La carrera profesional del exdelantero argentino Pablo Mouche (37) se extendió por 21 años y tuvo pasos importantes por su natal Argentina, Turquía, Brasil, Serbia, Paraguay, Uruguay y, por supuesto, el fútbol chileno.
Fue de 2019 a 2020 cuando el extremo trasandino defendió en nuestro país la camiseta de Colo Colo. Un periodo sumamente especial para Chile y el Mundo entero. Le tocó en carne propia vivir el estallido social y, también, la Pandemia por Covid; recuerdos imposibles de borrar sobre esos tiempos tan singulares.
Mouche sabe de equipos grandes. Estuvo en Boca Juniors, club del que se declara hincha y donde estuvo más tiempo (2007 a 2012), y también en gigantes del continente como Palmeiras, Olimpia y, aunque brevemente, San Lorenzo.
¿Cómo cabe entre esos equipos tan importantes otro grande como Colo Colo? Se lo responde Pablo Mouche a En Cancha Prime: “Siempre digo que cada club grande es distinto. Tiene su gustito, tiene su historia, sus cosas lindas y, obviamente, algunas que no pueden ser de tu gusto. De los clubes grandes, me llevo siempre un gran recuerdo, de la gente que mueven en el país, la convocatoria, el reconocimiento que te da a nivel popular en la calle. En todas partes, te da un estatus enorme”.

Pablo Mouche y la química especial que generó en Colo Colo
-Se sentía entonces que estabas en un club importante...
Colo Colo es un club enorme, recontra popular. En cada rincón de cada ciudad que pisabas había gente visitándote en el hotel, en el aeropuerto, en las calles, en el estadio ni hablar. Siempre marqué que, desde el primer momento, sin todavía haber demostrado nada, con la gente había pegado una química especial. Me brindaron muchísimo cariño y apoyo. Después, empecé con el pie derecho, porque en el debut pude hacer un muy lindo gol de tiro libre y tuve una muy buena actuación. Pero previo a eso yo ya sentía una química especial.
-¿Qué tan especial?
Puede ser que sea porque se asemeja en lo popular a Boca. Por el rango cultural de la gente de Colo Colo, tal vez, que se parece al hincha de Boca; así, popular, de barrio, de la garra, de lo que es luchar, nunca darse por vencido, llenar todas las canchas. Un equipo que está en todas partes, así que lo analicé y lo sentí por ese lado. Me llevé un gran recuerdo de la gente de Colo Colo… Lastimosamente, no me fui de la mejor manera, pero no por rendimiento ni culpa de la gente, sino que por una relación desgastada con Blanco y Negro.
-¿Por qué se fue desgastando esa relación?
Se fue desgastando en el último tiempo, post Pandemia, principalmente. Obviamente que eso ayudó mucho en este desgaste y desde el club hacia afuera se vio como un tironeo que no valía la pena, que para mí estuvo de más y que hizo que esa relación se alejara un poco.
-Sobre tu primera temporada en Colo Colo, fue un torneo en que terminaron segundos, detrás de Universidad Católica. Un campeonato truncado por el estallido social. ¿Cómo viviste algo tan atípico como eso?
Fue raro, muy difícil pasar esa situación. A nivel familiar, no tanto, ya que vivíamos en un lugar en que estábamos un poco alejados del real problema, de todo el desastre que pasó en el país. Pero, deportivamente, sí le afectó a todo el equipo. Y no porque se terminó siete fechas antes y no pudimos finalizar un torneo en que estábamos segundos detrás de Católica, sino que a nivel individual, por ejemplo, me cortó una racha de partidos espectacular, estaba demostrando un gran nivel esa temporada y que se termine siete fechas antes fue difícil. Entrenar sabiendo que no ibas a competir el fin de semana, que en cualquier momento se podía dar por terminado el torneo, que eran los rumores que se escuchaban en los pasillos. Otra semana más con la ilusión y la esperanza y al final se suspendía.
-Fueron momentos duros en Chile…
Era un clima de mucha ansiedad y nerviosismo y, como equipo, nos generaba un malestar y un fastidio importante. Al mismo tiempo, te ponías en la piel de la gente, de la sociedad chilena que lo estaba pasando muy mal y estábamos de acuerdo en que no se podía jugar. Pero, para nosotros como trabajadores y deportistas, era incómodo. Entonces, no podíamos hacer nuestro trabajo al ciento por ciento, pero al mismo tiempo bancábamos y le dábamos el aguante a la gente que lo estaba pasando mal.
-¿Cómo veías como extranjero lo que estaba pasando en Chile?
Obviamente, para mí no es la manera de luchar. Romper tu propio país, tu propia ciudad, cortar calles, pelearse con la policía, romper negocios o los trenes no es una buena forma de reclamar, pero el país la estaba pasando mal, uno se ponía en la piel de la gente que sí reclamaba de buena manera, pero era incómodo por no poder hacer nuestro trabajo.

En ayuda de su amigo Nicolás Blandi
-Nicolás Blandi contó que tú le abriste las puertas de tu casa en esa época. ¿Cómo fue eso?
Nico es un amigo. He compartido muchos momentos y años con él, desde sus comienzos en Boca, luego un periodo corto en San Lorenzo y después nos tocó este momento duro en Chile. Para él era la segunda vez que salía del país y le tocó vivir la Pandemia y, después, la separación. Entonces, me vi en una situación en que como amigo le tuve que abrir las puertas de mi casa, no había otra.
-¿Se acomodaron a la convivencia juntos?
Era raro y un poco incómodo, sí, porque yo estaba con mis dos hijos. El departamento era grande y todo, pero estábamos en una pandemia, donde íbamos a estar 24/7 todos encerrados y conviviendo todo el día. ¿Era difícil? Sí, pero la realidad es que como amigo y como ser humano, sabiendo la situación de él, que estaba solo y saliendo de una separación de pareja, mi corazón decía que tenía que venir a mi casa.
-¿Buenos recuerdos?
Los recuerdos son de haber compartido todo el día, del desayuno, al entrenamiento, la cena, mirar series juntos y cederle la habitación de mi hijo mayor para que pueda descansar tranquilo y poder entrenar al otro día. Hacer unas modificaciones para que todos nos pudiéramos sentir de la mejor manera y convivir. Lo volvería a hacer, aunque hayamos tenido diferencias cotidianas, porque Nico no tiene hijos, por ejemplo. Los que se ocupaban de la cocina eran mi mujer, que es una fenómeno en eso, y él, que le gusta ese tema y estaba acostumbrado de tantos años de vivir solo. Además, teníamos una chica que nos ayudaba. Yo lo único que hacía eran los mates en la mañana y los asados cuando se podía. La pasamos bastante bien, mejor de lo que se podía esperar...