Ángelo Sagal es un viejo conocido del fútbol chileno. Debutó en el profesionalismo con Rangers de Talca, brilló con Huachipato, estuvo tres temporadas en México, jugó en Europa y se dio el lujo de defender los colores de La Roja.
Ahora, luego de terminar contrato con Apollon Limassol de Chipre, el oriundo de Talca habló con En Cancha Prime e hizo un repaso de su carrera. Desde sus inicios, hasta las críticas por el gol errado con Chile en la final de la Copa Confederaciones.
Además, se refirió al posible fichaje por Colo Colo a principios de año y reveló intenciones de volver al fútbol chileno.
Chipre: un paraíso...
-Viene de finalizar contrato con Apollon Limassol, ¿cómo evalúa esta última temporada en en el club y su paso por el fútbol de Chipre?
Terminé contrato con Apollon y fueron dos años buenos para mí en lo futbolístico, nada más. Porque respecto a lo extrafutbolístico, tuve lesiones que prácticamente no había tenido en mi carrera. Cuando llegué, a la siguiente semana teníamos el inicio del torneo y, después de cuatro partidos, me lesioné la rodilla. Pero siempre que estuve en cancha respondí e hice mi trabajo. Ayudé al equipo lo más que pude. El primer año estuvo bien en asistencia y goles. Quizás el segundo fue más bajo, más o menos lo normal que hago yo; tres, cuatro goles. Cuatro asistencias y así. No soy un delantero tan letal en gol, pero mi paso por acá fue importante.
-¿Cómo es el fútbol en Chipre? ¿Es muy diferente a las otras ligas en las que ha podido jugar?
Sí, son totalmente distintas. La liga de Hungría es muy física, Turquía también, y acá (Chipre) es un poco más pausado, te dejan jugar un poco más. No es de tanto cortar el fútbol, ni de chocar. Se trabaja la llegada más continua. Algunos equipos trabajan el contraataque, pero todo es más construido que en Turquía, allá teníamos que correr mucho más. Los jugadores estaban acostumbrados a correr de área a área.

-Y en cuanto a la cultura e idioma en Chipre, ¿le costó adaptarse?
El idioma es totalmente distinto. Es griego, pero es totalmente distinto en Atenas, o en Grecia en general, porque ellos hablan griego en todo momento. Acá fueron colonizados por ingleses, entonces su lengua principal es griega, pero la segunda es inglés. Yo cuando llegué a Turquía no hablaba inglés, muy poco, y como teníamos traductor, él me apoyaba mucho más. Pero ya después que me fui a Hungría y me vine acá, tuve que adaptarme solo. Ahí, sobreviviendo, aprendí. No es perfecto, pero me puedo comunicar con la gente.
-¿Y lo que más le gusta? ¿Algún lugar o alguna comida?
Acá, como dice mi mujer, es un paraíso (risas). Todas las ensaladas de acá, la ensalada griega, el pollo que hacen acá, un queso igual que es muy raro, pero se pone a la parrilla (N. de la R: el queso chipriota más famoso es el halloumi, generalmente hecho con leche de cabra y oveja). Tuve hace poco a mi padre acá y me decía ‘¿pero qué estás haciendo, por qué pones el queso en la parrilla?’. Y ahí lo empezó a mirar y el queso se empezó a dorar, nada más. Es un queso fermentado de una forma que lo hacen acá y se puede asar. Y lo demás, las playas, son un paraíso.
-Volviendo a sus inicios, ¿cómo fue su infancia en Chile?
Yo crecí con mis padres, pero en la casa de mis abuelos, que en paz descansen. Tengo tres hermanos, soy el del medio: una hermana mayor y un hermano menor. Vivíamos en una casa pequeña, en el barrio Independencia, barrio muy conocido ahí en Talca. El mismo nombre, el Club Independencia, primeros campeones regionales y desde ahí me forjé como futbolista. También gracias a mi papá, mi abuelo, que jugaron fútbol, toda mi familia, muy futbolera, todos. Ellos jugaron en mi barrio y desde el mismo club también salieron muchos jugadores profesionales. Cuando era chico estuve en Colo Colo, tuve un proceso de prueba por cuatro meses. Fui a hacer pretemporada con ese equipo, hasta que me dijeron que no podía estar porque era más pequeño y era más flaco.
-¿A qué edad fue eso?
Tenía 12 años. Una semana antes de entrar al colegio, me dijeron que no y ahí me devolví. El director deportivo en Colo Colo era Juan Gutiérrez. Pero fue buena experiencia, la tomé bien, sufrí en ese momento porque uno de pequeño quiere ser futbolista y cuando el equipo en el que tú creías que ibas a dar el salto para poder ser futbolista te dice que no, todo se derrumba. Ya había sufrido varias desilusiones siendo más chico en Rangers, también después, a los 15 años, en un campeonato de Nike. Pero como siempre ha sido mi vida, difícil con todo, me supe sobreponer y ser lo que soy.
-¿Colo Colo fue el único equipo al que se fue a probar en Santiago?
Sí, el único. Después me desilusioné un poco, no del fútbol, sino que de haber pasado todo el proceso. Fui a Linares primero, habían casi 3 mil personas, fui pasando etapa tras etapa. Después, fui a Santiago y había más personas... Las vueltas de la vida me dieron la oportunidad de poder cumplir mi sueño y eso me alegra de todos modos. Nadie te asegura que por salir de un equipo grande vas a ser futbolista profesional. Quizás fue para mejor, aprendí cosas diferentes en el camino. Entrenar en Rangers para mí fue importante porque todos mis amigos de infancia, del fútbol amateur, fueron a jugar a Rangers e hicimos muy buenos campeonatos. Eso me quedó grabado para bien y creo que tomé una buena decisión en haberme venido así de rápido.
-¿Cómo recuerda el debut en el profesionalismo con Rangers?
Fue increíble. En ese momento estaban en el equipo Nicolás Peric, Andrés Oroz, Nico Larrondo, David Llanos, Milton Caraglio, por nombrar algunos. En ese Rangers debuté. Hice todas mis inferiores de extremo por la izquierda y algunas veces de segunda punta. Y justo antes de que llegara (Dalcio) Giovagnoli, Andrés (Oroz) se lesionó. El entrenador de inferiores me hizo debutar en Primera División y al siguiente partido llegó Dalcio, que repitió equipo y pude jugar nuevamente.
-Mencionó a muchos nombres llamativos, entre ellos Nicolás Peric. Lo más probable es que que tenga alguna anécdota con él.
Siempre veo su programa acá (Pauta de Juego), con el Coke Hevia y Fernando Tapia, me mato de la risa todo el tiempo. Y sí, tengo historias, pero lo que más recuerdo es que cuando yo tuve a mi hija, Nicolás me regaló el coche. Él me ayudó bastante, muchísimo. Me veían cosas y me decían que yo podía hacer más.
-¿Cómo se da esa salida de Rangers y su llegada a Huachipato?
La historia con Rangers no terminó de muy buena forma. No le tengo rencor, para nada, porque es el equipo donde hice mis primeras armas, como se dice en el fútbol, y siempre voy a estar agradecido. El club de la ciudad donde yo crecí, mi familia, mis hermanos, todos, entonces le tengo mucho respeto. Fue difícil porque Rangers quería renovar. Fui uno de los cuatro jugadores a los que llamaron a hacer contrato. Nos propusieron un contrato por dos o por cuatro años. Yo me arriesgué y fui el único que dijo por dos; los demás dijeron por cuatro. Cuando se iban a cumplir los dos años y me querían volver a renovar, no fue por lo que yo quería o lo que esperaba. Tenía una opción de Huachipato y para salir para allá lo mejor era que yo terminara mi contrato. Pasó un periodo de dos meses que estuve entrenando solo, no jugué más y no me querían seguir mostrando. Si lo tomas de un punto de vista como club, está bien, porque tú vas a mostrar lo que tú quieres vender. Si no quieres vender algo y el tipo se quiere ir, no lo vas a seguir mostrando. Entonces, por un lado entendí la situación. Pero ya ha pasado tanto que no guardo ningún rencor con Rangers.
-Y Huachipato llegó a su vida...
Sí, Huachipato fue increíble desde el principio. Me hice muchos amigos. Llegué y estaba Martín (Rodríguez) mostrando sus cosas. Andrés Vilches, David Llanos, que volvía de préstamo de Rangers... Me costó dos años adaptarme a lo que es el sur, porque es complicado el frío, la lluvia, y después de eso empecé a subir el nivel. Miguel Salas y Miguel Ponce me hicieron explotar.
-¿Le tocó jugar esos míticos partidos con pozas en la cancha de Talcahuano?
Sí. Hace poco me mandaron un video de Huachipato contra no recuerdo qué club (Palestino) y era increíble, no podían correr, el balón no podía moverse. Creo que es el único lugar del mundo donde aceptan jugar con la cancha así (risas).
-Era una piscina...
Los jugadores se tiraban barridas y llegaban a la mitad de la cancha. Pero juegan, llueve mucho y la cancha aguanta muy bien.
-En ese contexto, ¿cuál es el partido que más recuerda en Huachipato?
Tengo un recuerdo muy bueno de un partido de noche contra Universidad de Chile, un gol que le hago a Johnny (Herrera). Carlos González me saca un centro cortado, y yo me iba forcejeando con (Jean) Beausejour. Por la cancha se cae y yo alcanzo a controlar de pecho, le pego una volea y pasa por la mano derecha de Johnny. Ganamos 2-1, creo. Las noches de Copa Sudamericana con Mario Salas también las recuerdo.
-¿Cuál era el estadio en el que más le gustaba jugar en Chile?
En el Monumental, siempre. La gente es muy pasional con Colo Colo, al extremo. A veces se pasan, pero los entiendo. El Nacional también tiene buen ambiente por la hinchada de la U, pero te deja aislado de la hinchada por la pista atlética. En el Monumental tienes la gente muy cerca, me gustaba ir a jugar ahí.
-¿Vivió sus mejores momentos en Huachipato?
Sí, por cómo se dio todo, sí. Se dio fácil para salir a México, me gustó todo lo que viví en Huachipato, cosas muy lindas.
-Sonó en la U y Colo Colo antes de irse a México, ¿por qué no se dio?
Yo diría que por la competencia que había con un club mexicano, no fue solo decisión por dinero. Obvio me iba a ayudar un poco más, pero sentí que era una buena posibilidad para partir al extranjero. Quizás podía ir a Colo Colo y la U, pero si no me iba bien (en México) me podía devolver a Huachipato. Se lo dije a mi representante, él lo entendió, y se dio muy rápido lo de irme a México.

-¿Le afectó no haber jugado en un equipo grandes antes de partir al extranjero?
No, siento que no. No tengo ese cariño de Universidad de Chile, la Católica o Colo Colo, que son los equipos grandes. No participé en ningún partido de ellos, entonces no tienen ese afecto hacia mí. Pero futbolísticamente no me afecto. Lo peor que hubiese pasado era que me fuera mal en México y volver a Chile. Y para mí no fue así. El primer año fue bueno. Fui a Pachuca, llegué sin pretemporada y se hizo un buen año. El primer año incluso fuimos al Mundial de Clubes, salimos terceros, pude hacer un gol, pude dar asistencias. Entonces, en lo personal, me siento satisfecho con lo que pude entregar.
-¿Sintió el cambio de entrenador en Pachuca?
Sí, con Martín (Palermo, 2019) fue distinto porque me dijo que no iba a tener muchos minutos con él. Yo tenía contrato acá y le dije que lo iba a respetar e iba a seguir. Y así fue, después clasificamos a playoffs y jugamos contra Tigre. Vuelvo a entrar 10, 15 minutos y al final del partido hice el gol. Después de eso ya terminé contrato con Pachuca, creo que me iban a vender, pero prefirieron mandarme a Juárez.
El terremoto en Turquía
-¿Ahí termina contrato y se da su llegada a Turquía?
Sí. Ahí termino contrato y pasó lo de la pandemia. Se terminó todo. Yo, gracias a Dios, tenía casa en México, entonces no tenía que viajar hacia ningún lugar. Me fui a Pachuca, que es donde tengo mi actual casa, nos quedamos hasta tres o cuatro meses ahí, hasta que se normalizó todo más o menos y pude ir a Turquía.
-Y se le dio la posibilidad de llegar a otro país europeo.
Pasó que me hablaron de uno de los conocidos equipos de Ucrania, pero el director deportivo tenía miedo y le dijo a mi representante que yo no había jugado en Europa. Al final se dio lo de Turquía y creo que estuvo bien. El primer año fue perfecto, me tomé con más seriedad mi profesión y dije “tengo que hacer las cosas de manera diferente”. Y me llevé a un entrenador para poder estar físicamente mejor y me ayudó muchísimo, demasiado.
-En Turquía le tocó vivir un terremoto.
Eso fue en el segundo equipo. Decidí ir a Gaziantep y ahí fue el terremoto. Murió demasiada gente. Fue difícil. Nuestra vida estaba súper bien ahí, pero gracias a Dios no nos pasó nada. La casa tuvo daños, pero no estructurales, como que se le cayera una muralla o parte del techo, nada de eso, solamente esas grietas normales que se hacen. Pero el sismo y el terremoto fueron muy fuertes. Teníamos en nuestra cabeza reaccionar por lo del terremoto de 2010 en Chile. Entonces fue sumamente rápido. Me acuerdo que estaba lesionado del cuádriceps, desgarrado, y no sé cómo me paré en tres segundos. Voy a la habitación de mi hija, la tomó del brazo, la saqué y nos pusimos en el umbral de la puerta, los cuatro abrazados ahí para que parara. Pero no paraba.
-Tremendo susto...
Tocaba rezar nomás en ese momento. Estábamos en el segundo piso y no sabíamos si iba a aguantar. Yo pensaba que se nos iba a caer la casa encima, y al final resistió bien. Después, incluso, hubo un segundo terremoto, pero para nosotros fue como una réplica y ahí es donde murió mucha gente también. Nos enteramos por amigos turcos que teníamos ahí, que se cayeron edificios. Después, con el segundo sí fue demasiado doloroso porque murieron niños que iban al colegio de mi hija. Turquía se unió mucho. Hicieron como un tipo de Teletón, pero del terremoto, juntaron muchísimo dinero y se unieron como los chilenos se unen en circunstancias así.

Volver a Chile
-¿Qué es lo que viene? ¿Sigue en Europa o le gustaría volver a Chile?
Mira, siendo totalmente sincero, yo quería quedarme acá (Apollon Limassol de Chipre). Llegué hasta la última negociación con el equipo, porque ellos también querían que siguiera. Hace una semana tomamos caminos diferentes con el equipo. Lo que he hablado con mi representante, lo ideal es buscar algo más por acá, intentar quizás lo último.
-A principio de año se habló de su posible llegada a Colo Colo, ¿qué tan cierto fue?
Sí, se habló y acá me hablaron del club. Mi representante no me llamó ni me dijo que Colo Colo estaba interesado. Fue una noticia que metieron por ahí y se difundió, hasta llegar acá. No estaba al tanto. Para mí fue algo que metieron sin fundamento.
-¿No le llegó ninguna llamada de Colo Colo?
No, nada.
-¿Y si ahora lo llaman?
Hay que pensar (risas). Chile siempre es bienvenido, allá está la familia, así que siempre.
-¿Le gustaría terminar la carrera en Chile y jugar en uno de los grandes?
Sí, lo he pensado. Incluso, quizás por el hate, puede llegar a ser un tema difícil, pero ya no me importa nada. Voy a hacer lo que sé hacer y disfrutar del fútbol hasta el último día que pueda.
-¿Alguna preferencia en caso de volver a Chile?
Por ahora ninguna, cuando chico sí, por algo me fui a probar a Colo Colo. Pero ahora estoy más por un tema de fútbol, de donde me llamen y sea conveniente. Voy a tomar la decisión en conjunto con la familia, si es viable ir. No tengo preferencia por ningunoy si llama Huachipato, también iría a Huachipato.