El entrenador de Unión Calera, Martín Cicotello (44), conoce de cerca a Williams Alarcón, porque lo tuvo en su primer paso por el equipo cementero y coincidió su estadía con la partida del volante al fútbol argentino.
Cicotello sabe también las exigencias de la liga trasandina, donde ha dirigido y ha sido ayudante de técnicos de clubes de Primera. Por eso, su visión del trabajo de divisiones inferiores, donde Unión Calera suele ser empleado como un ejemplo deficiente, y su acervo de las características de la competencia de menores representan un aporte a una discusión necesaria en tiempos de tanta pobreza de ideas a nivel directivo.
-¿Cómo fue la experiencia de ser ayudante técnico de Frank Kudelka en Universidad de Chile?
Hoy en Calera tengo dos jugadores que en la U eran sparrings del primer equipo, Franco Lobos y Camilo Moya. Uno de mis roles en aquel cuerpo técnico era el de conectar con las inferiores, por lo que conocí el plan de desarrollo juvenil que tenía el club. Yo venía de ser coordinador de inferiores de Unión Santa Fe, me interesaba conocer cómo se manejaba este tema en Chile, sobre todo en una institución de prestigio como es la U. También destaco de ese paso el hecho de trabajar con jugadores como David Pizarro, Gonzalo Jara, Jean Beausejour, Mauricio Pinilla, Mati Rodríguez, Gustavo Lorenzetti, Johnny Herrera, que habían ganado muchas cosas y que mantenían un nivel de competitividad que a veces trato de trasladárselo a los jóvenes, porque eran jugadores que pese a haber ganado tanto, querían en ese momento seguir haciéndolo. Y lo otro fue saber o gestionar el nivel de presión en un club en que todos los domingos hay que rendir al máximo. Dejamos la creación de una secretaría técnica para el scout de jugadores, que tengo entendido todavía existe, junto a Manuel Mayo. La invitación de Kudelka a trabajar en la U es una de las cosas más positivas de mi carrera.

-A Calera le ha costado muchísimo formar jugadores. ¿Por lo que has visto, crees que ahora está en condiciones de cambiar esa tendencia?
A nosotros nos gusta trabajar con un grupo de sparrings. Del anterior paso en el que estuvimos al presente, hay cuatro de esos chicos en el plantel, uno de ellos firmó su primer contrato como profesional. Es algo histórico para el club. El coordinador de inferiores, Carlos Galdames, nos ha dicho que en estos años el club ha hecho cambios, se ha empezado a creer en la formación. Estamos a años luz de ser un club formador, pero por algo se empieza. Tenemos en Chile la regla de los minutos de juveniles, y qué mejor que cumplirla con un jugador de la propia institución. Es patrimonio puro. Tener hoy a Benjamín Astudillo, Felipe Figueroa, Joaquín Soto y Michael Maturana jugando en Primera división es una demostración que este camino se puede desarrollar.
La distancia sideral con Argentina en materia de fútbol joven
-Uno de los temas recurrentes en Chile es la mejoría que debe experimentar el fútbol joven en varias capas, infraestructura, acompañamiento, competencia. ¿Sientes que se dan muchas ventajas en Chile respecto de otros países?
Si lo comparo con el fútbol argentino, brasileño y uruguayo, podría ser que Chile esté dando ventajas. La competencia chilena debería dar un salto de calidad. Y para hacerlo, lo primero es la inversión que hagan los clubes. Definir qué parte de los ingresos va a ir al fútbol formativo, porque hay que brindar infraestructura, recursos humanos, captación de jugadores y un largo etcétera. Otra diferencia con Argentina es que allá hay una categoría por edad, es decir, muchos más jugadores, con 9 o 10 años de formación juvenil. En países que tienen menos densidad poblacional, quizás la competencia es menor al juntarse dos edades por categoría. El jugador argentino se forma en una metodología de entrenamiento muy avanzada, por algo el país se han transformado en un exportador de futbolistas. El nivel de minutaje en Argentina duplica o triplica al de países limítrofes. Ese es un dato que hay que revisar. En mi humilde análisis, creo que hay que poner categorías en lugar de sacar, y atraer al chico desde corta edad a que sepa que el fútbol es un deporte que lo puede beneficiar y que lo forme integralmente.
-¿No es un cambio superficial, claramente?
Hay que tomar una decisión, acompañadas de inversión y acción. No me animo a hacer un análisis tan profundo. Cuando las cosas se quieren cambiar, hay que hacerlo desde adentro. Que la misma Federación exija a los clubes tener un mínimo de requisitos para competir, por ejemplo, un equipo de profesionales multidisciplinario en las divisiones juveniles, canchas de entrenamiento. El futbolista chileno es requerido en Argentina, hoy hay jugadores en los equipo grandes del país y hay que aprovechar esos puntos de mercado que se han abierto.

Los futbolistas chilenos en la Liga Argentina
-¿Qué tiene el jugador chileno que le resulta atractivo al fútbol argentino?
El futbolista chileno siempre se ha destacado por su buena técnica, sus buenas capacidades para jugar de manera vistosa, hubo selecciones exitosas hace poco tiempo. No voy a descartar el factor económico. Un club argentino tiene hoy la posibilidad de contratar un extranjero con mayor facilidad que hace unos años. El futbolista chileno tiene algunos atributos, técnicos sobre todo, que pueden encajar con nuestra idiosincrasia a nivel de torneo. El chileno se ha empezado a adaptar a competir en otro contexto de manera más fácil, antes era menos común. Puedo comentar el caso que conozco bien de Williams Alarcón, quien se fue de Calera a Huracán y enseguida interpretó qué aspectos debería mejorar para competir y luego para llegar a uno de los clubes más grandes.
-¿Qué cambió Alarcón?
Cambió todo. Su forma física, su alimentación, su manera de entrenar. Él era un profesional ya en Calera, pero quizás eso para competir a alto nivel en Argentina no era suficiente. Tenía que elevarlo. Tuvo la mentalidad necesaria para poder hacerlo; acompañado también por (Rodrigo) Echeverría, el rendimiento también creció. La inteligencia que tuvo fue detectar enseguida esos elementos que le faltaban. Me acuerdo que a él le sorprendió, un poco advertido por nosotros, la intensidad de los entrenamientos, el agonismo del fútbol argentino. Alarcón pudo adaptarse. Hubo otros argentinos que estaban jugando acá que cuando volvieron a Argentina, les costó jugar.