“Darío Osorio es un jugador fuera de serie, muy distinto a lo que estaba acostumbrado a ver en Independiente del Valle”

Luis Roggiero repasa con En Cancha Prime su exitosa carrera deportiva, que tiene un hito en el desarrollo del proyecto de uno de los clubes modelo de Sudamérica, Independiente del Valle. Algo que, sin embargo, no pudo replicar en Chile.

Luis Roggiero. El ex gerente deportivo de Universidad de Chile habló en exclusiva con En Cancha Prime.

Cuando en septiembre de 2021 Universidad de Chile anunció que el ecuatoriano Luis Roggiero llegaba al club como gerente deportivo, la expectativa en los hinchas azules fue de nivel superior. Y, cómo no, si el economista había sido uno de los responsables del auge y coronación de uno de los cuadros modelo de toda Sudamérica: Independiente del Valle.

A partir de la gestión de Roggiero, los de Sangolquí, un club que hasta entonces no figuraba en el gran radar continental, crecieron hasta conquistar un subcampeonato de la Copa Libertadores en 2016, además de dos trofeos en la Copa Sudamericana, en 2019 y 2022.

Pese al currículum, sin embargo, en la U el ecuatoriano no funcionó. En el año de su llegada, el elenco azul se salvó milagrosamente de bajar a Primera B y, el 5 de mayo de 2022, el funcionario terminó dejando la institución, sin muchos éxitos que contar.

Tres años después de salir del CDA, Luis Roggiero conversa en exclusiva con En Cancha Prime. La U es un tema principal de la charla, como es lógico, pero aparte el economista cuenta, entre otros temas, su extensa carrera deportiva y las diferencias que hoy en día existen entre el fútbol chileno y el ecuatoriano.

Roggiero parte desde el génesis contando cómo fue creciendo en el mundo de la gestión deportiva. “Soy de Quito, Ecuador. Nací en 1985 y soy el menor de dos hermanos. Hoy mi familia está compuesta por mi esposa y mi hija. Mi esposa vivió casi todo su embarazo en Santiago y un mes antes de que naciera nuestra hija regresamos a Quito, así que finalmente nació allá”.

-¿Cómo fue su primer trabajo?

Tuve el privilegio de que mi primer trabajo formal, tras graduarme como economista, fuera en la consultora de mi abuelo, que diseñaba proyectos de infraestructura como centrales hidroeléctricas y carreteras importantes en Ecuador. Ahí trabajé como analista de factibilidad económica y financiera. Mi abuelo, aunque ya estaba retirado, seguía yendo todas las mañanas a la oficina, lo que me permitió compartir mucho tiempo con él. Fue una experiencia enriquecedora, porque pude aprender directamente de su forma de trabajar y aplicar lo que me enseñaba en la práctica.

Luis Roggerio pasa de la economía al fútbol

-¿Y cómo se dio su paso al fútbol? ¿Qué lo atrajo de esta industria?

Siempre estuve cerca del deporte, más que nada por influencia de la familia de mi madre: mis tíos eran muy deportistas. Uno de ellos, por ejemplo, fue pionero del ciclismo de montaña en Ecuador. Mi madre también se mantenía muy activa. Desde niño tuve un temperamento inquieto y me encantaba el deporte, especialmente el fútbol, aunque curiosamente en mi familia no había grandes fanáticos del fútbol.

-¿Y desde siempre tuvo ese interés por el fútbol?

Mis primeros recuerdos son desde que estaba en primer grado, justo cuando regresamos a Ecuador, luego de vivir en Estados Unidos, donde habíamos estado por los estudios de mi papá. De hecho, recuerdo en 1990 ver el Mundial de Italia por TV con mi papá, aunque en ese momento me aburría y le pedía que cambiara el canal. Fue al volver a Ecuador cuando empecé a jugar fútbol en el colegio y me convertí en arquero, aunque nunca supe por qué elegí ese puesto.

El ecuatoriano fue gerente deportivo de la U entre 2021 y 2022.
Luis Roggiero.El ecuatoriano fue gerente deportivo de la U entre 2021 y 2022.

-¿Cómo conectó sus estudios de economía con el deporte?

Estudié economía, sin tener claro cómo me llevaría al fútbol. El punto de quiebre llegó cuando, mientras hacía mi maestría en Economía, leí un libro escrito por un economista inglés y un periodista, que trataba sobre la economía del fútbol. Eso me abrió los ojos a una rama de la disciplina que me permitía juntar mis dos pasiones: la economía y el deporte… Para mi tesis de maestría repliqué un estudio econométrico que se presentaba en ese libro, pero adaptado al fútbol ecuatoriano. Analicé qué variables afectan los resultados de los equipos en Ecuador, lo que me permitió profundizar en la industria desde una perspectiva académica y profesional. Fue el primer paso para comenzar a vincularme formalmente con el fútbol.

-De la tesis, entonces, al mundo laboral. ¿Cómo siguió ese camino profesional?

Luego de esa experiencia académica, descubrí que había un mundo en crecimiento relacionado con los datos aplicados al fútbol, aunque todavía era muy incipiente en Ecuador. Entonces, junto a un gran amigo —también economista y apasionado por el fútbol— decidimos emprender. Así nació nuestro proyecto, Fútbol Metrics.

-¿Y cuál era el mercado potencial de su empresa?

Nuestro enfoque inicial era ofrecer análisis de rendimiento basados en datos del fútbol ecuatoriano, orientado principalmente a clubes profesionales. Imaginábamos que iban a estar haciendo fila por nuestros servicios… pero la realidad fue otra… Nos dimos cuenta de que los clubes no estaban listos para ese tipo de propuestas. Sin embargo, sí despertamos interés en el mundo de los medios y el marketing de contenidos. Ahí encontramos una vía de ingresos que nos permitió formalizar la operación y dejar de depender exclusivamente del trabajo de mi socio y mío. En la primera temporada analizamos todos los partidos del campeonato ecuatoriano nosotros dos solos.

-¿Lograron entrar a algún club?

Sí. El primer club que realmente valoró lo que hacíamos fue Independiente del Valle. Esa relación inicial nos abrió las puertas y, eventualmente, me llevó a convertirme en miembro de la Comisión de Fútbol. Más adelante, asumí el cargo de director deportivo, una posición inédita en ese momento dentro del club.

Independiente del Valle, un modelo para toda Sudamérica

-¿Fue usted quien creó y estructuró ese cargo dentro de Independiente?

Exactamente. El club no tenía gerente deportivo como parte de su organigrama. Entonces, no solo asumí el rol, sino que ayudé a construirlo desde cero y a definir su propósito dentro de la estructura… Mi objetivo fue claro: profesionalizar la gestión deportiva. Quise que las decisiones claves, como la contratación de jugadores, el desarrollo de planes de formación, la implementación de protocolos de rendimiento o la definición de una identidad de juego, fueran tomadas por profesionales capacitados y especializados.

-Una realidad distinta a como se trabajaba hasta ese momento…

En muchos clubes de Ecuador, las decisiones se tomaban en comisiones conformadas por personas que colaboraban en su tiempo libre y, generalmente, de manera ad honorem. Eso funcionaba en el pasado, cuando el fútbol era menos complejo. Hoy, el deporte exige profesionales en cada área. Nosotros impulsamos ese cambio: pasar de la buena voluntad al conocimiento experto.

-¿Cómo fue ese proceso de transformación dentro del club?

Independiente ya tenía una visión clara desde su origen, lo que facilitó el camino. Esa visión tenía dos pilares: primero, desarrollar talento ecuatoriano, reconociendo el gran potencial del país, pero ofreciendo un entorno profesional y estructurado que permitiera a esos jóvenes alcanzar su máximo nivel. Luego, posicionar al club a nivel nacional y continental. A través de ese talento bien formado, el objetivo era competir de igual a igual con los clubes más tradicionales y poderosos del continente.

-Antes de Independiente, ¿había procesos así en Ecuador?

No con esa claridad. Existían casos de jugadores exitosos, como Antonio Valencia, pero muchos de ellos llegaron por sus condiciones naturales, no necesariamente por haber sido parte de procesos formativos estructurados. Independiente quiso cambiar eso: formar talento, no solo descubrirlo.

-¿Con qué club se encontró cuando llegó?

Cuando me integré, a fines de 2011, Independiente ya estaba en Primera División, aunque había subido muy rápido desde Tercera. Ya contaba con una estructura organizativa sólida: un gerente general, residencia para jugadores formativos y una base importante de captación, especialmente desde selecciones juveniles. El siguiente paso fue definir una metodología de trabajo, profesionalizar aún más cada área y establecer un modelo de gestión coherente. Afortunadamente, los resultados deportivos acompañaron el proceso, lo que permitió consolidar la transformación sin grandes quiebres.

-¿Alguna vez se dudó del objetivo que tenía Independiente del Valle?

Nunca. Todo lo contrario: los resultados llegaron antes de lo esperado, lo que confirmó que el camino elegido era el correcto. Jamás nos planteamos, por ejemplo, jugar una final de Copa Libertadores en 2016; eso no estaba en los planes ni del más optimista dentro del club. Fueron los resultados los que alimentaron la convicción de que la estrategia era la adecuada.

-¿Cuál cree usted que fue la clave para que Independiente del Valle pasara de ser un equipo más a convertirse en una referencia en el continente?

Diría que partimos con una visión muy clara y que las decisiones siempre se alinearon de forma consistente con esa visión. Además, hubo un espíritu altruista entre quienes fundamos o formamos parte de la nueva administración del club. Se trabajó con una perspectiva de largo plazo, sin buscar un retorno económico inmediato, sino enfocados en el impacto social que podía generar el proyecto.

-¿A qué se refiere con impacto social?

La gran mayoría de los jugadores que llegan al club provienen de contextos socioeconómicos muy difíciles. La labor de Independiente no solo transformaba la vida del jugador, sino también la de su familia, mejorando significativamente sus condiciones de vida. Desde el inicio comprendimos esa dimensión social, y eso nos motivó a dedicar recursos y personas al proyecto, para seguir construyendo y potenciando el club.

En la Federación Ecuatoriana del Fútbol.
Luis Roggiero.En la Federación Ecuatoriana del Fútbol.

-¿Cree que este tipo de proyecto podría haberse replicado en clubes más populares, como Barcelona, Emelec o Liga, donde la presión es mucho mayor?

No creo que se pueda hacer una copia exacta, porque cada club tiene su propia realidad y contexto. Sin embargo, sí hay buenas prácticas que pueden aplicarse o adaptarse a distintos escenarios. Ese es el gran desafío de los clubes de fútbol, especialmente de los más grandes, que están expuestos a presiones sociales y a ciclos políticos muy marcados.

-¿Cómo afectan esas presiones a los proyectos deportivos, como fue el caso en la Universidad de Chile?

Muchas veces, los ciclos políticos o las expectativas externas pueden alterar o frenar buenas prácticas. Por eso, se necesitan liderazgos muy fuertes, con una visión clara y, sobre todo, con un sentido de trascendencia. Solo así es posible sostener un proyecto a largo plazo en medio de la presión constante que enfrentan los clubes más populares.

De la U a la Selección Ecuatoriana

-Sobre su experiencia en la Selección de Ecuador, ¿qué función desempeñó y considera que fue el paso más importante de su carrera, o lo fue su tiempo en la U?

Definitivamente, mi paso por la Selección Ecuatoriana fue muy significativo. Desde que trabajaba en Independiente del Valle, tenía la aspiración de colaborar algún día con mi país en la Selección. Cuando tras el Mundial de Qatar 2022 se cerró un ciclo en la Selección, surgió la oportunidad de involucrarme: la salida del cuerpo técnico y del secretario técnico abrió un espacio, y tras conversar con el presidente de la Federación, me sumé al proceso del nuevo entrenador.

-¿Cuál fue su rol en la llegada de Félix Sánchez (entrenador español, hoy en el Al-Sadd de Arabia Saudita)?

Participé activamente en el proceso que llevó a la contratación de Félix Sánchez, a quien consideraba el candidato ideal. Concretada su llegada, me incorporé como director de Desarrollo y de Selecciones Nacionales, con el objetivo de optimizar el rendimiento de los jugadores de la Selección mayor durante las eliminatorias y al mismo tiempo profesionalizar y estructurar el trabajo de las selecciones juveniles. Fue una coyuntura favorable: los entrenadores de las selecciones Sub 15, 17 y 20 habían trabajado conmigo en Independiente, lo que facilitó una alineación de metodologías y visión de trabajo. También me correspondió promover iniciativas para masificar la práctica del fútbol en niños y niñas menores de 12 años —lo que FIFA denomina Grassroot— con el objetivo de ampliar la base de talentos para el futuro.

-Estuvo cerca de un año en la Federación. ¿Por qué decidió salir?

Mi salida se dio tras la renuncia de Félix Sánchez luego de la Copa América, especialmente después de la dolorosa eliminación contra Argentina, que considero un momento clave que pudo marcar un antes y un después para Ecuador. Con la incertidumbre que se generó sobre la dirección que tomaría la Federación tras su salida, recibí el contacto de Universidad Católica de Ecuador para participar en un proceso de selección como director general del club.

-¿Qué lo motivó a dar ese paso?

La propuesta de Universidad Católica me resultó muy atractiva porque, si bien mi formación no es reglada —no estudié formalmente para ser entrenador ni director deportivo—, he desarrollado mi experiencia aprendiendo en la práctica, rodeado de grandes profesionales como Roberto Olabe (exdirector deportivo de la Real Sociedad), o entrenadores como Miguel Ángel Ramírez y Renato Paiva. Gracias a esas vivencias, he adquirido un conocimiento profundo tanto del fútbol como de la gestión, y siempre me interesó liderar un club desde una perspectiva global. La visión que compartió conmigo Católica sobre el rumbo que querían para el club me convenció y decidí tomar este nuevo desafío, dejando mi cargo en la Federación.

-¿Llegó a trabajar con Sebastián Beccacece en la Selección Ecuatoriana?

No, solo coincidimos trabajando aproximadamente un mes. Yo ya estaba en proceso de transición para salir cuando él llegó.

Chile vs. Ecuador, bajo el análisis de Luis Roggiero

-Desde su experiencia en Ecuador, ¿cuáles considera que son las principales diferencias entre el fútbol chileno y el ecuatoriano?

La diferencia fundamental está en el perfil del jugador, principalmente por la influencia importante de las raíces afroecuatorianas en la población deportiva del norte de Sudamérica. Esto marca un estilo de juego muy característico en Ecuador.

Luis Roggiero.

-¿Qué ventajas tiene Chile frente a Ecuador?

Chile cuenta con una industria futbolística con más años de tradición y una historia sólida. Además, tiene profesionales de primer nivel no solo en fútbol sino en otras disciplinas deportivas. Por ejemplo, sigo manteniendo relaciones con expertos chilenos, como una psicóloga deportiva de altísimo nivel que colabora con nosotros en Universidad Católica.

-¿Por qué hoy Ecuador está claramente por encima de Chile en fútbol, tanto en selecciones como en clubes?

La realidad es compleja y multivariable. Aunque el perfil del jugador influye, no es determinante. Chile, por ejemplo, ganó títulos recientes con su propio estilo. Creo que Chile está en un periodo que requiere recambio generacional y transición, que quizás no ha sido del todo oportuna.

-¿Qué problemas existen a nivel de clubes en Chile?

Se culpa mucho a la dirigencia, ya que en ocasiones se priorizan intereses que afectan la formación de jugadores. Esto se traduce en que no estén saliendo talentos bien formados desde las divisiones inferiores… Es algo que ocurre en muchos países. La narrativa suele ser similar: los dirigentes no siempre apoyan lo suficiente la formación.

-¿Cómo se gestionan estos diferentes intereses en la industria del fútbol?

Todos los actores —jugadores, dirigentes, hinchas, entre otros— tienen intereses legítimos. El desafío es gestionar esas motivaciones para que converjan y se pongan al servicio de un bien común mayor, sin dejar de atender las necesidades de cada grupo… El secreto está en poder equilibrar y armonizar todas esas motivaciones para trabajar juntos por el desarrollo del fútbol.

-¿Usted alcanzó a coincidir con la regla Sub 21 en Chile?

Sí, la regla Sub 21 ya estaba vigente cuando llegué. En ese momento, los clubes debían cumplir con un porcentaje de minutos para jugadores jóvenes. En Ecuador tuvimos una regla similar que fue evolucionando y, si mal no recuerdo, se eliminó alrededor de 2018. En mi opinión, no hay evidencia concreta que demuestre que estas reglas afecten el desarrollo de los jugadores. Al principio, algunos clubes solo cumplían el mínimo, poniendo un minuto a los juveniles para cumplir, pero sin una convicción real. Por eso, no sé si realmente favorecen el crecimiento.

Roggiero por ahora vuelve a Chile a ver amigos y tomar vacaciones

-¿Cómo recuerda su experiencia de vida en Chile, más allá del aspecto deportivo?

Tengo recuerdos muy gratos. Le guardo un gran cariño a Chile y a su gente. Antes de llegar, tenía ciertos prejuicios sobre los chilenos, pensando que eran poco abiertos, pero vivir allá me cambió por completo esa percepción. Conocí a personas maravillosas con las que aún mantengo una gran amistad. Algunos amigos me comentaron que “a Chile se llega llorando porque es duro entrar, pero uno también se va llorando porque logra establecer conexiones significativas”. Yo no llegué llorando; tuve la suerte de contar con una red familiar que me ayudó mucho.

-¿Tenía familia aquí en Chile?

En Chile vive una tía política muy cercana a mi esposa, con quien compartíamos momentos familiares. Eso me hizo sentir muy acompañado. En general, disfruté mucho mi estadía y guardo los mejores recuerdos tanto del país como del club.

-¿Ha tenido oportunidades para regresar a trabajar en Chile?

He tenido algunas conversaciones con dos clubes, pero por ahora mi objetivo principal es reconectar con Chile, visitar a amigos y disfrutar de unas vacaciones. También me ilusiona la posibilidad de ir con la Selección Ecuatoriana a competencias internacionales.

-Existe la posibilidad de enfrentarse a la U en Copa Sudamericana con la Universidad Católica de Ecuador…

Sí, hay una posibilidad de que nos enfrentemos en Sudamericana. Si avanzan a cuartos de final, podríamos vernos las caras contra la Universidad de Chile. Nosotros en octavos tenemos rivales como Gremio o Alianza Lima y, si pasamos, el cruce con la U podría darse en cuartos. Sería un buen momento.

-Para cerrar, ¿quién ha sido el jugador chileno que más le ha impresionado?

Sin duda, Darío Osorio. Desde el primer día que lo vi jugar me llamó mucho la atención. Es un jugador fuera de serie, muy distinto a lo que estaba acostumbrado a ver en Independiente. Darío Osorio es alguien que destacaría para cualquier club o selección. Es un jugador muy llamativo, único en su estilo. Fue uno de los últimos chilenos en dar el salto a Europa, hace un par de años, y su nivel me pareció impresionante. Es difícil encontrar a alguien como él.