Pleno 2025 y la sociedad vive bajo condiciones bastante particulares. Una de ellas, la instantaneidad. Y claro, si vemos que hoy está todo al alcance de la mano, sobre todo en redes sociales, donde se aprecia cualquier lujo como algo alcanzable, sobre todo para los jugadores jóvenes del fútbol chileno, que sueñan con alcanzar el éxito y se desarrollan sin despegarse de estas aplicaciones.
Marcelo Contreras, representante y presidente hoy de la Asociación de Agentes del Fútbol Chileno, reflexiona junto a En Cancha Prime acerca de lo que él ve en el futbolista que se forja en nuestras tierras.
“Si tú comparas en cuanto a preparación al jugador europeo con uno chileno o latinoamericano, la diferencia es abismal. Pero abismal en serio”, dice de entrada, para luego profundizar en su análisis.
“Pienso que tiene que ver con un asunto generacional. El jugador joven que hoy crece con todo el abanico de consumo de información rápida, llámese Instagram o TikTok, quiere el resultado y el éxito deportivo rápido, sin estar dispuesto al sacrificio para lograrlo”, añade.
“Todos quieren vivir ahora ya lo que ven en las redes: los autos, las grandes casas, las bonitas vacaciones, pero el camino no están dispuestos, muchos de ellos, a recorrerlo. Hay excepciones, claro, pero la mayoría no tiene mucho enfoque, y hoy nos enfrentamos a un momento muy delicado. Sin ir más lejos, ha habido casos de jugadores que ya están rehusando incluso ir a la Selección Chilena y eso llama muchísimo la atención, cuando antes todos se mataban por estar allí”, asegura.
“El que firma su primer contrato profesional piensa que ya la hizo”

A ojos de Contreras si bien, como reza el dicho, “en todos lados se cuecen habas”, lo que ocurre en esta larga y angosta franja de tierra es preocupante.
“El tema es a nivel latinoamericano, pero en Chile yo lo digo con mucho dolor: la cosa es grave. Aquí el jugador que firma su primer contrato profesional a los 17 o 18 años piensa que ya la hizo, que ya está listo, y ahí se termina el sueño. Sonará exagerado, pero hay que saber guiar al jugador por el camino del dolor. Nosotros representamos al Gato (Francisco) Silva y se iba todos los días, desde los 12 a los 16 años, desde Quillota a San Carlos de Apoquindo. Es decir, esto es sacrificio, es ser hijo del rigor, y eso lamentablemente hoy se ha perdido”, señala.
Y cierra: “Los padres también tienen mucho que ver, tienen algo de culpa. Ellos buscan hoy cierta comodidad en sus hijos y que ojalá obtengan resultados rápido, sin tanto sacrificio. Nos hemos cruzado con un montón de casos donde los padres no quieren que sus hijos, por ejemplo, tengan que ir al gimnasio tres veces a la semana. Dicen no, es que tiene que tomar la micro, le queda muy lejos, que no sé qué... Se ha perdido esa capacidad de enfrentar el desafío como se debe. A mí me da pena, porque cada vez es más difícil en Chile encontrar a jóvenes que tengan hambre y que sus ganas por darlo todo sean coherentes con su sueño”.