado.
-¿Cuál es el próximo paso que está pensando? ¿Tiene apuro de volver a dirigir?
Lo que siempre busco es la posibilidad de coincidir con una generación de futbolistas que te permita desarrollar esa idea y disfrutarla. El tema del disfrute hoy en el fútbol es momentáneo, parcial y hay mucho más tiempo de evaluación, porque estás siendo evaluado todo el tiempo. Llegas a lugares en que piensas que vas a modificar situaciones, pero después te encuentras con diferentes dueños de clubes, a lo mejor, que tienen otra idea y que no entienden lo que sientes o piensas para mejorar un equipo del momento en el que está. Entonces, tienes que empezar a seducir a gente que no es del fútbol y se hace un poco más complicado. Siempre espero llegar a un lugar donde pueda arrancar de cero. En las últimas experiencias del Marsella, Santos o Atlético Mineiro, pudimos elegir, formar y estimular una manera de jugar y fue todo bueno para nosotros y para el club, porque pudo promocionar futbolistas, llegar a competir de igual a igual con cualquiera. Cuando no tienes la posibilidad de la elección de los futbolistas, ya es más complicado.
-Y todo esto que describe, ¿le permite disfrutar también cuando trabaja o es un poco esclavo de este sistema?
Trato de evadirme, siempre, porque si no pierdo claridad y entro en una vorágine en que me empiezo a confundir. Tengo claro como quiero que jueguen mis equipos, las obligaciones que tienen que tener los futbolistas y la característica de cada uno. Jugamos en la Liga francesa o en la española y cuando enfrentábamos a PSG, a Lyon, a Real Madrid o a Barcelona intentamos siempre ser un equipo que se plante y protagonice, siempre. Y a veces te toca que no te va bien y hay que volver a convencer para que el futbolista crea que es la manera y no sentirse menos que nadie. El fútbol se ha emparejado mucho en un montón de conceptos que desarrollan los equipos y está todo mucho más relacionado a transición. Creo que hay muy pocos equipos que ganan dominando y sigo insistiendo en que, para mí, en muchos equipos donde me tocó estar, creo que en todos, hay que tener un sello. Después, te toca perder o ganar y, bueno, eso es el fútbol. Siempre sueño con que el nuevo proceso me haga disfrutar a un equipo que juegue de esa forma. Yo no controlo todo, no tengo esa capacidad. Controlo solo lo que puedo controlar y, después, los resultados tienen un montón de connotaciones cada vez mayores. Hasta diría, ahora, sumados el calendario, las apuestas, las competencias, hay un montón de factores que son partes del juego y a veces termina siendo el entrenador el responsable total de algo que está sobrevalorado.

Los pesos pesados en el fútbol latinoamericano
-Metámonos un poco en el fútbol del continente. Usted vive en Brasil, ¿siente que es muy grande la diferencia actual entre los equipos brasileños y los del resto de América?
Sí, por presupuesto y por el torneo. El Brasileirao es una de las competencias más lindas en las que me tocó participar, porque hay 10 equipos que pelean por el campeonato. En otras ligas, son dos o tres. El presupuesto que tienen los equipos brasileños hoy es superior al de toda Sudamérica, en cuanto a contrataciones y a situaciones que lo hacen un torneo muy particular. Han sacado ventaja, inclusive sobre el fútbol argentino, que siempre estuvo peleando, pero en el último tiempo, con los resultados en la Copa Libertadores, es favorable a Brasil.
-Sobre México, usted estuvo cerca de llegar a la Selección. ¿Qué pasó para que eso no se diera?
Estaba dirigiendo a Chile y tuvimos una reunión con gente de la Federación, en que querían que fuera yo el seleccionador. Estaban dispuestos a pagar una cláusula que yo tenía, pero después, evalué y me quedé en la Selección de Chile.
-O sea, si es que usted accedía, esto se concretaba…
Se podía hacer, pero no avanzamos. Tuvimos una sola reunión y en esos momentos habíamos analizado. La Selección Mexicana tenía muy buenos futbolistas, como los tiene ahora. El jugador mexicano tiene unas características que lo hacen muy apetecible para armar un proyecto de valentía, de agresividad y de rebeldía.
-También lo buscaron clubes de la Liga MX. ¿Es un mercado que lo seduce?
No tengo un lugar determinado. Lo que tengo que tener claro es el perfil de jugadores que te toque. Hoy, entre quienes juegan en México hay muchos jugadores que dirigí en España. Se ha globalizado mucho. (El francés Dimitri) Payet juega acá en Vasco da Gama. Jugadores destacados de Europa que vienen a jugar a Brasil, que van a México, a Argentina. Entonces, se ha empezado a emparejar un poquito ese tema y México es una liga que siempre ha tenido la posibilidad de tener buenos futbolistas, así que es apetecible ese torneo. Era muy interesante cuando México estaba en la Copa Libertadores, yo disfrutaba mucho, porque había ese tipo de competencia llamativa, interesante, para el intercambio entre clubes de toda América.
-¿Y Racing, de Argentina? Porque se dice que usted hasta se reunió con Diego Milito, cuando era director deportivo del club…
Diego me vino a buscar a Santos, pero le dije que en esos momentos no podía salir de ahí. Estaba comprometido con el club. Él tuvo la disponibilidad de hacerme sentir que quería que yo fuera el entrenador, porque vino directamente a verme a la ciudad, pero no podía. Tengo un aprecio por él muy importante, pero en ese momento no pude decirle que sí a un proceso que era muy ambicioso.