Universidad Católica vive momentos sumamente especiales como institución. Más allá de cualquier consideración deportiva, el conjunto cruzado está de fiesta, debido a la reciente inauguración del Claro Arena, un recinto deportivo de primer nivel y que aporta una enormidad al medio futbolístico chileno.
Y la inauguración oficial del nuevo reducto fue una ocasión única e inolvidable para la rama femenina del club, que quedará en la historia por haber disputado el primer partido de fútbol profesional en el flamante recinto: ante Santiago Morning, por el Campeonato Nacional.
En la cancha estuvo Fernanda Ramírez (Santiago, 30 de agosto de 1992), la defensora central que arribó en esta temporada al equipo de la franja, para defender su quinta camiseta en el Futfem Nacional. La Patrona, quien ostenta cinco títulos de Primera División en Chile, llegó a sumar experiencia a un equipo que está en pleno desarrollo.
Del fútbol universitario de EE.UU. a los grandes de Chile
La extensa carrera de la futbolista incluye pasos por los tres grandes del Futfem nacional (Colo Colo, la U y Santiago Morning), además de Audax Italiano y tres años en Estados Unidos. Un periplo que desmenuza en detalle con En Cancha Prime: “Empecé jugando en el colegio y luego, arranqué practicando tarde en el fútbol. Y digo tarde porque hoy las niñas a los 10 años ya están entrenando. En ese tiempo, no había muchos lugares para jugar fútbol para mujeres. Ahí llegué a una escuela de la UC que estaba en Santa Rosa de Las Condes en ese tiempo y ahí ya entrené fútbol por primera vez. Pasaron algunos años y en mi adolescencia tuve algunas crisis existenciales, por decirlo de alguna manera, y lo dejé. En ese entonces, jugaba en Audax”.

-¿Qué pasó?
Por muchas razones, motivos personales del momento, del contexto, decidí no seguir jugando. Me salí totalmente de un día para otro de todo. Tenía como 16 o 17 años, De ahí, salí del colegio y me fui a estudiar (Educación Física) a Estados Unidos, con una beca deportiva. Ahora es súper común eso, pero en 2010, cuando yo lo hice, fui la segunda o tercera mujer que se iba para allá con beca. Jugué fútbol allá en el fútbol universitario y me mantuve jugando cuatro años. Cuando volví a Chile, en 2016, ya entendiendo cómo se movía el futbol femenino acá, quería jugar y volví a Audax una vez más. Ahí estuve me decidí y dije “sigo en esto”, porque tenía ya 25 años.
-¿Cómo era ese Audax Italiano que te encontraste al volver a Chile?
Las condiciones que teníamos en ese momento en Audax eran que nosotras teníamos que pagar una mensualidad para poder entrenar, para pagarle al cuerpo técnico, pagar la iluminación de la cancha en que se entrenaba, el Bicentenario de La Florida. Yo, a la par, trabajando, entrenando y compitiendo los fines de semana. Estuve dos años así y decidí seguir, siendo consciente de que no me estaba generando nada. Era difícil mantenerme, pero me voy a Santiago Morning, tocando puertas, porque nadie me conocía y la Paula (Navarro) me dice que hiciera la pretemporada con ellas, que verían qué onda. ‘Si nos gustas, te quedas y si no, no nomás’. Me preparé bien para llegar de manera óptima físicamente, me dejaron, pagaron mi pase a Audax y empecé una carrera un poco más profesional, teniendo ya 27 o 28 años.
-Tu paso por Estados Unidos tiene que haber sido fundamental en tu crecimiento deportivo. ¿Qué aprendiste allá?
Tengo los mejores recuerdos en el ámbito deportivo y cómo funciona el sistema universitario, con estudiantes deportistas, a quienes se les entregan todas las facilidades para que puedas competir, rendir, tanto en tu deporte, como a nivel académico. Todo está muy bien sincronizado y muy bien pensado para que funcione. Tu jornada de entrenamiento comienza a las 5 de la mañana, en pretemporada haces triple jornada y luego, cuando entras a clases, también tienes entrenamientos temprano, incluso antes, a las 4:30. Luego desayunas, te vas a clases, tienes tu día académico, en que las clases se acaban a las 3 de la tarde, y luego entrenas nuevamente.
-Esas rutinas de entrenamiento deben haberte servido para potenciarte físicamente, que es una de las características por las que destacas en el medio chileno…
Totalmente. Yo en Estados Unidos, por ejemplo, aprendí a entrenar en un gimnasio, porque acá eso hasta hace un par de años no se hacía. Tú entrenabas en cancha y se hacían trabajos con balón nada más. Allá aprendí a hacer, y estoy hablando de algo más técnico en la preparación física, una sentadilla como corresponde, movimientos con barra, movimientos olímpicos, cosas que hasta el día de hoy no se trabajan bien por acá. Entendí que la parte física era fundamental. Cuando se acababa la temporada de fútbol, después venía el off season, donde no teníamos competencia, y ahí era puro gimnasio, todos los días, en una preparación para la próxima temporada. Influyó esa preparación física, pero obviamente que eso tuve que mantenerlo acá. No era cosa de entrenar cuatro años en Estados Unidos y luego acá no hacer nada y mantenerme, pero entendí por qué ellas tienen una ventaja por sobre los otros países en el fútbol.
Un currículum de lujo...
-Aunque en el Futfem la definición de ‘equipo grande’ es bastante particular, es un hecho que defendiste la camiseta de los tres, Santiago Morning, Colo Colo y Universidad de Chile. Además, ahora estás en Católica, que también va bien. ¿Qué rescatas de cada uno?
A todos les tengo un cariño especial y diferente. En el Chago, siento que fue un salto para mi carrera profesional. Luego, estando en la U fue cuando llegué a la Selección y además en ese club firmé mi primer contrato. Después, en Colo Colo me consolidé y fueron bonitas temporadas. Ahora, en Católica, que si bien es un club que todavía no es grande, siento que vamos hacia allá. Todavía no estamos al nivel y no solo futbolístico, sino también en relación a cuánto apuesta la institución por la rama femenina, pero ahora vamos en crecimiento claramente.
-¿Crees que pronto será un equipo grande la UC?
Es un proyecto bonito el de la UC, en que apuesta por jugadoras jóvenes. Este año quiso reforzarse un poco más, para ser más competitiva y eso habla bien.
-Llegaste a una UC muy distinta a la que tradicionalmente se había visto en el Futfem de Chile. María José Urrutia comentaba el otro día que ella estuvo 13 años en el club y nunca jugó en el estadio central…
Se nota que hay un cambio. Imagínate que no llevo ni siquiera una temporada y ya me tocó jugar en el Claro Arena y jugadoras como la Cote, la Naty (Natalia) Campos, que estuvieron toda su vida en Católica, nunca les tocó jugar en el estadio. En ese sentido, tuve un poquito de suerte y el club va de menos a más; va en crecimiento, se están transmitiendo los partidos, deberíamos jugar todos los partidos en el Claro Arena y ojalá que lo que queda de esta temporada, el próximo año y de aquí en adelante, se juegue con público, para que la gente se vaya animando a apoyar no solo a los hombres. Eso sí siento que falta en Católica: los hinchas son muy del fútbol masculino, no así como lo que pasa en Colo Colo o en la U.

La inolvidable noche en el Claro Arena
-¿Cómo viviste ese primer partido oficial en el Claro Arena?
Imagínate que hasta jugadoras de otros equipos nos felicitaron por lo que pasó ese día contra el Chago. Lo declaré después del partido: jugando con público, con luces, en horario prime, el ambiente era espectacular… Todo fue inolvidable.
-¿Quedarán para siempre en la historia de Universidad Católica?
Creo que sí. Fue un partido de muchas emociones. Hay jugadoras que llevan años allí, que se formaron desde chicas. La Cata (Catalina Figueroa) llevaba diez años en el club y se fue recién, no alcanzó a jugar. Agustina (Heyermann), Vaitiare… Y salir así, con unas 5 mil personas, fue un momento muy especial y ojalá se repitan ese tipo de cosas.
-¿Y tu evaluación del estadio?
Está espectacular, nada qué decir. No hay ningún estadio acá en Chile que sea como ese. Los camarines, la cancha, aunque muchos critiquen que sea sintética, es buenísima, no hay nada que mejorarle. Obviamente que no es lo mismo que jugar en pasto, pero es de mucha calidad y, más encima, cuando se moja o con el rocío de la lluvia, el balón corre súper rápido.
-Es la nueva casa de Católica, tanto para los hombres como para las mujeres. Muy distinto a jugar en centros de entrenamiento como lo hacían antes, por cierto…
El partido ante Colo Colo (0-1, con gol en el último minuto) fue muy importante, porque quizás ellas pensaron que nos iban a ganar fácil, como ha sido la historia de la temporada con todos los equipos y nosotras queríamos imponer la localía, como diciendo “Hey, vienes a jugar acá y no va a ser tan fácil”. Y creo que lo logramos; fue un partido súper peleado, que pudo haber sido para cualquiera de los dos.

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La vida después del fútbol
-¿Hasta dónde te proyectas en el fútbol?
Mi sueño, aunque no sé si lo logro, es ir a un Mundial. Así que dos añitos, Brasil 2027, y de ahí me puedo retirar tranquila.
-¿Tienes pensado qué hacer después? Como profesora de educación física, puedes seguir ligada al fútbol…
Estoy en estos momentos terminando la carrera de técnico de fútbol en el INAF, me queda solo este semestre. Ya estoy trabajando en escuelas de fútbol, en la academia Fútbol 90, que es de María Francisca Mardones y Rocío Soto. Llevo desde diciembre del año pasado en eso. Me estoy metiendo de a poquito. Me gustaría seguir en eso; no creo que después de mi retiro me aleje mucho del fútbol.